Bahía Blanca | Jueves, 02 de mayo

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¿Cómo está posicionado el productor agropecuario respecto de los bienes que produce?

Tras una etapa de desfasaje iniciada en 2018, el período 2022-2023 permitió una recuperación (pero el péndulo es la constante).

Producción agropecuaria en el SOB. / Fotos: Rodrigo García-La Nueva.

Los vaivenes de la economía en la Argentina, afín a todos los sectores sin distinción de banderías, insumen una exigencia extra en el caso de los productores agropecuarios. Esto es así porque, además, colocan una inversión a cielo abierto que, para los tiempos que corren en modo variabilidad climática (el paso superior al cambio climático), les quita margen de maniobrabilidad.

Ahora bien. ¿Cómo les ha ido en este tiempo a los productores de nuestra región respecto de los bienes que producen? Una respuesta sobre el tema surge del trabajo de investigación realizado por María Soledad Carrasco, de la Estación Experimental Agropecuaria Bordenave y la Agencia de Extensión Bahía Blanca del INTA.

¿De qué se trata? En analizar (para comparar, en las últimas seis campañas) la capacidad de compra del grano (para el trigo en este caso) y de la carne (en novillo) respecto de mejoras e instalaciones en establecimientos rurales.

Carrasco, quien es licenciada en Administración, lo explica de esta manera: “La realidad es que hubo años en que la capacidad de compra del grano, como de la carne, acompañaron el incremento de precios de los bienes, pero luego llegó el desfasaje. En 2021, por ejemplo, no sólo el valor del novillo se estancó, sino que a su vez hubo suba de precios de algunos bienes que fueron muy significativos, como el rollo de alambre y los postes galvanizados. ¿Por qué? Sencillo: había, y hay, un faltante en el mercado; es decir, una cuestión de oferta y demanda”.

La situación es diferente respecto de otros bienes evaluados, que transitan un comportamiento más estable y acompañan, de alguna manera, el proceso inflacionario.

Lic. María Soledad Carrasco, de la Estación Experimental Agropecuaria Bordenave y la Agencia de Extensión Bahía Blanca del INTA.

“Vimos que, desde diciembre de 2018, el valor del novillo acompañó, en promedio, este incremento de precios. Pero en los años 2021 y 2022 se estancó, al punto de llegarse en sólo un año al doble de kilos de novillo para adquirir los mismos bienes. Para ese entonces el trigo se mantuvo un poco más estable”, añade la investigadora a La Nueva.

Pero, como nada es definitivo, la situación se revirtió en el último año porque el valor de los bienes evaluados en el informe fue del 280 %; el novillo superó el 400 % y el trigo, en tanto, quedó en el 210 %.

Tras varios años de atraso, en 2022 la hacienda en pie dio un salto representativo y redujo la brecha respecto de los costos de reparación e instalaciones en establecimientos rurales. (Nota: la realidad registra que, en estos mismos septiembre y octubre de 2023, los consumidores no convalidaron el notable incremento del precio en la góndola y, finalmente, se debió bajar en alrededor de un 25 %. Pero esta es otra historia).

Otro gráfico representativo en este sentido —para un período más prolongado— es el que calcula la variación de precios —en pesos— de instalaciones, maquinarias y productos desde diciembre de 2020 hasta el mismo mes del último año.

Así entonces, mientras el trigo creció el 900 % y el novillo el 976 %, mil metros de alambre de acero lo hicieron al 2.296 % (hoy cuestan 199.000 pesos) y una manga de madera reforzada ciega de metros de largo para ganadería vacuna al 1.910 % (hoy tiene un costo de más de 2,7 millones de pesos).

Unos 10 postes galvanizados crecieron al 1.620 %; un electrificador para alambrado, 1.614 %; un tanque australiano, 1.262 %; una tranquera, 1.221 %; un bebedero de chapa galvanizada, 1.196 % y un molino y torre de 8 pies, 954 %.

Se concluye que, en el sudoeste bonaerense, el incremento del precio promedio de mejoras e instalaciones rurales —desde el último mes de 2018 hasta este diciembre— aumentó 35 veces su valor, mientras que la carne subió 33 veces y el trigo se incrementó 24 ocasiones.

La pregunta es: ¿cómo será 2024 en este sentido? Impredecible para los productores agropecuarios (y para todos los argentinos, por qué no decirlo).

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