Bahía Blanca | Domingo, 17 de agosto

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¿Soledad o extinción?

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Días pasados se conoció el informe sobre la crisis de la fecundidad publicado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas. El documento se titula “La verdadera crisis de fecundidad: alcanzar la libertad reproductiva en un mundo de cambios”, y se fundamenta en datos recogidos en 14 países y en investigaciones académicas. Revela la alarmante reducción de nacimientos; Argentina no está exenta.

Desde hace tiempo asistimos a cambios en las configuraciones familiares, y el modelo de la familia tradicional que se mantuvo hasta la mitad del siglo XX ha mutado hacia nuevas formas: ensambladas, madres que deciden tener hijos solas, matrimonio igualitario, por mencionar algunas. Pero acá el foco es otro y la pregunta es: ¿los hijos dejaron de ser el proyecto fundamental en la biografía de una persona o de una pareja?

Si bien desde hace unos años se habla de “rechazo a la maternidad” y aunque muy mal se lo atribuyen a los discursos feministas, de acuerdo con el informe citado el rechazo a la maternidad y a la paternidad, porque no es solo un tema de mujeres, tiene otras causas.

Lo que se advierte es que 1 de cada 5 personas desea tener un número determinado de hijos, pero el deseo se ve obstaculizado por una serie de barreras que conspiran contra la libertad reproductiva.

Los factores o barreras identificadas que impiden la concreción del deseo reproductivo tienen que ver con cuestiones estructurales: “las limitaciones económicas, la inseguridad laboral, el costo de la vivienda, motivos de salud, las inquietudes sobre el estado del mundo y la falta de una pareja adecuada.”

Pero no todas son malas noticias, puesto que, si bien la cantidad de nacimientos viene en baja, desde el 2014 al 2023 también hubo una baja del 60% en la fecundidad adolescente. La cifra tiene que ver con la Ley de Salud Sexual y Procreación Responsable y la posterior Ley de Educación Sexual tan cuestionada en el último tiempo.

Paralelamente se agrega lo que se conoce como “DINK” sigla en inglés que traducida significa “doble sueldo, ningún hijo” e involucra a aquellas parejas que postergan la maternidad y la paternidad porque priorizan el desarrollo de la profesión. No obstante, en Argentina, el doble sueldo es una necesidad “vital”.

Estudios revelan que en estos casos la realización no pasa por formar una familia tradicional, sino que todo gira alrededor de proyectos materiales y de placer. Las características que se advierten son: Individualismo, narcisismo, consumo hedonista, tecnologías, egocentrismo, inversión en lo estético, son “los cool”, las mascotas ocupan el lugar de los hijos y este grupo o segmento es mirado con sumo interés por un mercado que ve una ganancia.

Si bien algunos países han intentado intervenir aplicando una serie de incentivos para mejorar la situación no han obtenido buenos resultados, pues lo que se requiere en estos casos es invertir para revertir las barreras, es decir políticas de acceso a la vivienda, trabajo de calidad, accesos a los sistemas de salud y licencias familiares, entre otras.

Sin dudas hay un auge de lo que se denomina “utilitarismo pragmático” en el que bajo la premisa “para qué me sirve” todo se tamiza en pos de la inversión y el beneficio, y bajo estas condiciones estamos condenados a la soledad, ¿y a la extinción?.