Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

Agregar a favoritos: cuando los vecinos eligieron las 7 Maravillas bahienses

A partir de un certamen internacional para definir las Nuevas Siete Maravillas del Mundo, alguien tuvo la idea de preguntar qué pasaría si se realizara una consulta similar a nivel local. A través de una encuesta realizada por el diario, miles de lectores definieron los siete lugares que rescatan el orgullo, el patrimonio y la identidad de Bahía.

La idea original surgió, como tantas otras, en alguna esquina de la antigua Grecia.

A partir de los relatos de numerosos autores, como Heródoto, Antípatro de Sidón o Filón de Bizancio, la cultura helénica comenzó a denominar como "Maravillas del Mundo" a los siete lugares más notables de la creación humana, de acuerdo con las descripciones y referencias de quienes habían viajado a tierras remotas.

Los Jardines Colgantes de Babilonia, el Coloso de Rodas, el Faro de Alejandría, la Estatua de Zeus en Olimpia, el Templo de Artemisa, la Gran Pirámide de Giza y el Mausoleo de Halicarnaso fueron los emplazamientos que los pensadores griegos consideraron como dignos de ser conocidos por toda la humanidad.

A comienzos del siglo XXI, sin embargo, de aquella selección original de lugares extraordinarios sólo quedaba en pie la pirámide egipcia. Pero la llegada del milenio fue la oportunidad que estaba esperando Bernard Weber -un suizo conocido por sus excentricidades como cineasta, museólogo y aviador- para concretar su viejo anhelo de armar un nuevo listado de maravillas modernas.

El bahiense al que le impidieron ser vicegobernador

 

A lo largo de seis años, su fundación New 7 Wonders impulsó una campaña internacional masiva, logrando la adhesión de más de cien millones de personas interesadas en la propuesta.

Luego de quedar definidas las reglas de la competencia, el sistema de votación y el listado definitivo de lugares elegidos como candidatos, la gente hizo su elección. Y así fue como el 7 de julio de 2007 se anunciaron los resultados oficiales del concurso, determinando cuáles eran las Nuevas Siete Maravillas.

La distinción quedó en manos de un listado de lugares realmente indiscutibles: el anfiteatro del Coliseo romano, la mezquita india del Taj Mahal, la estatua del Cristo Redentor en Río de Janeiro, la Gran Muralla china, el templo maya de Chichen-Itzá, las ruinas incaicas de Machu Picchu y el Palacio de Petra, en Jordania.

El éxito de la compulsa fue tan grande que Weber decidió redoblar la apuesta dos años más tarde, proponiendo la elección de las "Siete Maravillas Naturales del Mundo", es decir de aquellas creadas por la naturaleza, sin la menor intervención humana.

La nota de una revista bahiense que develó un misterio internacional

 

Por esos días, mientras la votación de los sitios preseleccionados encendía los motores de viejos orgullos nacionales en buena parte del mundo -incluida Argentina, por la presencia de las Cataratas del Iguazú entre las concursantes- un diálogo informal en la redacción de La Nueva Provincia derivó en una pregunta acerca de si esa clase de propuestas podía trasladarse a otro ámbito. A una ciudad, por ejemplo.

De ser así, ¿podría armarse una votación centrada únicamente en Bahía Blanca? Y si la respuesta fuera afirmativa, ¿cuáles serían las Siete Maravillas bahienses?

La idea rápidamente se convirtió en proyecto: se acordó el lanzamiento de una encuesta entre los lectores para que enviaran sus preferencias por correo electrónico. Cada interesado en participar podría votar por construcciones, espacios naturales o todo lo que consideraran que merecía la calificación de maravilla local.

El objetivo era que, al cabo de dos semanas, los vecinos eligieran cuáles eran, a su criterio, los lugares que, por su estética, tradición o valor simbólico, mejor representaban la belleza de la ciudad.

La cápsula del tiempo que permaneció oculta más de 80 años en Alem y Casanova

 

De la encuesta participaron también personas reconocidas, como el exbasquetbolista José “Pepe” Sánchez, la escultora Paula Di Canto, el exsecretario de Cultura, Ricardo Margo, y la periodista Andrea Romero, entre otros, quienes contaron sus preferencias acerca de los espacios arquitectónicos y naturales de Bahía, demostrando que había muchos lugares disponibles entre los cuales elegir.

En paralelo, los votos de los lectores se acumulaban en la bandeja de entrada de la cuenta laciudad@lanueva.com, no sólo para expresar sus elecciones personales a partir de la propuesta del diario, sino que también muchos aprovecharon el sondeo para cuestionar los aspectos más desagradables de la ciudad.

Se trataba, de algún modo, de otra versión del famoso "voto castigo", en la que aparecían mencionados -cuándo no- la contaminación del estuario, el caos vehicular, los baches, las calles de tierra, el servicio de colectivos, los problemas con la provisión de agua potable y los recurrentes cortes de luz.

Cuando finalmente llegó el tiempo del escrutinio, pronto quedó en claro quiénes se quedarían en los primeros lugares. El gran ganador -por llamarlo de alguna manera- resultó el Teatro Municipal, el notable espacio artístico inaugurado en 1913 por el que desfilan incesantemente bailarines, cantantes, actores y orquestas de todo el mundo.

De bandido rural a mito popular: Vairoleto, el Robin Hood de La Pampa

 

El resultado no sorprendió demasiado: la combinación entre la calidad arquitectónica del edificio, su entorno urbano inmediato y la permanente agenda de actividades culturales para todos los públicos representan un motivo de orgullo que trasciende largamente los límites bahienses.

El arte también fue decisivo en la elección de la segunda maravilla, que le correspondió al conjunto escultórico de mármol que incluye figuras talladas por la legendaria Dolores "Lola" Mora.

Su presencia, llena de romanticismo art nouveau, custodia desde 1978 la entrada principal del edificio de la Universidad Nacional del Sur (UNS), en Alem al 1200, como una síntesis perfecta de los valores que representa la casa de altos estudios.

El siguiente lugar del podio fue para otro clásico: el viejo Parque de Mayo -bautizado así en homenaje al primer centenario patrio-, considerado como el paseo obligado para muchos vecinos durante los fines de semana y también para casi todos los turistas.

Al maestro con cariño: el campeón bahiense que jugó al ajedrez con Humphrey Bogart y el Che Guevara

 

Abierto en 1906 como un proyecto de barrio-jardín, sus 60 hectáreas rodeadas de frondosa vegetación cobijan monumentos, fuentes de agua, un lago, un rosedal, canchas deportivas, espacios gastronómicos y hasta infinitas leyendas de fantasmas.

Por supuesto que los otros cuatro lugares también son imprescindibles en cualquier postal que se precie de ser enviada desde la ciudad.

La lista de elegidos se completó entonces con el Palacio Municipal de Alsina 65, el castillo de la ex usina eléctrica "General San Martín", en Ingeniero White, la estación de trenes Bahía Blanca Sud, sobre la avenida Cerri, y el imponente edificio del Banco de la Nación Argentina, frente a la Plaza Rivadavia, cerrando el círculo de las siete maravillas nativas.

Todo lo que usted siempre quiso saber sobre los intendentes bahienses y nunca se atrevió a preguntar

 

Por pocos votos quedaron fuera de los primeros lugares la Catedral de Nuestra Señora de la Merced, el Paseo de las Esculturas, el “Barrio inglés" de calle Brickman, la sede céntrica del Club Argentino, la Biblioteca "Bernardino Rivadavia", el Café-Museo Histórico y el mirador del barrio Palihue.

La selección final marcó, como una suave pendiente, hacia donde fluyeron las preferencias generales de los vecinos de entonces. No fueron casuales las reiteraciones de ciertos lugares al momento de la votación. En su mayoría eran -y aun lo son- verdaderos íconos bahienses, más allá de las lógicas disidencias.

Al publicarse los resultados, algunos lectores cuestionaron que no figuraran la Casa Coleman, los chalets de Villa Harding Green, el Teatro Rossini, el restaurante “Gambrinus”, el Museo de Arte Contemporáneo, el Estadio Casanova, el empedrado de la avenida Arias, o la Casa Pillado, situada en Alem y 19 de Mayo, que está inspirada en el estilo racionalista de Le Corbusier. Pero el resultado ya estaba definido.

El domingo que Fangio debutó como piloto en Benito Juárez

 

Visto el relevamiento a la distancia, se puede argumentar que, si a los resultados obtenidos se le suman los lugares que quedaron al margen, parece evidente que Bahía Blanca cuenta con maravillas diseminadas por todas partes, al menos en la percepción de sus vecinos.

Y de no ser así, entonces se podría afirmar que lo que hubo en juego durante la encuesta fue, en definitiva, la confirmación de una única maravilla, indiscutible e indestructible. El afecto de la gente por las calles, plazas, monumentos y barrios de la ciudad.

Un afecto tan grande que es capaz de ver la belleza eterna ahí nomás, a la vuelta de su casa.