Bahía Blanca | Domingo, 20 de julio

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Formación: conocer las diferencias

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Se suele decir que “fulano” es un especialista en tal o cual tema, siendo una característica de relevancia. En tiempos donde el conocimiento es accesible en varios formatos, quiero dedicar este espacio para contarles las diferencias existentes, puesto que, al momento de elegir un profesional, vale saber cómo son los diferentes recorridos académicos.

Generalmente, luego de finalizar estudios universitarios, donde se accede a títulos de grado, la actualidad demanda continuar con la formación que, si bien no es obligatoria, la competencia obliga a tener que acreditar saberes. Acá no hay grieta, hay pirámide: en la base se ubica lo más sencillo y la mayoría y en el extremo lo más difícil y trabajoso y la menor cantidad de personas.

El primer escalón es la “especialización” y es un programa educativo generalmente no mayor a 3 años, en el que se adquieren conocimientos específicos y sobre todo habilidades prácticas en un campo profesional concreto. Por ejemplo, quien se recibe de médico, luego emprende una especialización, pediatría, cardiología, traumatologías, entre otras. 

El especialista, se centra aspectos específicos de una disciplina, es decir que sabe sobre aquello en lo que se especializa.

Luego está la maestría o algunos también denominan “máster”. Este programa requiere una formación más detallada, más profunda respecto de la carrera de grado o de la especialización. Está diseñada de forma tal que quien la realiza adquiere mayor conocimiento y comprensión sobre una temática. Pasa a ser un experto en ciertos temas y también adquiere habilidades prácticas. 

Dependiendo las universidades y los programas algunas requieren la realización de una tesis o un trabajo de final de “máster”, generalmente demandan más tiempo que la especialización y el título es de magíster. En definitiva, una maestría ofrece mayor conocimiento que la especialización en líneas generales.

Luego está el doctorado, que es el nivel más alto dentro de la Educación Superior/Universitaria. La duración varía de acuerdo con el programa y la casa de altos estudios, pero en líneas generales conllevan entre 3 y 7 años.

Realizar un doctorado implica llevar a cabo una investigación, tener dominio teórico en extensión y en profundidad, aplicar variables, saber utilizar metodologías. La nota distintiva es que requiere la realización de una tesis que tiene como objetivo la contribución a la expansión del conocimiento.

Tanto la maestría como el doctorado, especialmente en este último, la realización de la tesis es como “el gran verdugo”, máxime cuando el profesional trabaja y no hay dedicación exclusiva a la investigación, con lo cual el objetivo de estudiar, aplicar metodologías, analizar y generar nuevos conocimientos para realizar un aporte genuino, es la tarea de mayor dificultad y exigencia.

Según las universidades los doctorados son ideales para quienes se quieren dedicar a la investigación científica, a la docencia universitaria y a organismos de gobierno especialmente con alto liderazgo (esto creo no aplica en Argentina, ja) 

También hay posdoctorado, posición de investigación temporal que sigue al doctorado y se centra en la profundización de conocimientos y la adquisición de experiencia en un área específica.

En definitiva, cuando alguien dice que es “especialista” hay que tener presente que, si de superación se trata, todavía le queda un largo y trabajoso camino por recorrer.