Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Maquinaria agrícola: ¿por qué la sequía afectará la actualización de la tecnología?

Se prevé una caída del 20 % en los negocios para 2023. El fenómeno se suma a la falta de competitividad a la hora de exportar.

Cosecha de cultivos de fina en el SOB./ Fotos: Rodrigo García y Pablo Presti-La Nueva.

   El largo brazo de la sequía continúa extendiéndose a lo largo y ancho de nuestro país; ya nadie queda afuera.

   El sector de maquinaria agrícola, que venía mostrando un crecimiento sostenido en los últimos años a favor del notable aumento de las producciones agrícolas, o como consecuencia de ellas, así como por la constante pasión (por definirlo de alguna manera) de los productores por reinvertir y tener siempre los mejores fierros, concluye el año con una previsible caída. Mas: no avizora una mejoría de cara al inicio de 2023.

   En tal sentido, desde la Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores y otros equipamientos agrícolas e industriales (AFAT) se anunció que este 2022 tendrá una disminución en los negocios del orden del 20 %. También que algo parecido había sucedido en 2021 pero que, al no poder escindirse el tema de los vaivenes de la economía argentina, los números no llegan a generar drama.

   El reemplazo, y por ende modernización, de maquinaria de este año, que se extenderá vaya a saber uno hasta cuándo, pega de lleno respecto de una menor tecnología para afrontar una seca que no sólo impacta(rá) en la agricultura, sino en la ganadería (y por un período más prolongado). Esto es, el incremento de la producción está unido a la aplicación de la agricultura de precisión que, inevitablemente, requiere de la mayor actualización de los fierros para realizar los trabajos directos del campo (léase siembra, cosecha y demás).

   Otra herramienta vital en los negocios agropecuarios, el crédito, hoy se ve afectado por los altos niveles de inflación. Cuando hasta al año pasado las tasas anuales de la mayoría de las entidades bancarias (privadas y públicas) para acceder a maquinaria agrícola eran de alrededor del 35 %, hoy no bajan del 80 %.

   ¿Las importaciones? Si bien se han realizado presentaciones ante el Gobierno (como todos los sectores, más allá del campo) desde principio de año, en especial para el ingreso de piezas clave de ensamblado, en las últimas semanas la problemática parece estar regularizada. Para el caso de las importaciones de unidades armadas integralmente en otros países la cuestión es diferente.

   El panorama respecto de las exportaciones no es el mejor. En tal sentido, Gabriel Richiger, de la firma del mismo nombre y perteneciente a la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (CAFMA), le puso claridad a la coyuntura: “Nuestras máquinas son muy buenas, pero resultan caras. Tenemos un tipo de cambio con inflación en dólares; es decir, hoy el precio nos pega muy duro al momento de cerrar un negocio. Nosotros exportamos el 30 % de nuestra producción y ya tenemos gimnasia entrenada para planificar y cubrir los mercados de acuerdo a cada necesidad, pero lo que estamos pasando no es bueno. Somos líderes en el mundo y es importante continuar asistiendo e innovando, pero necesitamos instalar el precio que corresponde”. 

   Néstor Cestari, ex titular de la CAFMA, se permitió una proyección: “La idea es estar preparados para cuando llegue la época en que uno necesite más la exportación que en el día de hoy, donde tenemos un buen trabajo en el mercado interno”.

   Por otro lado está el impacto (negativo) sobre los empleos del sector.

   Una dimensión se puede apreciar sólo en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, que vendría a ser la zona núcleo de la metalmecánica. Allí se generan poco más de 50.000 puestos de trabajo directos en las casi 1.200 empresas registradas. ¿Cuán afectado se verá el sector? En las predicciones de los climatólogos, y en la naturaleza, está gran parte de la respuesta.

   Como se aprecia, y al margen de la maquinaria agrícola, ya no existe mucho margen para distinguir entre hijos o entenados en el sector agropecuario. Es decir, acá se trata de sortear el fenómeno climático de la mejor manera posible hasta que, un día, empiece a llover. Eso sucederá, seguramente; la única duda es saber cuándo.

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