Bahía Blanca | Martes, 24 de junio

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Agenda urgente: hay que alimentar al mundo (pero también al suelo)

Se parte de una realidad: los biológicos estimulan los diferentes procesos y, por lo tanto, mejoran la disponibilidad de nutrientes.

La necesidad de sumar biológicos a los sistemas productivos en el campo argentino no puede concretarse de cualquier manera y, por ende, el mayor desafío pasa por una capacitación permanente que mejore las variables productivas que —por el momento— limitan la calidad y los rindes en cultivos extensivos.

Una forma de resolver esta cuestión de manera directa la ofreció el Ing. Agr. Rodolfo Gil, especialista en estudios sobre suelo, quien pasó por el INTA y actualmente es director académico dentro del Sistema de Chacras de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid).

“Para alimentar al mundo primero hay que alimentar al suelo y allí la actividad microbiológica es fundamental. El suelo sostiene la vida y la biodiversidad, es reservorio de ADN y de carbono, filtro de contaminantes, sostiene la producción de alimentos y es ambiente físico y cultural de la humanidad”, sostuvo.

Fue su forma de explicar cómo se pueden detectar los problemas de estructura del suelo y, además, evitar las tareas agronómicas que perjudican la porosidad como, por ejemplo, el tránsito continuo de la maquinaria.

Lo hizo en el marco de EnBio 2025, la convocatoria que, realizada en la ciudad entrerriana de Victoria, movilizó a ingenieros agrónomos, ruralistas, empresarios, productores, técnicos, distribuidores y autoridades, todos ellos ávidos por el mejor aprendizaje en manos de especialistas (a partir de algo de cada vez mayor aceptación en el ambiente).

Ing. Agr. Rodolfo Gil, de Aapresid.

Otro reconocido experto, como el Dr. Gustavo González Anta, de Indrasa, dijo que los biológicos actúan estimulando los diferentes procesos y, por lo tanto, mejoran la disponibilidad de nutrientes.

También que es clave optimizar su absorción e incrementar la tolerancia a estreses abióticos. Y lo detalló de la siguiente manera: “Entre los tipos de biológicos que ofrecen resultados contundentes se encuentran los ácidos húmicos y fúlvicos que incrementen el crecimiento vegetal, especialmente radicular, que mantienen y mejoran la estructura de los suelos e incrementan la actividad microbiótica”.

La cita realizada en la provincia de Entre Ríos incluyó recorridas a campo con presentaciones de ensayos con cultivos de soja y de maíz, en este caso realizados por el Ing. Agr. Adrián Mitidieri, titular de Agrodesarrollos, con una alternativa productiva que sigue sumando adeptos y ya ha superado las 30.000 hectáreas en todo el país (10.000 de ellos en la provincia de Córdoba): el riego por goteo subterráneo.

Según se indicó desde la organización, unas diez estaciones presentaron resultados a campo y datos concretos que pudieron comprobarse cuando se desplantaba la soja —o el maíz— para comparar el desarrollo radicular o la cantidad de vainas, así como la sanidad y desarrollo de las plantas (siempre comparando tratados contra testigos sin tratar).

Esta modalidad permitió a los participantes de la recorrida observar el funcionamiento de las diferentes cepas de hongos, bacterias, polifenoles, algas marinas y otras sustancias.

EnBio 2025 se realizó en la ciudad entrerriana de Victoria.

Por otra parte, se indicó que se presentaron estrategias de aplicaciones selectivas —y localizadas— que reducen el uso de herbicidas en un importante porcentaje, así como los sistemas de riego por goteo subterráneo para soja y maíz, mencionándose todas las ventajas que conlleva su utilización ante la presencia de precipitaciones cada vez más erráticas.

Como no podía ser otra manera, Luis G. Wall, doctor en bioquímica de la Universidad de La Plata, investigador del Conicet, profesor de la Universidad Nacional de Quilmes y, acaso, uno de los principales investigadores sobre el tema, pasó por el encuentro para dejar su impronta.

Contó por qué se debe mantener activa la microbiología y de qué manera impacta en la capacidad de las plantas para captar nutrientes. “La biología del suelo es muy compleja, ya que intervienen millones de microorganismos y es un rompecabezas que conviene armar y mantener si queremos mejores resultados. Además, existen estudios, ya publicados, que indican que los alimentos que consumimos tienen mayor calidad y cantidad de probióticos si se los fertiliza con mayor actividad microbiológica respecto de una fertilización exclusivamente química”, aseguró el Dr. Wall.

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