Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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La profe de El Nacional: "Siempre existió respeto, por mi puesto y por ser mujer"

Constanza Martínez tiene 27 años y lleva tres preparando físicamente a los equipos masculinos y femeninos del club.

Constanza, en su lugar de trabajo. Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

 

Por Fernando Rodríguez

Twitter: @rodriguezefe

Instagram: ferodriguez_

(Nota publicada en la edición impresa)

 

   Constanza cambió la tranquilidad de Coronel Dorrego por una vida más activa en Bahía. Era el precio de haber elegido para su futuro la carrera de Profesorado de Educación Física.

   El básquetbol, por entonces, se trataba para Constanza de uno más del abanico de deportes que había estudiado, hasta que surgió una posibilidad para trabajar en la escuelita del club La Falda.

   “Ahí me metí en el básquet. Después empecé a capacitarme más específicamente”, contó.

   Su vínculo con la actividad se fortaleció cuando se hizo cargo de la parte física en 9 de Julio, hasta que el grueso del femenino se mudó a Olimpo.

   Paralelamente, en El Nacional se produjo una vacante, para reemplazar al histórico Vicente Bognanni.

   “Tuve una entrevista con Juan (García) y resultó que era para trabajar con todas las categorías masculinas. Y, al tiempo, me ofreció Vivi (Albizu) sumarme con el femenino”, repasó.

   Ese combo la afianzó en la institución y hoy Constanza Martínez está cumpliendo su tercer año como preparadora física de todo el básquetbol -masculino y femenino-, en un hecho sin precedentes a nivel local, más allá de Bernardita Marcocci, quien fue asistente técnico de Andrés Iannamico en 9 de Julio.

   —¿Qué diferencia genera trabajar con planteles femeninos o masculinos?

   —Ese era mi temor, pero pasaba más por mis prejuicios que lo que en verdad fue después. Los jugadores me respetan, son muy atentos y están a disposición para ayudar con las pesas, el orden y demás.

   —¿Cómo es liderar a un grupo de hombres? Me dijeron que si tenés que ponerte firme lo hacés sin problemas.

   —Je. Soy una persona simpática, de sonreír, pero tengo mi carácter y eso me ayuda. Siempre existió respeto, por mi puesto y, también, por ser mujer. Tuve la suerte de empezar en El Nacional cuando estaban Lucas Chaves y David Pineda, que se comportaban como señores y me hicieron todo mucho más fácil. Sí es cierto que a veces aparece la chicana de “saltás como mujer” o cosas así, pero no pasa de la broma. Hablamos de todos los temas, siempre con educación.

   —¿Qué fuiste descubriendo del básquet?

   —Me encanta la unión y comunicación entre los jugadores. El básquet es un deporte limpio, honesto, de mucha adrenalina, hermoso...

   Constanza tiene 27 años y le faltan rendir algunos finales para recibirse.

   —¿Dónde radica la preparación según el deporte?

   —En la cantidad de jugadores que participan del juego, el tamaño de la cancha, la distancia que corren, el contacto que tienen, la saltabilidad, los tiempos de pausa... Para el básquet uno tiene que preparar jugadores que se destaquen en alta intensidad y se recuperen en corto tiempo.

   —¿A partir de qué edad al jugador se le empieza a sumar carga?

   —Primero tiene que manejar bien la técnica y después sí puede agregar peso. En Preinfantiles e Infantiles se apunta más a la postura, técnica y después sí se agrega el peso.

   —El profe, históricamente intentó llegarle al jugador desde el acercamiento, descomprimiendo la rigidez del técnico. ¿Sigue siendo así o de a poco el aspecto físico lo van incorporando naturalmente y es un hábito dentro de la preparación?

   —El jugador hoy está más mentalizado y sabe qué cosas lo van a favorecer y a ayudar a futuro. Hoy en día, el jugador no reniega tanto del trabajo físico, sabe que lo ayuda. De todas maneras, soy de preguntar y estar cerca en el día a día. Así permite que el jugador se abra y toque temas que no los habla con el entrenador. 

   —¿Qué devolución encontrás por parte del jugador?

   —Siempre está el que más le mete, viene media hora antes y también el que llega 15 minutos tarde a físico. Pero los grupos de varones son más de alentarse y preocuparse. Una diferencia es que el hombre no deja de entrenar por ver a la novia, en cambio, la mujer en ese sentido y en plena adolescencia es todo lo contrario.

   —¿Qué importancia tiene el vínculo del profe con el entrenador al momento de la planificación?

   —La comunicación es fundamental. Con Juan estamos atentos a cómo responde el jugador y lo vamos evaluando. Él es un entrenador muy presente. Y con el resto, se mide más por lo cotidiano, el contexto personal, el familiar...

   —¿Cuánto influye lo anímico para el trabajo físico?

   —Muchísimo. Cuando ves entrar al jugador, por su postura o la cabeza gacha te das cuenta que algo está pasando. Y ahí es donde me acerco y consulto, algo, porque con el entrenador y en cancha, ya no puede expresar.

   —¿Se nota la evolución o involución de un jugador según el trabajo que haya realizado?

   —Sí, se nota. Hoy en día hay muchos jugadores que no saben correr, no tienen técnica de carrera, se tropiezan...

   —Generalmente se vincula la parte física con la sobrecarga, el peso y el gimnasio, cuando, en realidad, hay mucho de motricidad y otros aspectos sumamente importantes, ¿no?

   —Los estímulos de la parte física siempre se reflejan a largo plazo. Y la hora de físico en el club no alcanza, hay que buscar el complemento en horario extra.

   —Por lo que ves y podés hablar con colegas, ¿cómo está conceptuada la parte física en los clubes de Bahía?

   —Cada vez más se va tomando conciencia, pero hay clubes que ni siquiera hay preparación física. No siempre se valora, pero tenemos un grupo de preparadores físicos acá en Bahía y siempre intentamos compartir nuestras realidades.

   —¿Se están viendo secuelas de la pandemia en los jugadores?

   —Se notó la vuelta a la cancha.

   —¿Se podrá recuperar o es tiempo perdido?

   —Para los que le dedicamos tiempo al zoom no fue tiempo perdido. De todas maneras, más bien se trató de mantener los niveles. De a poco están los jugadores están volviendo.

   Constanza Martínez llegó a Bahía para estudiar y hoy, ya establecida en El Nacional, tiene la posibilidad de dar clase de cómo preparar y acompañar el desarrollo físico de un basquetbolista. 

   Una verdadera afortunada.

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