El terrible menosprecio
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En varias ocasiones, en esta columna, he hablado sobre las emociones básicas. Hoy me voy a detener en una que tiene efectos devastadores; lidiar con ella es todo un desafío, puesto que el desprecio es una emoción compleja que puede tener profundas consecuencias.
¿Desprecio, menosprecio, ninguneo, son sinónimos?
El desprecio se pone de manifiesto cuando una persona considera a otra como inferior o sin valor, y puede ser expresado a través de gestos, palabras o actitudes. Este sentimiento, en líneas generales, surge por razones tales como diferencias sociales, culturales, económicas o personales.
Según el psicólogo Paul Ekman, el desprecio es una de las siete emociones universales y se caracteriza por una expresión facial específica: una esquina de la boca levantada. Esta emoción puede ser utilizada para proteger la autoestima de una persona, al desvalorizar a otros para sentirse superior; a veces es entendido como una forma de defensa.
Según Susan Krauss Whitbourne, psicóloga, el desprecio, junto con la crítica constante, la actitud defensiva y la indiferencia emocional, son "los cuatro jinetes del apocalipsis" en las relaciones interpersonales.
También está presente en el ámbito laboral. Cuando la tarea es menospreciada, devaluada, ignorada, genera estrés y disminución de la productividad, ya que hay un aumento de la desmotivación y menos compromiso.
Segregar, excluir, ningunear, negar o como decía mi abuela “matar con la indiferencia” son conductas habituales en las que se pretende negar la existencia del otro. La frase habitual y letal es “vos no” y como gota o esquirla va lacerando poco a poco al destinatario.
Generalmente el ninguneo, el menosprecio implica restarle valor al otro hasta anularlo. “Vos no”, porque no valés, y si valés te restan valor, y esto aplica a relaciones, trabajos, invitaciones, y cuanto te imagines. La premisa es negarte, y en la mayoría de los casos a la “víctima” le sobran atributos y capacidades, es más, allí está el motivo del desprecio.
Culminar la jornada habiendo recibido cientos de mensajes de rechazo es quedar en un limbo y con la propia existencia negada; la misma crueldad psicológica reviste cuando es obturado el sentir producto del ninguneo emocional. Expertos aseguran que dichas conductas son una de las tantas formas de ejercer violencia, las consecuencias además de irreparables muchas veces son irreversibles.
Quien excluye y desvaloriza a alguien de forma recurrente evidentemente tiene problemas de inseguridad, autoestima, envidia; cada vez que ignora y se ensaña en no darle entidad al otro de forma sistemática deja en evidencia sus falencias. Lamentablemente, así como no registra a sus semejantes tampoco se cansa de hacer daño, su egocentrismo le impide que pueda evaluarse a sí mismo y reconocer sus falencias.
En estos casos, lo primero será admitir el menosprecio, luego asumir el dolor, no es recomendable la venganza, entender que hay lugares en los que es nocivo permanecer y por último comprender que el problema es del otro.