Bahía Blanca | Viernes, 14 de noviembre

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¿Qué saben y qué piensan los nuevos ingenieros sobre agronomía?

Tres egresados de la UNS coinciden en que la formación les proporcionó las herramientas necesarias, pero que la adaptación a los cambios tecnológicos y ambientales son cruciales.

Ignacio Larumbe (izq.), Ignacio Steinbach y Juan Segundo Leoz Espil, en un ícono del Departamento de Agronomía. / / Fotos: Rodrigo García-La Nueva.

Sustentabilidad. Habilidades blandas. Planificación estratégica. Agricultura regenerativa. Buenas prácticas ambientales. Sostenibilidad. Adaptación a los cambios tecnológicos.

Una imaginaria nube de palabras surge del diálogo con los flamantes ingenieros agrónomos Ignacio Larumbe, Facundo Andrés Steinbach y Juan Segundo Leoz Espil, quienes se ubican entre los cinco mejores promedios de la carrera (2024-2025) en la Universidad Nacional del Sur y coinciden en que la formación exigida por el Departamento de Agronomía les proporcionó las herramientas necesarias en un marco donde el aprendizaje práctico y la adaptación constante a los cambios tecnológicos y ambientales son cruciales.

El Ing. Larumbe —egresado en este abril con el tercer mejor promedio (7,93)— es oriundo de Coronel Suárez, trabaja como asistente de producción en una unidad operativa en la zona de Arrecifes, en el norte de la provincia de Buenos Aires. La compañía maneja unas 5.000 hectáreas, divididas entre agricultura (3.500 has.) y ganadería (las restantes). Allí destaca el fuerte enfoque hacia la sostenibilidad, en una tendencia que marca la dirección de la agricultura moderna.

Al referirse a la reconversión de las prácticas agrícolas, Larumbe enfatiza el compromiso ambiental: “La empresa apunta al cuidado del ambiente y está en un plan de agricultura regenerativa donde se le otorga mucha importancia a la huella de carbono y a las buenas prácticas agrícolas”.

También dijo que se siembra el 100 % con siembra directa, aunque reconoce que esto presenta desafíos constantes como, por ejemplo, el tema de resistencia de malezas.

El Ing. Steinbach egresó en noviembre de 2024 —con el quinto mejor promedio, 7,70— y actualmente se desempeña en la empresa familiar situada en Hilario Ascasubi, en una zona definida como cebollera y mixta en el área de bajo riego del Valle Bonaerense del río Colorado.

Este salto profesional implicó, para Steinbach, asumir responsabilidades administrativas, de planificación y de campo, enfrentando un importante salto generacional tras el fallecimiento de su abuelo. Así entonces, el manejo del personal resultó un reto inesperado: “Hay que aprender a desarrollar habilidades blandas, en especial cuando tenés gente a cargo con experiencia y demás”.

Ignacio Larumbe.

Las condiciones ambientales en esa zona árida del sur del SOB ponen condiciones: “Esto obliga a planificar de una forma mucho más estratégica, pensando o adaptándose a ciertos cambios, como las sequías, en los cuales aparecen años de 300 milímetros cuando la media es 450 mm. En esos tiempos bravos es difícil ser ingeniero agrónomo”, sonríe.

El Ing. Leoz Espil terminó la carrera en este mes de mayo —con el cuarto mejor promedio, 7,73— y llegó a la UNS desde Coronel Pringles. Para trabajar en una empresa enfocada en la agricultura, hoy se está trasladando a un enclave estratégico de la zona núcleo: Pergamino.

Facundo Andrés Steinbach.

Junto a Larumbe reflexionaron sobre cómo la formación universitaria los preparó para el ámbito laboral  a los fines de superar los temores iniciales. Confesaron que al principio se sale con miedo por no conseguir algo o por no sentirse preparados, pero que la práctica demuestra lo contrario.

“De a poco te vas dando cuenta que las herramientas están. Salí muy bien formado, pero lo cierto es que luego depende de uno también el saber utilizar todas esas enseñanzas” —dice Larumbe.

“Definitivamente, en la práctica me di cuenta de que estaba más preparado de lo que creía. Entiendo que es una profesión que siempre están surgiendo cosas nuevas, porque el cambio es constante, pero hay que estar abierto y no dejar de prepararse porque siempre aparece algo nuevo”, sostiene Leoz Espil.

Juan Segundo Leoz Espil.

Respecto de la ganadería, otro sector clave de desarrollo en la región, Larumbe y Steinbach coinciden en señalar la fortaleza actual. “La empresa donde trabajo está apostando bastante para mejorar e incorporando cada vez más técnica y tecnológica, algo que antes por ahí no se le daba tanta trascendencia”, señala Larumbe.

Acaso sin proponérselo, Leoz Espil concluye con un mensaje para los futuros estudiantes de agronomía: “El aprendizaje no es solo individual, sino que requiere asociarse y dialogar con los demás, porque esa es la forma de crecer y evolucionar”.

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