Lo que faltaba: ratifican la tendencia a la baja del precio de la carne de exportación
El dato no es menor en un contexto de requerimiento de dólares. Lo bueno: la demanda se mantiene en alza.
Del Círculo de Periodistas Deportivos de Bahía Blanca. Trabajó en la revista Encestando (1985-2000). Actualmente, desde 1987 es redactor de la sección La Ciudad del diario La Nueva Provincia. Es periodista especializado en el sector agropecuario desde 2001. Miembro de la Asociación Bonaerense de Periodistas Agropecuarios (Abopa). Responsable página web de la Asociación de Ganaderos (AGA).
Una de cal y una de arena. Los precios de la carne vacuna argentina de exportación siguen sin acompañar una demanda (que sí se sostiene), así como comienzan a advertirse los frutos de la promoción —tras la exploración— de nuevos mercados.
En el actual (dramático) contexto de falta de dólares, en que una sequía histórica está privando de poco más de 20.000 millones de ingreso al Estado nacional (las consecuencias son apreciables en nuestra vida cotidiana), no parece que la situación tienda a mejorar en los meses venideros.
Veamos los datos crudos.
El precio promedio de carne bovina refrigerada y congelada exportada este marzo fue de 4.409 dólares por tonelada.
Lo bueno: el valor resulta superior, en el 7,6 %, al obtenido en febrero último. Lo malo: se trata de 23,5 % más bajo que el precio promedio del mismo mes de 2022, con una referencia de U$S 5.766 por tonelada.
Esa suba del 7,6 %, en realidad, es una ilusión ya que continúa una tendencia a la baja de los precios que no es nueva: empezó en mayo de 2022.
De acuerdo con el Consorcio de Exportadores de Carne Argentina ABC, los citados U$S 4.409 están US$ 1.900 (promedio por tonelada) por debajo de los máximos registrados en el mes de abril del último año.
La referencia para este marzo es de una exportación de 52.100 toneladas, en una equivalencia a 229,9 millones de dólares. Aquí queda expuesto el diferencial respecto del año 2022: se trata de un volumen exportado superior (1,5 %), pero en moneda constante es una caída del 22,4 %.
El acumulado del período enero-marzo del corriente año precisa que las ventas al exterior de carne bovina refrigerada y congelada resultaron cercanas a las 156.000 toneladas (peso producto); esto es, por 654,2 millones de dólares.
En el desglose para el mismo segmento, los volúmenes exportados son un 13,2 % superior respecto de 2022, aunque el valor obtenido es un 16,4 % inferior.
A esta altura vale la pena no soslayar el contexto.
Por un lado, y a los efectos de los ingresos finales para los ganaderos que exportan, hay que tener en cuenta que el tipo de cambio continúa atrasado, más allá de la brecha del 120 % que se evidenció este martes 25 con un dólar no oficial de 500 pesos (Banco Nación, $ 227,50).
Pero, también, hay que tener en cuenta que al valor de la carne vacuna se le debe descontar el 9 % en concepto de derechos de exportación (DEX).
La demanda sigue instalada desde que se consideró (casi) por terminada la pandemia por el COVID-19, que había modificado los circuitos y los mercados de todo el mundo, donde los alimentos jugaron (juegan) un rol clave.
Además, hubo otra circunstancia que se inició casi con la citada conclusión del coronavirus: la guerra entre la Federación Rusa y Ucrania. ¿Qué pasó? Se sumaron los costos de movilidad para el traslado de los productos y se redujo el poder de compra.
Desde el último cuatrimestre de 2022 se comenzó a observar una mejor situación económica en casi todo el mundo, en este caso demandante de alimentos de nuestro país, y se volvió al circuito virtuoso de compra de una carne vacuna única, no sólo para satisfacer a los mercados internos, sino por el regreso de una de las actividades más afectadas por la pandemia: el turismo (léase, más en detalle, también gastronomía).
Entre los demandantes, China está en un lugar cada vez más preponderante. Si en el año 2022 se quedó con 486.000 toneladas de las 890.000 totales exportadas (U$S 3.420 M) por la Argentina, hoy está muy por encima. Ejemplo: en los tres primeros meses del corriente año se llevó el 76,3 % de los cortes vacunos (y hasta los huesos). El país asiático terminó pagando casi U$S 4.000 por tonelada y así volvemos al desfasaje anterior: el promedio de 2022 fue de U$S 5.900 cada mil kilos.
Hay dos datos que mantienen la esperanza para seguir creciendo en cuanto a volumen.
No se detienen los embarques con certificación Kosher a Israel. En este marzo salieron 1.936 toneladas de carne enfriada y 2.000 toneladas de congelada. Con despachos totales de casi 4.000 Tns., el país se ha convertido —en el mes mencionado— en el segundo destino más importante detrás de China.
Por otro lado, se realizó el primer embarque con destino a México. Fueron 2,64 toneladas de carne bovina refrigerada por un valor de 32.000 dólares (U$S 12,1 mil PPT). Es algo más que un símbolo de lo que puede llegar a venir.
Es decir, la demanda está. Y va más allá de tratarse de un producto de excepción en todo el mundo. En tal caso, esa parte importa, pero para volver a mejores precios habrá que sentarse a esperar.
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