Bahía Blanca | Martes, 24 de junio

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¿Qué tienen en común los árboles y los forrajes (incluso en regiones semiáridas)?

Un estudio del INTA ratifica las bondades respecto del crecimiento de pasturas, conservación del agua y mejoramiento del suelo.
 

“Ante eventos de sequías, una mayor comprensión del efecto de los árboles en sistemas silvopastoriles permitirá gestionar y transformar los actuales formatos de producción ganadera para conseguir una mejor respuesta productiva”.

Quien así explica los cambios microambientales que los árboles proporcionan al suelo y, por ende, favorecen el crecimiento de las pasturas, incluso en condiciones de sequía, es el Dr. Pablo Luis Peri, investigador principal del Conicet; coordinador del Programa Nacional Forestal del INTA y especializado en fisiología, ecología y producción de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA).

Se trata de la conclusión de un estudio realizado por investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria en 13 provincias de la Argentina.

También se comprobó que las raíces de los árboles ayudan a mejorar la estructura del suelo y aumentan su capacidad para retener y conservar agua. Es decir, casi un traje a medida para nuestra región del sudoeste bonaerense.

Asimismo, Peri argumenta que los planteos silvopastoriles se caracterizan por combinar pasturas, árboles y animales en una misma unidad de superficie, lo que promueve interacciones que generan efectos positivos. Asimismo, que si bien la productividad de los sistemas silvopastoriles puede variar en forma significativa dependiendo de factores como el tipo de suelo, la especie de árbol y la intensidad de la sequía, en general, mostraron una mayor resiliencia ante eventos climáticos extremos (si se los compara con los sistemas tradicionales de pastoreo).

Peri lo describe de la siguiente manera: “Una mayor resistencia a la sequía de los sistemas productivos implicaría más producción forrajera y, por ende, una mayor producción de animal por unidad de superficie del campo”.

Según se concluye en el informe del INTA, frente a un contexto de aumento en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos (donde la región en general lo ratifica, más allá de Bahía Blanca en particular), los investigadores desarrollaron su trabajo en sitios que se distribuyen en un rango de precipitaciones media anual de 427 a 2.031 milímetros por año; así como de 5,9 a 22,5 grados centígrados de temperatura media anual.

En este sentido, los investigadores indicaron que la magnitud de la reducción relativa de la precipitación media anual histórica de cada sitio se ha ido modificando desde el 21 hasta el 55 %. Así lo describe Peri: “La producción de forraje varió según las categorías de aridez, de acuerdo con la intensidad de la sequía y el tipo de forraje, ya sea pastizal o pasturas, en tanto que, en sitios muy húmedos, la producción de forraje anual de los SSP, en años normales y en años secos, fue superior a las pasturas sin presencia de árboles”.

Dr. Pablo Luis Peri, investigador principal del Conicet.

Según ha destacado el INTA, la implementación de los sistemas silvopastoriles tomó relevancia en diferentes regiones del país, tanto en bosques nativos, principalmente en las regiones Patagónica y Chaqueña, así como en plantaciones forestales.

En los últimos 30 años, los productores ganaderos y forestales adoptaron los sistemas silvopastoriles debido a sus ventajas ambientales, económicas y sociales. Veamos algunas de ellas:

—Reducción de estrés calórico de los animales por efecto de la sombra de los árboles, protección de fuertes vientos y bajas temperaturas (principalmente en época de parición en la Patagonia).

—Obtención de madera.

—Incremento de la productividad forrajera y su concentración proteica.

—Reducción del efecto de las heladas.

—Disminución de los riesgos de incendio por el pastoreo.

—Reducción de sequías prolongadas sobre la pastura o el pastizal.

—Mejoramiento de la calidad del suelo.

—Reducción de la erosión.

—Una mayor biodiversidad en razón de la creación de hábitats adecuados para una mayor variedad de plantas y animales.

Las trece provincias del país, donde se evaluó la respuesta de la producción de forraje anual a la sequía en sistemas silvopastoriles implementados en bosques nativos y plantaciones forestales, fueron Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Chaco, Buenos Aires, Tucumán, Santiago del Estero, La Rioja, Córdoba, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.

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