Bahía Blanca | Martes, 30 de abril

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Con la variabilidad económica no alcanza: ahora se suma el clima

Los fenómenos extremos se han consolidado en los últimos años. ¿Hay herramientas para atenuar las pérdidas millonarias de la producción a campo?

“Ya no hablamos de cambio climático; ahora nos referirnos a variabilidad climática. ¿De qué se trata? Son las perturbaciones de los componentes del clima durante determinados lapsos de tiempo y la velocidad a la que se producen estas fluctuaciones; es decir, la rapidez e intensidad a la que se evidencian cambios importantes en las variables meteorológicas, algo que se ha ido incrementando en décadas recientes”, explicó el Lic. Carlos Zotelo, climatólogo del Centro de Recursos Naturales Renovables de la Zona Semiárida (Cerzos) del Conicet, hace un par de años a La Nueva.

A la luz de los recientes casos respecto de fenómenos climáticos, incluido el trágico temporal del 16D en nuestra ciudad, viene a cuento seguir con la explicación: “Para entender la forma en que la variabilidad se vincula con los diversos componentes del sistema climático hay que analizarlos en forma individual, con la salvedad de que, en primer lugar, se debe considerar el aumento global de la temperatura y que, como todo sistema complejo, el climático se compone de una intrincada relación entre variables”.

También que: “En ese escenario tendremos mayor evaporación; más capacidad del aire de contener vapor de agua; más agua precipitable; mayor presión atmosférica, que se traducirá en centros de baja y alta presión más profundos y, por ende, intensidad del viento e, incluso, ciclones, huracanes o tornados más severos y tormentas más intensas”.

El prólogo es atinado. Cada vez más los productores siguen atentos a esta cuestión, ya que no es poca la inversión de altísimo riesgo (a cielo abierto) que realizan en el campo argentino más allá de todas las restantes variables económicas que aparecen año tras año, gobierno tras gobierno, todas ellas imposibles de pronosticar.

En tal sentido, el climático, el Dr. Guillermo García, líder del Área de Ambiente de la Unidad de Investigación y Desarrollo de CREA (Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola) expuso acerca del tema en la última edición de Expoagro junto a María Gabriela Marcora, meteoróloga y especialista en Agrometeorología; José Luis Estela, climatólogo especialista en eventos extremos y pronóstico climático; Luciano Vidal, investigador de aplicación científica con orientación en productos de sensoramiento remoto y al periodista Germán Tinari en la moderación.

“Es indudable que la variabilidad climática genera variabilidad productiva y, por ende, incertidumbre que hace más compleja la toma de decisiones del productor. Por lo tanto, de manera directa o indirecta es clave gestionar el riesgo climático, contemplando factores tales como la disponibilidad hídrica. Así como existen indicadores que permiten medir la situación y evolución económica y financiera de una empresa agropecuaria, también es posible contar con variables estandarizadas que posibiliten evaluar la gestión ambiental”, sostuvo García.

Tras la exposición sobre la generación informativa a partir de sensores remotos, tales como satélites y radares, y el desarrollo de pronósticos y tendencias previstas para las distintas estaciones, se coincidió en que la adaptación al nuevo clima, por decirlo de alguna manera, es una agenda viva para que el productor pueda atenuar eventuales pérdidas. Veamos de qué se trata:

—Disminuir la vulnerabilidad y/o aumentar la resiliencia del sistema (diversificación espacio-temporal de los cultivos, uso de sistemas de riego y drenaje donde sea factible y uso de cultivares mejorados).

—Transferir el riesgo financiero. (NdR: El seguro paramétrico, o seguro basado en índices, es una forma de transferencia de riesgos en la cual el monto de la indemnización a cargo de la aseguradora no depende del daño efectivamente causado al asegurado, sino de que se dispare, o no, un índice previamente establecido que debe guardar una estrecha correlación con el daño efectivamente acaecido).

—Reducir la incertidumbre utilizando la información climática, teniendo en cuenta el funcionamiento de los cultivos (léase fisiología).

Ahora bien, hay tres tipos de información climática que son útiles para reducir la incertidumbre.

—Climatología: condiciones con más posibilidades de ocurrir y rango de variabilidad. Esto permite cuantificar riesgos e interpretar pronósticos. Ejemplo: promedio y variabilidad de lluvias durante el ciclo del cultivo.

—Monitoreo: medir el estado actual del sistema para contextualizar pronósticos. Ejemplo: determinar la recarga hídrica del suelo.

—Pronósticos: anticipan una desviación respecto de las condiciones normales y son una tecnología de mediano plazo con cierta incertidumbre.

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