Noviembre récord en el puerto de Bahía Blanca y expectativa por un pico logístico en 2026
La estación marítima local registró importantes subas en descargas y embarques y se perfila para acompañar el extraordinario flujo de granos que generará la próxima campaña del maíz temprano.
El puerto de Bahía Blanca cerró noviembre con un desempeño que lo ubicó claramente entre los puntos más altos del año, consolidando su posición como uno de los grandes protagonistas del sistema portuario argentino.
El movimiento de cargas fue intenso y constante, y dejó números que confirman un presente sólido, con crecimiento sostenido y una operatoria que se mantiene estable, eficiente y con capacidad de respuesta frente al aumento de la demanda logística.
Durante el mes, las descargas alcanzaron 926.970 toneladas, cifra que representó un aumento interanual muy significativo.
El flujo de ingreso combinó transporte por camión y ferrocarril, con predominio del primero, pero con una participación ferroviaria que continúa afirmándose y que resulta clave para garantizar competitividad, reducir costos logísticos y facilitar una mayor integración territorial con las áreas productivas que abastecen al puerto.
Más allá del volumen, lo que se destaca es la regularidad del ingreso, sin interrupciones ni cuellos de botella, elemento central para sostener el ritmo de trabajo.
Según un informe de la Bolsa de Cereales y Productos bahiense, en la composición de las cargas se observó, una vez más, el fuerte peso del complejo granario.
El maíz y la soja fueron determinantes, acompañados por trigo, cebada, girasol, malta, aceites y pellets, configurando una estructura amplia y diversificada.
Esa diversidad es uno de los grandes activos de Bahía Blanca: le permite no depender de un solo cultivo ni de una única campaña agrícola, y al mismo tiempo la posiciona como un puerto apto para sostener actividad en diferentes escenarios productivos y comerciales.
El balance acumulado del año refuerza ese diagnóstico. El volumen descargado desde enero supera ampliamente los registros del año pasado, con una variación positiva marcada y con varios meses por encima del millón de toneladas.
Esto no solo habla de un buen momento coyuntural, sino de una tendencia firme que atraviesa todo el período y que ubica a la estación marítima bahiense en una trayectoria de consolidación real, respaldada por datos concretos.
En paralelo, noviembre también fue un mes excepcional en materia de exportaciones. Los embarques alcanzaron niveles muy altos y registraron un crecimiento interanual de magnitud, convirtiéndose en uno de los meses con mayor variación positiva de todo el año.
La salida de poroto de soja tuvo un rol protagónico, seguida por el maíz y el trigo, junto a cebada y distintos subproductos industriales.
Este comportamiento reafirma a Bahía Blanca como plataforma de exportación no solo de materia prima, sino también de producción con mayor valor agregado.
En términos anuales, el total embarcado también supera claramente al del período anterior, con una participación predominante de soja y maíz, pero con presencia importante de trigo y de productos procesados, que aportan valor y fortalecen el perfil exportador del puerto.
En cuanto a los destinos, noviembre dejó una clara diversificación de mercados, con una fuerte presencia de países de Asia, Medio Oriente, América Latina y Europa.
Arabia Saudita apareció como uno de los principales compradores, especialmente en cebada, mientras que Perú, Brasil, Vietnam y Chile tuvieron una importante participación en trigo, maíz y otros granos.
La soja también registró embarques de magnitud hacia distintos mercados internacionales, consolidando al puerto como un punto clave de salida de la producción argentina hacia múltiples destinos.
La continuidad de la programación de embarques hacia el cierre del año garantiza además que el ritmo de actividad se mantendrá elevado, sin interrupciones bruscas ni caídas de volumen.
Estos resultados permiten afirmar que noviembre no fue un fenómeno aislado, sino parte de un proceso.
El crecimiento interanual en descargas y embarques, la amplitud de productos operados, el equilibrio logístico entre camión y tren y el ritmo de trabajo sostenido marcan un puerto en expansión, pero con organización, planificación y respaldo operativo.
El maíz promete un otoño muy intenso
Con este presente consolidado, el análisis comienza naturalmente a proyectarse hacia adelante. El sector agrícola anticipa para la campaña 2025/26 un escenario de gran magnitud, especialmente en el maíz temprano.
Las estimaciones indican que entre marzo y abril de 2026 se producirá un pico logístico histórico, con un ingreso de camiones muy superior al habitual, especialmente en el Gran Rosario, principal polo cerealero del país. Esa concentración temprana de cosecha exigirá un esfuerzo operativo extraordinario.
Sin embargo, ese impacto no quedará circunscripto a una sola región. Por volumen, por tiempos de cosecha y por necesidad de fluidez logística, el sistema portuario argentino en su conjunto deberá acompañar esa demanda.
Y en ese esquema, Bahía Blanca aparece con un papel central, sumado al rol que tiene en la presente y extraordinaria campaña triguera.
La experiencia reciente en el manejo de grandes volúmenes, la solidez mostrada durante todo el año, la capacidad de almacenamiento, la infraestructura disponible y la combinación eficiente entre transporte vial y ferroviario la posicionan como un puerto preparado para absorber parte de ese flujo adicional.
Esto no solo significará más barcos, más descargas y más embarques. También implicará mayor movimiento económico regional, más actividad de transporte, más demanda de servicios y mayor dinamismo para toda la cadena vinculada a la logística y al comercio exterior, es decir, un impacto directo sobre la economía del sur bonaerense y su entorno productivo.
En síntesis, noviembre dejó una señal clara: Bahía Blanca atraviesa un presente de fortaleza operativa en lo que es granos y, al mismo tiempo, se encamina hacia un 2026 que la encontrará con un rol estratégico dentro del sistema logístico nacional.
Con crecimiento comprobable, perspectivas favorables y un papel cada vez más relevante dentro del esquema exportador nacional, el puerto se prepara para seguir sosteniendo su protagonismo en el próximo gran ciclo de movimiento cerealero argentino.