Bahía Blanca | Jueves, 02 de mayo

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La carne vacuna, la argentina más votada

En Anuga 2023, la exposición de alimentos más importante del mundo, el bife volvió a destacarse. El desafío aumenta: producir más para mercados exigentes en cuestiones de sustentabilidad.

La carne, en el plato servido en Colonia. / Fotos: Prensa IPCVA

Con no poca certeza se suele decir que no es tan difícil llegar, sino que más complejo es mantenerse (allá arriba). La consideración viene a cuento para la carne vacuna argentina, cuyas bondades la han convertido en un alimento único en la opinión de los paladares más exigentes del mundo.

Si se conviene en que se trata de la mejor de todas, la pregunta es: ¿se puede (y debe) hacer algo superior? La respuesta es sí, y eso lo saben los propios productores argentinos cada vez que salen a ofrecer el producto a nuevos mercados, o para consolidar los ya instalados.

Una secuencia semejante se apreció en la última edición de Anuga 2023, en la ciudad alemana de Colonia, donde el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina acompañó a 35 empresas del país para que muestren lo que hacen —y cómo lo hacen— de manera diferenciada para los clientes más exigentes.

En total, se cocinaron unos 700 kilos de bifes anchos y angostos, los que se sirvieron a más de 500 exportadores y sus clientes en las 37 mesas dispuestas en 850 metros cuadrados del estand del organismo mixto de difusión.

Se insiste: instalado definitivamente el bife como un corte icónico por las múltiples propiedades nutricionales varias veces explicitadas, la demanda de los mercados, especialmente los adheridos a la Unión Europea (UE), están enmarcados en la aprobación del Mecanismo de Ajuste de Carbono en Frontera, del 14 de julio de 2021, que promete gravar los bienes importados con alta huella ambiental.

Asimismo, está inmerso en los compromisos asumidos por los países de la Unión Europea para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 55 % al año 2030 (con base de 1990) para llegar a la carbono neutralidad en 2050.

En otras palabras, es necesario trabajar en metodologías comunes de balance y captura de carbono alineadas a certificaciones internacionales, bajo el apercibimiento de eventuales sanciones o, lo que es peor, que los mercados dejen de elegir a la Argentina como un proveedor confiable de productos alimenticios.

Méd. Vet. Jorge M. Grimberg, presidente del IPCVA.

El médico veterinario bahiense Jorge Mario Grimberg, presidente del IPCVA, lo explica de esta manera: “En el transcurso de las reuniones con embajadores de distintos países fueron recurrentes las preguntas respecto de la sustentabilidad de la producción. Nosotros les dimos las explicaciones respecto de las condiciones amigables de la carne argentina con el medio ambiente y, en especial, por el trabajo encarado para el tratamiento del carbono positivo. También se tocó el tema de la deforestación y cómo la Argentina enfrenta el tema”.

El Reino Unido y Alemania son los países que más pretenden saber detalles sobre el qué, quién, cuándo, dónde, cómo, por qué y para qué. Pero no quieren quedar afuera de las disposiciones locales y eventuales controles y pretenden trabajar junto a nuestro país en el seguimiento de los protocolos internacionales.

Un inicio de estas exigencias respecto de calidad quedó reflejada con la carne Angus Certificada, tal como lo explica el presidente de la Asociación que reúne a los criadores de la raza, el Ing. Alfonso Bustillo: “Vemos que la demanda es mayor y el mundo quiere saber de qué se trata cuando se refiere a los alimentos que consume. El único camino es la trazabilidad y la certificación para saber que un animal tiene un origen, un manejo adecuado y una determinada calidad de carne. En ese sentido, estamos sorprendidos con China, que empieza a ser un mercado que demanda Angus Certificada, que hoy lidera este segmento cuando hace cuatro años no existía”.

Los encuentros se sucedieron con intereses diferentes, ya que por un lado apareció un país como Méjico, con un manifiesto interés por empezar a importar cuanto antes y, por el otro, en una cuestión más relevante que la venta de un contenedor más o menos de carne vacuna (a esta altura, una trivialidad): la ausencia de los importadores israelíes, que representan a los principales compradores de carne kosher que se faena en nuestro país.

¿Los precios? Están dentro del mercado internacional. Es decir, no se pagan valores altos y se transita por debajo de los promedios.

Pueden mejorar? Es probable, más que nada por una demanda instalada que aparentemente no decaerá en los meses venideros. En tal aspecto, la presencia de China siempre es un respaldo para sostener los volúmenes exportables (y los ingresos de divisas para el país; impera decirlo).

El sector cárnico de exportación argentino sigue construyendo contra viento y marea (y sequía). Pero es aún bastante lo que hay que trabajar para seguir en la cúspide comentada al inicio, hoy expresada en lograr una sustentabilidad productiva que ratifique una excelencia reconocida en todos los ámbitos.

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