Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

El sorpresivo regreso de Pepe Sánchez al básquetbol local

Un día como hoy, de 1995, el base apareció en cancha de 9 de Julio y entró para Bahiense del Norte, en un partido de juveniles. Venía de jugar su primera temporada de Liga Nacional. A futuro, ¿se dará el gusto de volver a jugar por los puntos? Pasen y vean...

Fotos: archivo-La Nueva y gentileza Carlos Jones.

 

Por Fernando Rodríguez / @rodriguezefe

 

   Cuando traspasó el portón de calle Charlone todos -o al menos los locales- le clavaron la mirada... Estaba vestido con el equipo de Bahiense del Norte.

   Esa tarde del sábado 24 de junio de 1995, los juveniles visitaban a 9 de Julio, por la fecha 12 y Pepe Sánchez aprovechó su regreso a la ciudad para jugar el primero de los dos partidos en la categoría, que serían los últimos que disputaría en el torneo local.

   Aún con Manu Ginóbili en el equipo, antes de emigrar a Andino de La Rioja (hasta ahí lideraba la tabla de goleadores, con 29 puntos por juego, incluidos 3,64 triples por partido) y Luis Decio como principales exponentes, Bahiense lógicamente se potenció en ese partido.

   Pepe venía de hacer su primera experiencia en la Liga Nacional jugando a gran nivel en Deportivo Roca y lo esperaba la Selección juvenil argentina, que se preparaba de cara al Mundial de Grecia.

   Como no podía ser de otra manera, el tricolor ganó, 94 a 76, y saltó al segundo lugar, detrás de Liniers, quien finalmente resultó campeón.

 

   El Chivo contaba en el plantel con (en la foto, arriba desde la izquierda) Facundo Brizuela, Federico Groppa, Federico Radavero (goleador del torneo, con 26,7 puntos por juego), Sebastián Crespo, Marcelo Allende (DT) y Gonzalo Valentini. Abajo: Gustavo Yuvel, Víctor Ceballos, Diego Kooistra y Fernando Larrañaga. Ausentes: Christian Fiore y Hernán Soria.

 

Lo que pasó

 

   En ese partido, Pepe convirtió 14 puntos, producto de 2 triples, 3 dobles y 2-4 en libres.

   Mientras que Manu clavó nada menos que ¡43 puntos!

El 24 de junio de 1995. Pepe, con su mano menos hábil, intenta sacarse de encima al recordado Fernando Colletta.

 

   En el local jugaron Julián Holgado (4 puntos), Germán Alonso (7), Fernando Colletta (23), Alejandro Chotard (22), Mauricio Spurio (10), Agustín Spurio (4), Fernando Scheinder y Gustavo Servidio (6).

   Mientras que Bahiense puso en cancha a Luis Decio (13), Pablo Romerniszyn (10), Emanuel Ginóbili (43), Juan Ignacio Sánchez (14), Julio Sestilli (9), Carlos Barneche, Javier Lenarduzzi (3), Pablo Dómina (2), Diego Guilligan, Luciano Concetti y Ariel Rodríguez.

   Los árbitros fueron Horacio Sedán  y Sergio Herrera

 

De ayer a hoy

 

   Después de aquellos dos partidos (el otro que disputó fue contra Estudiantes –triunfo 72 a 67 con 25 puntos de él-), Pepe estuvo una temporada de Liga en el albo y ya partió a Estados Unidos.

   A partir de ahí logró una exitosa carrera que, por esas vueltas de la vida, lo encontró en el final nuevamente jugando en “su equipo”: Bahía Basket.

Pepe disfruta y sufre desde afuera.

 

   De eso ya pasaron siete años. Aunque hoy se cumple un mes de una confesión de Pepe a “La Nueva” durante una entrevista por los 10 años de Bahía Basket.

   —Todo esto que hablaste fue desde tu lugar de presidente de Bahía Basket. ¿No te gustaría disfrutarlo desde el Pepe Sánchez jugador? Nunca dijiste que te retirabas...

   —Bueno... La verdad que últimamente entrené mucho.

   —¡Epa! ¡Me sorprendés! ¿Y?

   —Me siento cero kilómetro.

   —A los 43 años llevás una vida muy saludable, entrenás, cada vez estás más conectado al básquetbol y cuando diste un paso al costado fue, básicamente, porque lo decidió tu espalda. Insisto, ¿existe alguna posibilidad real de que vuelvas a disfrutar como jugador y por los puntos en el Dow Center?

   —Ehhh...

    —¡Dudaste! Es una señal...

    —Tengo muchas ganas de ver cómo es jugar después de ocho años... Es muy probable, je, je, je...

   Un mes después de que Pepe la dejara picando, la pregunta -insistente- fue inevitable:

   —¿Mantenés las ganas de volver? ¿Era realmente verdad el deseo que manifestaste?

   —Lo que me gustaría es estar en forma suficiente para poder entrenar con los chicos. Creo que eso puede ayudar a acelerar el proceso de aprendizaje de ellos, porque nosotros entrenamos desde la acción y no tanto desde el lenguaje. Además, para entender algunas cosas de cómo se juega hoy, me ayudaría mucho a mi también; si después puedo jugar un partido en algún torneo porque me siento bien, ¿por qué no...? A esta edad tengo todo permitido, ja, ja, ja...