Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Descubriendo lo que se persigue en Bahía Basket

Martín Luis, integrante del staff técnico, explicó qué buscan del jugador y cómo convivieron con tantas derrotas.

Martín Luis habló de lo que pretende el cuerpo técnico. Fotos: @Laligacontenidos y archivo-La Nueva.

 

Por Fernando Rodríguez

Twitter: @rodriguezefe

Instagram: ferodriguez_

(Nota publicada en la edición impresa)

 

   La segunda parte de una tan particular como atípica temporada cumplió Bahía Basket en la Liga Nacional, que se concentró nuevamente en Buenos Aires y ahora entró en otro breve receso.

   Un plantel sin jugadores mayores, plagado de jóvenes promesas que, en algunos casos se están convirtiendo en realidad.

   El camino es el elegido hace tiempo por la franquicia: desarrollar jugadores. A diferencia de otras temporadas, esta vez le falta quienes los potencien o respalden dentro de la cancha, desde la experiencia.

   Y, en el juego puntualmente, este plantel es competitivo lejos del cesto, aunque carece de uno o dos jugadores de talla para poder nivelar a determinados rivales cuando le llevan el juego a la pintura.

   Y eso se ve reflejado en las posiciones: último, con 3 victorias y 23 derrotas.

Una imagen que se repitió pocas veces.

 

   “Hoy por hoy, más que la propia estadística, miramos si durante el partido pudimos mantenernos en juego. Para nosotros, poder lograrlo es casi un triunfo”, apunta Martín Luis, el más experimentado del staff técnico.

   “También es un trabajo explicarles a los chicos, porque a nadie le gusta perder –reconoce-. No es lindo perder, no nos gusta, realmente nos gustaría ganar, pero tenemos que ser los primeros en comprender que si aprendemos a mantenernos en juego, muchas veces podemos terminar ganando”.

   —¿La acumulación de derrotas no afecta al desarrollo individual del jugador, inclusive, a veces, al punto de confundir libertad con no asumir responsabilidades?

   —Eso lo charlamos bastante. Nos convencimos de que, más allá que algunos chicos pueden confundir el camino y la libertad con libertinaje, los minutos que tienen, con errores y aciertos, terminan siendo más positivos que negativos. Hay equipos que tienen chicos con calidad, pero participan dos minutos y estando 20 puntos abajo o 20 arriba.

   —¿Cómo sobrellevaron tantas derrotas?

   —Cambiamos el foco en dos aspectos; primero, le buscamos la vuelta intentando ver cómo hacíamos para llegar a competir, sabiendo que muchas veces si se enfocan en ganar, tal vez jugadores tan jóvenes pueden llegar a confundirse. Y lo segundo que descubrimos, a partir de esto, fue que una de las cosas, entre comillas, que teníamos que reformular, era tratar de arrancar un poquito más de atrás hacia adelante. Veníamos de una ofensiva muy vertical, de ser agresivos y tomar mucha cantidad de tiros, pero con otra conformación de equipo. Y ahora estamos entendiendo que nuestra construcción tiene que tener más foco en tratar de hacerlo mucho mejor atrás, para tener más fluidez en ataque.

Laura Cors, Facundo Tabares y Martín Luis.

 

   —¿De qué manera se estimula al jugador para que aproveche el tiempo en cancha, sabiendo que el resultado final es casi inevitable?

   —Ahí aprovechamos al secretario técnico, Facundo Tabares, quien nos ayuda mucho con las estrategias que podemos utilizar con los chicos y aclarar esto a lo que te referís. ¿Cómo lo hacemos? Con videos uno por uno, con una charla de café cara a cara, con estadísticas... Es decir, con diferentes estrategias para reencaminarlos y que entiendan que otros chicos no tienen esa cantidad de minutos. Es verdad que después uno quiere una pelota o un tiro de más, o alguno un día se levanta sin ganas, eso lo asumimos y lo trabajamos; puede pasar por una cuestión pedagógica y psicológica propia de los 19 o 20 años.

   —Todo lleva tiempo.

   —Totalmente. Y es cruel. Porque el resultado se ve cuando los chicos, en algunos casos, ya no están en Bahía. Por eso es muy valioso el trabajo. Y eso se ve en el resultado. 

   —En todo este contexto, ¿el equipo fue perdiendo el hambre?

   —No sé si perdiendo el hambre. Lo que hacíamos mal  era porque teníamos el foco puesto en otra cosa, lo cual generaba alguna confusión. John (Lynch), Travis (Weatherington), Drew (Martin), Jamaal (Levy), Rafa (Paulichi) y Pedro (Ianguas) ya son parte del pasado. Ahora tenemos que reacomodarnos para ver cómo podemos competir con este equipo. 

Varios de los que ya no están.

 

   —¿Si bien el cuerpo técnico no decide, se habló de la posibilidad de reforzar el equipo con algún jugador de más talla o todo queda supeditado a la decisión de Pepe y la tranquilidad que puede transmitirles por encima del resultado?

   —Tal cual, es así. Tenemos entendido que no se va a sumar nadie, que va a seguir este equipo. Pero esa parte la maneja Pepe, nosotros la desconocemos y estamos más en el día a día. De todas maneras, si llega alguien, no nos modificaría lo que hacemos.

   —Pero está hablado las limitaciones que tienen como equipo.

   —Totalmente. Nosotros solamente hablamos del juego y de la parte emocional. Qué podemos mejorar, hablar con los chicos y mostrarles para que el juego sea mejor. Después, en el contexto, estamos exentos.

El mensaje escrito: subir el umbral... confiar en el proceso. 

 

   —¿Cómo fue el día a día en una estadía tan prolongada y mucho tiempo encerrados?

   —Dividimos las rutinas en los aspectos relacionados al juego, lo relacionado a los jugadores y la otra estrategia desde el entretenimiento. Por ejemplo, a la mañana tenían gimnasio o, sino, había video de juego y ellos mismo editaban sus propios partidos. Y después los mirábamos todos juntos. Si no era eso, se organizaba algún torneo de truco o playstation y, algún día les dimos totalmente libre, para que hicieran lo que quisieran, dentro de las posibilidades.

   —Alternativas para despejarse.

   —Exactamente. Por ejemplo, alguna vez nos volvimos de entrenamiento todos en bicicleta. Evitamos la rutina, para que no nos comiera la cabeza.

   Justamente, estar fuertes de la cabeza será determinante para lo que resta de la temporada. Este grupo de jóvenes, mientras se desarrolla, defiende la camiseta de Bahía Basket y convive, por ahora, con más derrotas que triunfos. Es parte del aprendizaje. Ojalá no lo naturalicen...

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