Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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La nota de una revista bahiense que develó un misterio internacional

Un periodista del semanario "Paralelo 38", que se publicó en la ciudad entre 1964 y 1970, se encontró inesperadamente con el artífice de una de las fotos más famosas del siglo XX y decidió contar la historia detrás de una imagen que recorrió el mundo.

Dicen los viejos maestros del periodismo que los cronistas deben mantener encendida la alarma de la curiosidad en todo momento, ya que detrás de cualquier episodio cotidiano puede haber una buena historia agazapada, que sólo espera ser descubierta para que el mundo la conozca.

El consejo, sumamente útil para el oficio, fue comprobado en agosto de 1970 por uno de los redactores de la revista bahiense Paralelo 38, que se encontró “un poco por la casualidad, otro poco por la suerte” con Juan Craickik, por entonces jefe de los laboratorios porteños Taranto y Cía. SRL, minutos antes de que emprendiera el viaje de regreso a Buenos Aires.

En medio de una conversación que posiblemente giraba en círculos previsibles de cortesía profesional, Craickik reveló de manera inesperada que él era el artífice de una de las fotos más famosas de la segunda de la mitad del siglo XX: se refería al clásico retrato de la enfermera que, con el dedo índice de su mano izquierda sobre su boca, pide silencio a quienes transitan por los pasillos de los hospitales de todo el mundo.

Juan Craickik

“La idea nació visitando un hospital en Rosario, en 1953. La sala de espera se encontraba atestada de gente y una enfermera, de tanto en tanto, se veía obligada a pedir silencio. Yo creo que en ese instante surgió todo. Es decir, se me ocurrió que una fotografía mostrando a una enfermera en el típico gesto del silencio no necesitaba otra explicación para su entendimiento. Elevé la inquietud a los directivos de Taranto y, poco después, trabajábamos en el proyecto”, contó.

Según el relato del ejecutivo -que se reproduce en el número 321 de la revista, publicado el 5 de septiembre de 1970- se hizo una convocatoria a “un montón de modelos profesionales” para que se presentaran en el estudio fotográfico Graf & Kitzler, de avenida Callao al 400, con el objetivo de seleccionar a quien representaría la imagen buscada por el laboratorio para sus promociones publicitarias.

“Tras observarlas a todas y a cada una detenidamente, elegí a Muriel Mercedes Wabney (…) Es un rostro distinto, suave, armonioso, de mirada dulce... yo diría autoritariamente dulce, que se avenía perfectamente a la idea”, recordó Craickik.

“Fue toda una tarde en la que se tomaron distintas poses. Después revelamos los negativos y elegimos la que todo el mundo conoce”, agregó.

Hasta el momento de su publicación en Paralelo 38, la historia de la fotografía de la enfermera permanecía inédita, a pesar de que ya se habían distribuido gratuitamente más de 60 mil copias en centros de salud, consultorios y maternidades de América Latina, Estados Unidos y Europa.

Todos la conocían de vista, pero nadie se había preguntado quién era esa mujer joven, que imponía respeto con apenas un gesto y una mirada. De hecho, la mayoría de los argentinos creía que se trataba de una imagen de catálogo proveniente del exterior.

“Lo que ocurre es que todos los ejemplares impresos llevan en el vértice inferior izquierdo el logotipo de Taranto y una gran mayoría opta por recortar esa parte del retrato, perdiéndose así toda posibilidad de identificarlo como algo nacional”, explicó el empresario porteño.

Con la certeza de haberse topado con el principio de una buena nota, el periodista bahiense le solicitó a Craickik una copia de los negativos de la sesión de fotos para su publicación en la tapa de la revista, a la vez que decidió rastrear a la protagonista de la foto para completar la historia.

Muriel Mercedes Wabney

A través de una entrevista telefónica, Muriel Mercedes Wabney le reveló algunos detalles biográficos desde Buenos Aires: precisó que era modelo desde 1947, que estaba casada pero que no tenía hijos, que a lo largo de su carrera había desfilado para diseñadores y marcas como Harrod´s, Ducilo y Jean Cartier, que nunca había trabajado en televisión, y que, en ese momento, se desempeñaba como mannequin de tapados de piel.

-¿La gente la reconoce como la enfermera del silencio?

-Sí, algunos sí. Mi rostro no ha cambiado en estos 17 años.

-¿Qué siente cuando concurre a un hospital y se ve en la fotografía?

-Que el tiempo pasa. De todas maneras, una gran satisfacción.

El diálogo con la revista bahiense -breve, al menos en la transcripción publicada- es el único registro periodístico que se conoce de Wabney.

Wabney, la cuarta desde la izquierda, en 1961

Visto a la distancia, queda la sensación de que no buscaba fama ni reconocimiento por ese trabajo, sino que lo tomaba como un paso más en su larga trayectoria dentro del modelaje. Tenía perfectamente en claro que el objetivo publicitario de la empresa que la había contratado no sólo se había cumplido, sino que la buena recepción de la imagen había llevado su rostro a decenas de países como símbolo sanitario.

Sabía que era famosa pero al mismo tiempo anónima, y parecía sentirse cómoda en esa situación.

Más de cinco décadas después, aún integra el listado de las caras argentinas más conocidas en el planeta, junto a las de Lionel Messi, Diego Maradona, el Papa Francisco, Eva Perón, Ernesto Guevara y Jorge Luis Borges, entre otros. Pero pocos saben que el misterio de su nombre fue develado por una publicación de Bahía Blanca.

La tapa del Nº 321 de Paralelo 38

A pesar del valor del hallazgo periodístico, la historia de Paralelo 38 terminó nueve semanas más tarde de aquella nota.

El semanario, que había comenzado a publicarse en mayo de 1964 como un producto de La Nueva Provincia, salía al mercado los domingos por la mañana con un promedio de 40 páginas por edición que abarcaban informes y entrevistas sobre temas sociales, mediáticos y deportivos, intercalados con juegos, chimentos, historietas y cartas de lectores.

Tal como lo marcaba el pulso de la época, su estilo editorial buscaba atraer cada fin de semana a partir de una combinación de contenidos de alto impacto con entretenimiento.

Una baja en las ventas, sumado a que el propósito inicial de promocionar a las figuras de LU2 y Canal 9 ya estaba cumplido, determinaron que su último número saliera a la calle el 7 de noviembre de 1970.