¿Por qué la siembra directa no es la meta (sino el camino a la agricultura sustentable)?
La incidencia de los biológicos es cada vez más relevante en el manejo de suelos degradados.
Periodista. Círculo de Periodistas Deportivos de Bahía Blanca. Fue redactor de la revista Encestando (1985-2000). Desde 1987 trabaja en el diario La Nueva Provincia (hoy La Nueva.). Pasó por las secciones Deportes, La Región y La Ciudad, donde se desempeña actualmente. Está especializado en periodismo agropecuario desde 2001. Miembro de la Asociación Bonaerense de Periodistas Agropecuarios. Responsable de las páginas webs de la Asociación de Ganaderos (AGA) y de Abopa.
Más allá del dato duro que poco más del 30 % del territorio productivo de la Argentina se analiza en profundidad, no son pocos los estudios que insisten con una importante caída de irrigación del suelo, en una merma de la fertilidad y en la escasa aplicación de biológicos.
Una visión diferente en este sentido a partir de corregir aspectos vitales de la siembra directa (sin dejar de hacer siembra directa) la brinda el Ing. Agr. Rodolfo Gil, director académico del Sistema Chacras de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid).
“En muchos campos observamos que los suelos están compactados y, además, la estructura se encuentra dañada. Ahora, si hago rotaciones de cultivos y mejoro la actividad biológica la infiltración aumenta de forma exponencial”, sostiene.
También dice que el suelo es un reservorio de materia orgánica que depende de su estructura y que eso depende de la temperatura y la oferta de agua, así como la cantidad de carbono se relaciona con la materia orgánica con que se pueda contar.
¿Por qué pasa esto? Se entiende que la compactación de los suelos se va generando con el repetido tránsito de las maquinarias, así como con la falta de rotaciones y por una visión (acotada) de la agronomía.
“Este proceso es muy perjudicial. Si queremos —proyectó Gil— deteriorar un suelo pasen con la maquinaria, eviten cobertura y hagan rotaciones con poco aporte de biomasa. Esa es la receta para perjudicar el suelo. Estamos haciendo una agricultura de tres cultivos con 10 bidones; año tras año. Me asusta recorrer los lotes y observar cada vez menos espacios sin huella”.
Estos son los argumentos para comenzar a introducir los cambios —léase sumar a la microbiología— que la agricultura exige para los tiempos que corren.
“La siembra directa no es la meta sino el camino a la agricultura sustentable. El aporte de los biológicos en el suelo tiene efectos indirectos positivos, ya que son bioestimulantes de los cultivos que se traducen en mejor salud del suelo y en una mejor capacidad productiva”, asegura el director académico del Sistema Chacras de Aapresid.
El debate va más de las recetas agronómicas en favor de un mejor medioambiente, como se verá.
“El medio ambiente y el suelo, pero también el bolsillo, son quienes nos agradecen la historia de años de no aplicar fósforo ni otros químicos. Usamos biológicos y la ecuación económica cambió a favor. Estamos invirtiendo menos y tenemos los mismos resultados”, explica el productor Mario De Pol, integrante del cluster del cultivo de alfalfa de la localidad de Hernando, en la provincia de Córdoba.
La agrupación posee unas 600.000 hectáreas implantadas que se destinan —en su mayoría— para henificación en rollo, megafardo y para el pastoreo directo que, además, tiene un interesante cupo de exportación a países limítrofes, a China, a los Emiratos Árabes Unidos y a Arabia Saudita. Referencia: sólo el mercado árabe demanda entre 80.000 y 100.000 toneladas anuales.
Del Pol comenta que entre las variables incorporadas está la aplicación de ácidos fúlvicos y húmicos al suelo, que mejoró de manera sustancial la estructura del suelo y de la fertilidad.
“En los biológicos la ecuación no es dos más dos —aclara— pero la experiencia nos dice que el suelo es un ser vivo y resulta clave para la ecuación productiva. Hace unos años desde una empresa, que ya no existe, nos decían que el suelo era como una maceta de arena y que toda la producción se lograba gracias a sus productos. Eso no es así: el suelo tiene ph, algas, hongos y microorganismos y menos remedios”.
El productor cordobés hace 11 años que produce alfalfa sobre alfalfa, pero admite: “Es algo que no está aconsejado, pero cuando uno se maneja con biológicos y nuevas estrategias y sustancias el suelo responde. Los ácidos desintoxican el suelo. No hay que mirar tanto los rindes como la rentabilidad. Es abismal la diferencia usando biológicos y menos químicos. Y, cuando el suelo se estabiliza, no hay ni trips, ni pulgón, ni isoca”.
Lejos está el debate de concluirse. Y seguirá en los distintos foros abiertos para este anunciado cambio de paradigma, como es el caso del encuentro nacional sobre producción de cultivos extensivos con biológicos y estrategias sustentables (Enbio), que se realizará —con acceso libre y gratuito— los venideros miércoles 19 y jueves 20 de febrero en la localidad entrerriana de Victoria. El objetivo es producir más y mejor; justamente, allí se encontrarán todos los actores comprometidos.
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