Lo que el agua descubrió
El arrastre de tierra de la crecida del Napostá dejó a la vista dos singulares elementos en la zona del puente ferroviario de calle Belgrano.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
La inundación del pasado 7 de marzo tuvo distintas consecuencias “menores”. Hemos señalado las pérdidas de la obra de arte ubicada en unos de los puentes peatonales del arroyo Napostá y de parte de la estructura de un histórico puente del parque de Mayo.
También hubo estructuras que fueron capaces de resistir la fuerza del agua, como es el caso del puente de calle Casanova.
También se ha dado el caso de encontrar elementos que el agua puso al descubierto, expuestos por el arrastre de la tierra que desde hace décadas los cubría.
Es el caso de lo sucedido en el puente ferroviario de calle Belgrano, debajo del cual corría el arroyo Napostá a cielo abierto. De hecho ese puente de hierro fue construido en 1883 para salvar ese curso de agua.
Con el entubado, realizado a principios de la década del 80, el curso de agua desapareció de la vista y la tierra cubrió el conducto de hormigón que lo transporta. Ahora, la fuerza del agua generada por los 400 milímetros caídos en cinco horas dejó a la vista, por un lado, un tramo entubado y, por otro, una escalera construida hace 69 años.
El puente peatonal
Fueron varias las pasarelas que se construyeron el siglo pasado a lo largo del Napostá, buscando superar la barrera natural entre el centro y los barrios. Las hubo de hierro, de madera y de material.
Una de ellas permitía salvar el arroyo a la altura de calle Belgrano, la cual fue liberada al servicio en septiembre de 1956. “La obra atiende la necesidad sentida de ese poblado sector”, señaló este diario, al tiempo de describirla como “de simple lineamientos”. En esa ocasión se abrió también un paso bajo nivel –“de concepción novedosa”—para permitir el cruce de las vías, el cual todavía se mantiene y utiliza.
La escalera que permitía acceder a ese puente quedó ahora al descubierto.
Una fotografía de aquel puente peatonal permite entender la función de esa escalera, la cual permitía el acceso lateral al mismo.
El tubo
El otro elemento que quedó expuesto es parte del entubado, el que conduce el agua que viene por la avenida Napostá y pasa por debajo del puente ferroviario hacia el paseo Boronat.
Se trata de un conducto de 2,50 metros de alto por 4,50 metros de alto, que comienza en calle Casanova. Es parte del último tramo construido de ese conducto de 3.700 metros y el de menor sección de todos.
De acuerdo a datos publicado en 1976, el mismo contaría con dos celdas de 3,20 m x 2,65 m, aunque por alguna razón ese diseño fue modificado. Ese mismo año se señaló que el entubado estaba calculado para una entrada de agua de hasta 40 m3/s y una salida de 104 m3/s.
Fotos de las crecidas del arroyo a cielo abierto muestran como el agua utilizaba en su avance todo el ancho del puente ferroviario, mientras que ahora apenas ocupa uno de esos tramos.
Un último detalle. En el terreno ubicado entre el curso de agua y el terraplén del ferrocarril se asentó a mediados del siglo pasado una de las primeras villas de la ciudad, a la que popularmente se conoció como “Palihue Chico”, la cual con cada crecida del arroyo quedaba bajo el agua. Con la obra del entubado ese barrio fue trasladado a Villa Harding Green. En 1999, en subasta pública, el entonces intendente Jaime Linares adquirió esas tierras con la idea de conformar un espacio público.
Final
La exposición de parte del entubado y de una escalera que fuera parte de un puente no es el único caso. También en calle Pellegrini, en su cruce con la calle que corre sobre el entubado, quedó al descubierto una escalera de material. En este caso no hay fotografías de época que permitan entender como era esa obra.
Son testimonios de otros tiempos, de otras obras cubriendo otras necesidades. “A veces ciudades diferentes se suceden sobre el mismo suelo y bajo el mismo nombre, nacen y mueren sin haberse conocido, incomunicables entre sí”, escribió Italo Calvino.