Los elevadores de chapa de Ingeniero White
En la década del 60 fueron considerados candidatos a ser declarados Patrimonio de la Humanidad.por la UNESCO.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Hace 116 años, en diciembre de 1909, un periodista local visitó los recientemente terminados elevadores de chapa de Ingeniero White, una de las obras de ingeniería más destacadas que tuvo el puerto.
Como parte de una necesaria modernización, el Ferrocarril del Sur, concesionario de la terminal, montó estos edificios gemelos, prefabricados en Inglaterra, traídos en cajones y montados en un muelle construido especialmente para su ubicación.
Sus siluetas eran portentosas, definidas por el poeta Enrique Banchs como “dos grandes catedrales grises, mirando la inmensidad con los párpados levantados de sus cien ventanas”.
Para nuestro cronista, los edificios alzaban “sus masas potentes”, enteramente forrados de chapas de zinc, lo cual les daba un color “plata vieja” que, de lejos, parecía gris blanco reflejando el sol, “hiriendo la vista a distancia”.
“De cerca son monstruos de mil piernas que infunden respeto y cuya cabeza se pierde en las nubes”. Y si bien su funcionamiento era sencillo, su enrome tamaño sugería estar ante una máquina de complejo funcionamiento. “Todo es gigantesco: los depósitos hexagonales que contienen 125 toneladas de granos, los embudos, las básculas. Todo es colosal”.
Lo llamativo es que todo este sistema se ponía en marcha con una manivela “que cabe en el puño de un niño”.
"El cereal pasa de un piso a otro, de los depósitos a las balanzas y a los tubos que los llevan a los buques, sin ningún estrépito, ni ruido, apenas el frotamiento de las correas y el rumor de los engranajes”, detalló
Terminó su recorrido subiendo los cinco pisos en ascensor, hasta el tejado donde una pasarela que permitía una vista vastísima.
Una mirada descriptova de estos edificios que, de tenerlos, serían una maravilla de la arquitectura industrial a escala mundial.
Fueron desguazados y vendidos como chatarra en 1977.