San Roque a los bombazos
Uno de los santos más amados en la ciudad, una celebración por demás ruidosa
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Hace 100 años, en agosto de 1925, se celebró en la ciudad el día de San Roque, uno de los santos más venerados sobre todo por la comunidad italiana.
Nacido a principios del 1.300 como Roque Roch de la Croix, donó todos sus bienes y se dedicó a ayudar a los más necesitados. Desatada en Europa la fatídica Peste negra, San Roque recorrió hospitales y brindó su ayuda, hasta se verificó que muchos enfermos sanaban cuando él les hacía la señal de la cruz. Fue declarado santo en 1629, durante el pontificado de Urbano VIII.
Su santoral era una de las celebraciones con más concurrencia en nuestra ciudad. Aquella jornada de hace un siglo comenzó el día anterior con un novenario, tras el cual la comisión de fiestas hizo disparar una salva de 21 bombas de estruendo para luego, acompañada por la banda de música del Centro Musical, recorrer las calles de la ciudad.
El día del Santo la celebración comenzó a puro ruido, ya que a la salida del sol se hizo una nueva salva de 21 bombas, para dar paso a la misa de 7 para los miembros de la cofradía.
Se realizó luego una marcha por el centro, saludando a autoridades y al público. A las 10, una segunda misa, solemne, con panegírico de San Roque a cargo de los misioneros del Corazón de María. Terminada la misa, otra salva de 21 bombas. Un receso y a las 16 una procesión alrededor de la plaza Rivadavia, de la cual participaron la cofradía y otras instituciones católicas.
Terminada esa marcha…sí: otra batería de bombas. Finalmente, a las 20 una caminata hasta el teatro Municipal, en cuyas plazoletas se quemaron “artísticos fuegos artificiales” y se montó un artístico castillo con la figura del Santo.
Nada se mencionó entonces del impacto de semejante bombardeo en los animales, sobre todo sabiendo que San Roque es, además de patrono de los enfermos, el patrono de los perros.