Hambre oculta: ¿de qué manera se puede combatir desde la Argentina?
El país podría destacarse globalmente en la producción de granos que, necesariamente, tengan incorporados más minerales esenciales (léase biofortificados).
Periodista. Círculo de Periodistas Deportivos de Bahía Blanca. Fue redactor de la revista Encestando (1985-2000). Desde 1987 trabaja en el diario La Nueva Provincia (hoy La Nueva.). Pasó por las secciones Deportes, La Región y La Ciudad, donde se desempeña actualmente. Está especializado en periodismo agropecuario desde 2001. Miembro de la Asociación Bonaerense de Periodistas Agropecuarios. Responsable de las páginas webs de la Asociación de Ganaderos (AGA) y de Abopa.
El término tiene cada vez mayor aceptación en el planeta. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el hambre oculta es la deficiencia de micronutrientes que sucede cuando la dieta carece de vitaminas y minerales esenciales para la salud y el desarrollo adecuados; incluso, si se consumen suficientes alimentos calóricos. Esto puede provocar problemas de salud como fatiga y debilitamiento del sistema inmunológico (especialmente en niños).
La FAO es, acaso, el organismo más comprometido con el tema y promueve soluciones como la fortificación de alimentos, la suplementación y la educación nutricional para hacer frente a la problemática.
Como país generador de alimentos exportables hacia todo el mundo, la Argentina tiene mucho para decir. Una aproximación en este sentido se apreció recientemente con la visita de Dr. Ismail Cakmak, uno de los científicos más reconocidos en nutrición de cultivos a nivel mundial, quien fue invitado al país para disertar en un seminario sobre la cuestión organizado por la Facultad de Agronomía de la UBA y Fertilizar Asociación Civil.
“Está claro de que se puede comer bien y sentirse satisfecho pero, también, por dentro estar deficiente en nutrientes. Eso no se ve a simple vista, por eso se llama hambre oculta. De allí que (la) Argentina podría ser un primer ejemplo en el mundo en producir granos biofortificados, con más zinc y otros micronutrientes, para exportar a regiones con deficiencias y, al mismo tiempo, generar un diferencial de valor en el mercado”, sostuvo el investigador de la Universidad de Sabanci, ciudad de Estambul, en Turquía.
¿De qué se trata la biofortificación? Básicamente es mejorar cultivos para aumentar su valor nutricional. Más formal, desde la propia Fertilizar se sostiene que es una estrategia que, mediante el uso de fertilizantes minerales específicos, eleva el contenido de nutrientes esenciales en los granos mientras la planta está creciendo en el campo. Y que su objetivo es recuperar la ausencia de minerales como zinc, selenio, yodo o hierro que afecta —de manera silenciosa— la salud de 3.200 millones de personas en el mundo.
Con estudios bajo el brazo, el Dr. Cakmak advirtió que en la región pampeana los niveles de fósforo (P), azufre (S) y zinc (Zn) son bajos debido a balances de reposición negativos y que, además, los mapas de suelo más recientes muestran deficiencias incipientes de boro.
Lo explicó de esta manera: “Cada año se extraen más nutrientes de los que se reponen; eso empobrece los suelos y, en consecuencia, los cultivos y los alimentos. Se sabe que una buena nutrición mineral ayuda a mitigar el impacto de factores de estrés como sequías, altas temperaturas o enfermedades. Ahora, si los suelos son pobres en minerales, los cultivos demuestran menor capacidad de tolerar el estrés, ya sea biótico causado por enfermedades y plagas, o abióticos como las sequías o las altas temperaturas”.
El experto se refirió, asimismo, a la relación entre la fertilización mineral y los productos biológicos, sobre los cuales concluyó: “No pueden reemplazar a la fertilización mineral. Definitivamente. Pero sí pueden complementarla y mejorar la disponibilidad y la movilidad de nutrientes en el suelo”.
Sobre esta cuestión admitió que las plantas necesitan cantidades que sólo se logran con minerales aplicados. Y que la acción de los bioestimulantes se sinergiza con una adecuada provisión de nutrientes básicos (tales como el azufre o el potasio).
“El biológico puede ayudar a movilizar o solubilizar nutrientes, pero no a aportar la cantidad que la planta requiere. Ejemplo: una hoja que pesa 100 gramos necesita 3 gramos de potasio y 5 gramos de azufre. Entonces, ¿cómo se pueden sumar esos gramos con un producto biológico?”, se preguntó.
Volviendo a la biofortificación, puede concluirse que nuestro país tiene el potencial para aportar alimentos (o granos) con este diferencial demandado en todo el mundo. Es una oportunidad más que aparece en el horizonte.
OTROS TEMAS DE ESTA MISMA COLUMNA:
—Agricultura defensiva: un concepto que vuelve a abrir el debate
—Leche sin vacas: ¿revolución nutricional o ilusión biotecnológica?
—Arvejas y garbanzos en el SOB: algo más que una rotación para fijar nitrógeno al suelo
—Sorgo: ¿cuáles son las razones de la creciente demanda en el sudoeste bonaerense?
—El campo necesita una mirada de faros largos (incentivado por los DEX a la baja)
—El INTA que no miramos (y que necesitamos)
—Maquinaria agrícola: ¿se extenderá el repunte en las ventas?
—Regreso de los DEX: la región centro resignará alrededor de U$S 971 M
—Mercado lácteo: ¿cuáles son las razones del repunte de la actividad?
—El sector porcino redobla la apuesta: en 7 años quiere llegar a los 28,3 k/h/a
—Trigo: el paso de gigante que prometen los bioestimulantes
—Suelo, salud y alimentos: ¿cuál es el plan de la obra en el país?
—Carne vacuna: ¿cuáles son las oportunidades para producir en el país?
—Los suelos que no miramos (¿se están agotando?)
—¿Qué sector puede atraer inversiones por U$S 6.000 M en los próximos años?
—“El carbono es como el agua y el oxígeno. Sin él, no hay vida”
—De carne somos: prevén relevante subas en producción (y consumo) hacia 2033
—Pulverización: la eficiencia en las aplicaciones puede reducir el 80 % del uso del agua
—¿Qué tienen en común los árboles y los forrajes (incluso en regiones semiáridas)?
—¿Cuál es la situación del mercado de deuda para el campo argentino?
—Stock vacuno: ¿se prolongará la caída en el corriente año?
—Agenda urgente: hay que alimentar al mundo (pero también al suelo)
—¿Cuáles son los desafíos para la industria veterinaria nacional?
—La (debatida) trazabilidad electrónica deberá esperar hasta 2026
—Leche: las interferencias que impiden que la cadena cobre valor
—La producción aviar no para: 553 huevos por segundo en 2024
—Exportaciones agroindustriales: el desafío de superar el récord del 56 % (en volumen) de 2024
—Retenciones: del alivio del verano a la incertidumbre del invierno
—¿Por qué la siembra directa no es la meta (sino el camino a la agricultura sustentable)?
—La camioneta cuesta cada vez más toneladas (para el productor)
—Inédito: baja el consumo de la carne vacuna y la culpa no la tiene el precio
—Ganadería: los precios son buenos, pero la rentabilidad aún no tracciona
ESCENARIO AGROPECUARIO 2024: EN ESTE LINK APARECEN TODAS LAS COLUMNAS DEL AÑO
ESCENARIO AGROPECUARIO 2023: EN ESTE LINK APARECEN TODAS LAS COLUMNAS DEL AÑO
ESCENARIO AGROPECUARIO 2022: EN ESTE LINK APARECEN TODAS LAS COLUMNAS DEL AÑO