Los suelos que no miramos (¿se están agotando?)
Se concluye que el crecimiento de la agricultura y el aumento sostenido de los rendimientos aceleraron la extracción del potasio.
Periodista. Círculo de Periodistas Deportivos de Bahía Blanca. Fue redactor de la revista Encestando (1985-2000). Desde 1987 trabaja en el diario La Nueva Provincia (hoy La Nueva.). Pasó por las secciones Deportes, La Región y La Ciudad, donde se desempeña actualmente. Está especializado en periodismo agropecuario desde 2001. Miembro de la Asociación Bonaerense de Periodistas Agropecuarios. Responsable de las páginas webs de la Asociación de Ganaderos (AGA) y de Abopa.
Con la lupa puesta cada vez más en el suelo, reconocido definitivamente como la base para un manejo sustentable y sostenible en la producción de granos y, por ende, de alimentos, no menor es lo que sucede en los sistemas lecheros intensivos, donde las rotaciones generalmente incluyen una alta proporción de cultivos destinados a silo.
En tal sentido, Francisco Oliverio, asesor de la Fundación Producir Conservando y del Consorcio Regional de Experimentación Agropecuaria (CREA) Tambero Pehuajó, sostiene que el crecimiento de la agricultura y el aumento sostenido de los rendimientos han acelerado la extracción de potasio (K) del suelo (junto con otros nutrientes esenciales). Y que, históricamente, el balance de K ha sido negativo, ya que la extracción supera con creces la aplicación como fertilizante.
También dice que, aunque los suelos pampeanos todavía no presentan niveles críticos, la tendencia indica una marcada disminución en las últimas décadas. Y que para evitar llegar a un punto de deficiencia es fundamental realizar análisis de suelo que permitan conocer el estado real de los nutrientes disponibles.
En otras palabras, siempre se vuelve al análisis del suelo. En nuestro país, no pocos estudios han ratificado que sólo se estudia el 30 % de los territorios destinados a la agricultura, un dato que acentúa las brechas de rendimiento de los distintos cultivos en todas las regiones.
Oliverio amplía la mirada cuando sostiene: “Si bien el corte mecánico mejora la eficiencia de cosecha por unidad de superficie y permite aumentar la carga animal, también conlleva un problema clave. A diferencia del pastoreo directo, donde el ganado devuelve nutrientes al suelo a través de heces y orina, el pastoreo mecánico extrae los nutrientes sin reposición natural, dejando como única alternativa la fertilización química u orgánica (en alusión a los purines)”.
Otra cuestión a resolver es la incidencia del picado y del ensilado en la extracción de nutrientes.
“Cuando un cultivo es destinado a silo, la extracción de nutrientes se multiplica. No sólo se retira el grano, sino también la caña, las hojas y el marlo, que contienen altas concentraciones de potasio. El balance negativo es aún mayor cuando se comparan ambos sistemas de cosecha”, asegura el consultor, al tiempo que añade que, en un maíz picado para silo, la extracción de fósforo (P) y potasio (K) es un 77 % y un 490 % superior, respectivamente, en comparación con un maíz cosechado para grano.
“Dado el alto nivel de extracción, la aplicación de purines se vuelve una estrategia clave para lograr un balance más equilibrado, e incluso positivo, de P y K. Sin embargo, para maximizar su eficiencia, es esencial —indica— analizar su composición antes de la aplicación, asegurando que la cantidad aplicada sea la adecuada. Además del P y del K, los purines aportan nitrógeno y materias orgánicas, así como micronutrientes esenciales para la recuperación del suelo”.
Más allá de los precios actuales, respecto de los costos de nutrientes extraídos en un cultivo para silo, ya sea en el formato de dólares o por hectárea, Oliverio asegura que la realidad entrega una conclusión clara: “En los sistemas intensivos de producción lechera, donde la extracción de nutrientes es extremadamente alta, la reposición no puede ser una opción secundaria. Es imprescindible monitorear y ajustar la fertilización para evitar el agotamiento del suelo y garantizar la sustentabilidad del sistema a largo plazo”.
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