Bahía Blanca | Viernes, 07 de noviembre

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Riego en el SOB: ¿cuáles son los niveles de los acuíferos?

Los tres existentes —superficial, a 200 metros y profundo— suman cantidad y calidad. Pero impera conectar la extracción del agua con la necesidad de estudios científicos.

En la zona periserrana existe un acuífero con capacidad de almacenaje importante. / Fotos: Andrea Castaño-La Nueva.

Tres acuíferos con aportes relevantes en una cuestión crucial (provisión de agua en una zona de características árida y semiárida) circundan a la ciudad de Bahía Blanca.

En el caso puntual de las necesidades de riego —en sus diversas expresiones— para la producción agrícola, se trata de los ubicados a partir de la superficie, de los 200 metros y hasta el extremo de lo más profundo.

“La calidad es diferente en cada nivel, pero está claro de que se trata de acuíferos muy importantes”, dice el Dr. Claudio Lexow, licenciado en Ciencias Geológicas, investigador de desarrollo tecnológico y docente asociado de la cátedra de Geología Ambiental de la UNS, antes de detallar cada uno de ellos:

Freático: posee limitantes para el consumo humano (léase por la presencia de arsénico y flúor). Es agua bastante salobre y con una conductividad eléctrica que supera los 2,000 micrones por centímetro (que la hace no apta para consumo, aunque sí para otros usos).

Nivel de 200 metros: se utiliza para la industria. Aunque es salobre (incluso más que el freático), posee una salinidad más constante. Esto la hace adaptable a los sistemas de tratamiento de las plantas industriales para desalinizarla y, luego, utilizarla. Este nivel tiene una cantidad de agua interesante y es explotado por muchas empresas, clubes y piletas importantes de nuestra ciudad.

Profundo: este nivel tiene algunos puntos de surgencia natural donde, por ejemplo, la gente puede colectar agua. Es de excelente calidad en algunos puntos, como en Puerto Belgrano (a mucha profundidad, cerca de los 11 metros o, acaso, una cifra más profunda aún no especificada). Hay empresas del polo petroquímico que también tienen permitido el acceso a este acuífero.

Extra: en la zona periserrana —hacia las localidades de Cabildo y Tornquist— hay un acuífero con capacidad de almacenaje importante, donde se ha proyectado una alternativa de explotación complementaria para la población de Bahía Blanca (mediante perforaciones en la misma zona de Cabildo).

Todas estas cuestiones fueron (son) tomadas en cuenta a la hora de sumar una alternativa más al éxito del negocio agropecuario (también se incluye a las explotaciones ganaderas), pero aquí ineludiblemente debe aplicarse un axioma: la extracción de agua para riego agrícola tiene que ser posterior a estudios científicos que garanticen la sostenibilidad, sustentabilidad y viabilidad de las inversiones.

En este sentido, Lexow —en diálogo con La Nueva.— afirma: “Hoy, los propietarios de los campos están actuando con cautela y basamento científico. A diferencia de hace 40 años, cuando se instalaban equipos de bombeo sin depender de la naturaleza de su terreno, actualmente existen organismos de control, como la Autoridad del Agua, que exigen contar con estudios que respalden y justifiquen la inversión para acceder, eventualmente incluso, a determinadas líneas de crédito”.

Dr. Claudio Lexow, investigador de la UNS.

También sostiene que el riego se expande y aporta rédito económico, tanto en la zona noreste de la Comarca Serrana como en el resto del sudoeste bonaerense.

“Se trata de una inversión en un estudio sencillo, y no invasivo, que es prácticamente insignificante en comparación con la inversión total. Estos análisis dan mucha seguridad para la planificación de la explotación de distintos lotes en el campo y, aunque tienen su margen de error al tratarse de sistemas de exploración superficiales, se convalidan luego con ensayos en el lugar”, describe.

De todos modos, el tema acuífero admite un asterisco al que Lexow alude: “Lo que debe manejarse con mucha cautela son los niveles de explotación que puedan afectar aquellos usos destinados al consumo humano, que son los que tienen prioridad. Si la explotación modifica o altera los movimientos y cantidades de agua para este tipo de consumo, debería existir intervención. Sin embargo, con los niveles actuales de explotación hoy no habría inconvenientes generalizados”.

Más allá de la aclaración, cierto es que hay preocupaciones en algunas localidades respecto de calidades y cantidades, usos y desusos (del agua) que, para poner negro sobre blanco, solo hay que considerar las investigaciones de organismos técnicos e instituciones científicas que trabajan sobre el tema. ¿Por qué? Por dos cuestiones: para llevar mayor tranquilidad a la población y, además, colaborar en la toma de decisiones correctas de las políticas públicas.

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