Carne: la cadena suma deterioro (y un asado cada vez más barato)
El escenario no podría ser más complejo para el producto icónico de la mesa de los argentinos.
Del Círculo de Periodistas Deportivos de Bahía Blanca. Trabajó en la revista Encestando (1985-2000). Actualmente, desde 1987 es redactor de la sección La Ciudad del diario La Nueva Provincia. Es periodista especializado en el sector agropecuario desde 2001. Miembro de la Asociación Bonaerense de Periodistas Agropecuarios (Abopa). Responsable página web de la Asociación de Ganaderos (AGA).
Ni aún que el precio del asado esté casi 15 puntos por debajo de la inflación (en la medición interanual) alcanza para que el consumo muestre niveles de crecimiento en nuestro país.
En un escenario de frágil deterioro de la demanda en el mercado interno, que no es sino como consecuencia del menor poder adquisitivo de la población y una actividad económica a que le cuesta reactivarse, se suma la caída de los precios de la exportación.
El precio real está en caída desde el mes de abril y eso, en forma sencilla, se puede percibir en las carnicerías de barrio, en las promociones de los supermercados o en importantes cadenas con góndolas cárnicas.
Para ponerle un número a la casa, de acuerdo con el Monitor Ganadero de este noviembre de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA), para octubre el asado mostró una suba nominal de precio del 4,2 %.
También que, en los últimos 12 meses, se incrementó 70,8 %. Es decir, por aquellos casi 15 puntos por detrás de los niveles inflacionarios (para el 85,5 % registrado por el Indec para el mismo período).
También se precisó que el asado perdió contra los incrementos de los precios del pollo y hasta del cerdo. La relación fue calculada de esta manera: en diciembre de 2021 con un kilo de asado se compraban 4 kilos de pollo o 1,5 kilos de pechito de cerdo. Para este octubre, con ese mismo corte vacuno, se llegó a 3 kilos de pollo o a 1,3 kilos de pechito.
Aún sin nombrarla, ya todos estamos al tanto del principal factor que está condicionando al campo desde hace —al menos— tres campañas pero que, ahora, ha mostrado un grado de agresividad sorprendente: la sequía.
Esta es una de las razones, acaso la más importante, del amesetamiento del precio de la carne en general, y del asado en particular. Es decir, como es muy difícil mantener a los animales en el campo en razón de los costos de la suplementación (las pasturas no abundan), finalmente terminan siendo enviados a faena al Mercado de Cañuelas.
Llamativamente, y hasta este octubre, en los datos de faena de los últimos dos meses no se habían registrado subas importantes en las remesas. Otro tanto sucedió con la liquidación de vientres. De todas maneras, en el actual contexto será muy difícil sostener estas variables.
¿Se recuperará el precio? No es tan sencillo saberlo. De hecho, en vísperas de las fiestas de fin de año la carne siempre ha actualizado valores atrasados pero, hasta el momento, no hay señales de una recuperación. Y mucho menos del 20 % tal como debiera ocurrir (léase no sucederá).
En caso de que la lluvia vuelva a ser una variante climática amigable para nuestro país, aun cuando las predicciones dan más continuidad de La Niña, hasta enero por lo menos, el otro período de corrección de precio se calcula para el mes de marzo, en coincidencia con el inicio de las clases. Ahora, si no cae agua desde el cielo, volvemos al punto 1: continuará el amesetamiento.
De acuerdo con la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes de la República Argentina (CICCRA), el consumo por habitante por año en el país fue de 47 kilos. El cálculo mide el consumo aparente —producción menos exportaciones—, sin distinguir entre mercadería almacenada en la cadena de valor y carne consumida efectivamente.
¿Es mucho? ¿Es poco? En relación al promedio de los últimos doce meses, el consumo per cápita disminuyó el 6 %.
Para la exportación el panorama no es mejor.
Una muestra clara de esta realidad, que además impacta de manera importante también en el fisco, se produce con los precios de la cuota Hilton: con los 9.000 dólares por tonelada se está exportando un 35 % por debajo del nivel de noviembre del año pasado.
Otro dato elocuente es que la mayoría de los cortes exportados a nuestro principal mercado, China, registran bajas en torno al 8 % mensual y 36 % interanual.
Una buena en esta coyuntura, también precisada por la FADA: la carne al mostrador se ha comportado un poco mejor que el precio de la hacienda en pie.
El encarecimiento relativo del mostrador respecto a la hacienda está así comparado: en este octubre un kilo de asado al mostrador compró 3,9 kilos de novillito en pie. La misma relación fue de 3,6 kilos para octubre de 2021.
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