Caída del stock bovino en el país: tratado sobre algunas de las razones
Las 49,4 millones de cabezas actuales contrastan con las 59,8 M/C de 2007 y las 54,5 M/C de 1984, sólo por citar dos referencias.
Periodista. Círculo de Periodistas Deportivos de Bahía Blanca. Fue redactor de la revista Encestando (1985-2000). Desde 1987 trabaja en el diario La Nueva Provincia (hoy La Nueva.). Pasó por las secciones Deportes, La Región y La Ciudad, donde se desempeña actualmente. Está especializado en periodismo agropecuario desde 2001. Miembro de la Asociación Bonaerense de Periodistas Agropecuarios. Responsable de las páginas webs de la Asociación de Ganaderos (AGA) y de Abopa.
Ya desde la década del setenta, el número de cabezas de ganado bovino en la Argentina evidencia una importante disminución, un dato que, con el correr de los años, ha tenido picos de 54,5 millones de cabezas en 1984; 52,6 M/C en 1993; 48,8 M/C en 2001; 48,2 M/C en 2010; 52,6 M/C en 2016; 50,5 M/C en 2024 y las actuales 49,4 M/C.
En un contexto de acentuada demanda de alimentos, a partir de contar con un producto premium y de excelencia instalado en todo el mundo (léase la carne vacuna), la marca no deja de ser relevante.
Como no podría ser de otra manera, las razones de este fenómeno son múltiples. Van desde la baja rentabilidad que llevó a la liquidación de rodeos, a la expansión de la agricultura —a expensas de las tierras ganaderas, que antes eran mixtas— y al manejo de los animales en el campo, donde quedan expuestas cuestiones nutricionales que generan una menor producción y faena.
Sobre este tema puntual, el reconocido Méd. Vet. Arturo de la Mata, sostiene que, hoy, sólo el 50 % de los rodeos bovinos se maneja con prácticas de manejo: “Eso es como tener un tambo sin saber cuánta leche da cada vaca. Está claro que medir la preñez debería ser obligatorio en toda cría”.
En tal sentido, considera vitales cuestiones básicas como:
—Estacionamiento de servicios: hay que concentrar la época de reproducción para un mejor control.
—Diagnóstico de preñez: no sólo para saber cuántas vacas están preñadas, sino para identificar por qué algunas no conciben.
—Eliminación de vacas infértiles: si no se preñan, claramente deben salir del sistema.
“Los sistemas actuales nos están mostrando que el campo no puede sostener la carga de hacienda que pretendemos. Un ejemplo claro sucede en la provincia de La Pampa. En su momento llegó a tener 5 millones de cabezas y hoy posee apenas 3 millones. A pesar de contar con un plan sanitario exitoso, libre de enfermedades venéreas en razón de 10 años de revisaciones de toros, el porcentaje de extracción de terneros no ha mejorado. Esto evidencia de que el problema no es sanitario, sino de manejo y de nutrición. La ecuación es clara: si la carga se ajustara a entre 2 y 3 millones de cabezas, las vacas comerían mejor, se preñarían más y la producción sería más eficiente”, explica.
De la Mata —en diálogo con La Nueva.— alude al fenómeno denominado serrucho: “Mis clientes aplican las mismas técnicas desde hace 40 años y alcanzan tasas de preñez del 90-95 %. Pero si el promedio nacional es del 65 % significa que muchos productores apenas preñan el 30 % de sus vacas. Ese bajo porcentaje genera el llamado efecto serrucho, donde una vaca se preña un año sí y otro no, terminando por afectar la estabilidad del rodeo. Afortunadamente hay una lenta mejora a partir del cambio generacional, aunque lo que sigue siendo difícil de revertir es el avance de la agricultura más allá de una rentabilidad que, hoy, no es la de años anteriores”.
En base a este diagnóstico, De la Mata da lugar para el optimismo desde el punto de vista de la producción: “Estamos en un momento favorable dentro del ciclo ganadero. Hay más exportación, la demanda interna crece y, si tenemos políticas económicas claras que permanezcan en el tiempo, el sector puede despegar”.
Pero la innovación, aunque a cuentagotas, es la que promete hacer la diferencia (en la medida de que los ganaderos argentinos tomen real dimensión de su alcance). Un ejemplo concreto es la inseminación artificial. Actualmente, se inseminan unas 4 millones de vacas, lo que representa cerca del 15 % del país en razón de la aplicación a tiempo fijo (IATF). Esta tecnología, incluso, es una revolución: ha dinamizado la industria veterinaria, moviendo más de 250 millones de dólares y empleando a entre 3.500 y 4.000 veterinarios en todo el país.
“Hay un grupo de productores que trabaja muy bien y está a la vanguardia. Y hay otro segmento que, con el tiempo, se irá sumando. Por eso apuesto a que los jóvenes adoptarán esas prácticas y tecnologías y lograrán sacar todo el potencial que la ganadería argentina tiene para ofrecer”, concluye De la Mata, cuyo ámbito de trabajo se desarrolla en la provincia de La Pampa.
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