Stock vacuno: ¿se prolongará la caída en el corriente año?

Guillermo D. Rueda

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Periodista. Círculo de Periodistas Deportivos de Bahía Blanca. Fue redactor de la revista Encestando (1985-2000). Desde 1987 trabaja en el diario La Nueva Provincia (hoy La Nueva.). Pasó por las secciones Deportes, La Región y La Ciudad, donde se desempeña actualmente. Está especializado en periodismo agropecuario desde 2001. Miembro de la Asociación Bonaerense de Periodistas Agropecuarios. Responsable de las páginas webs de la Asociación de Ganaderos (AGA) y de Abopa.

En tiempos contemporáneos, el stock del rodeo vacuno en la Argentina llegó a los 58,8 millones de cabezas (Ejemplo: en 2007).

El dato fue una bisagra, ya que los tres años venideros —2008, 2009 y 2010— constituyeron una de las peores secuencias de sequía de la historia, visiblemente recordada en nuestra zona sur del sudoeste bonaerense donde, casi literalmente, dejó por llover.

Desde aquella referencia, la caída ha sido significativa (48,9 M/C en 2010), más allá de un eventual repunte —siempre relacionado a períodos de mayores precipitaciones— en el año 2018, cuando las existencias rondaron las 55,1 millones de cabezas.

Ahora, de acuerdo con el analista Andrés Costamagna, director de ganadosycarnes.com, el stock ganadero nacional prevé ubicarse entre las 51,3 y 51,6 millones de cabezas, lo que representante una caída de 1,45 M/C respecto del stock al 31 de diciembre de 2024.

Según la interpretación, la radiografía actual del sector es la siguiente:

—La caída del stock se da en el contexto de sequía e incertidumbre desde el punto de vista político, económico y financiero.

—La producción de carne 2025 caerá respecto de la producción del año previo, donde se reducirá de manera importante el número de cabezas faenadas (aunque habrá un leve repunte del peso medio res).

—La exportación tendrá menor participación en la distribución como destino de la producción argentina. Se estima que será del 25 % (cuando en el año 2024 fue por encima del 30 %).

—La escasez de oferta de producto —en un momento donde el consumo interno se recupera— será lo que sostendrá los precios (siempre y cuando la economía argentina se reactive y los salarios de los sectores público y privado recuperen competitividad frente a la inflación).

—Este año la ganadería estará por encima de la inflación (sólo porque habrá escasez en todos los rubros, tanto en la oferta de animales de reposición, como en la de ganado para faena).

La información compilada por Ganados y Carnes se elabora en base a la información pública existente y a las tendencias de los últimos años.

Costamagna lo explica de esta manera: “Como hicimos el año pasado, con el resultado de la primera vacunación contra la fiebre aftosa la probabilidad de estimación del stock final al 31 de diciembre es posible de obtener de manera anticipada. Cuando se publica el resultado de la segunda vacunación esto aún no ha sucedido y se ajusta mucho más la predicción. Y, en el ámbito de las predicciones y probabilidades, vemos que este indicador es un indicador fiable que nos permite tener una tendencia”.

El analista de mercados también afirma que la primera vacunación de aftosa en la Argentina refleja el 98 % del stock bovino argentino. Y aclaró: “Esto lo podemos hacer sólo desde el año 2020, cuando se unificaron las fechas entre la pampa húmeda y el resto del país, por lo que esta información tiene un desvío estándar todavía importante”.

También comenta que es posible que el stock final refleje un número mayor de vaquillonas, ya que muchas terminaron en faena. “En este sentido, un indicador atrasado es la participación de las hembras en la faena y su afectación sobre la productividad ganadera, con la IA a tiempo fijo y la mejora en la precocidad del rodeo argentino que, con menos hembras de reposición, la productividad de terneros/terneras no caiga. Esto lleva a que, hoy, la Argentina pueda sostener tasas de extracción del 27 %, cuando en el pasado con 25 % se habría producida una crisis productiva”.

El vaso medio lleno lo aprecia el consultor cuando asegura que un indicador confiable es que, al aumentar la participación de las hembras en la faena, el peso medio de la res cae y se necesitan más cabezas faenadas para producir la misma cantidad de carne.

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