Calle Chiclana: la esquina de la Havester, la esquina de Suardiaz, la esquina del Automóvil Club, el mirador de Frascaroli
Unas pocas cuadras para encontrar una ciudad distinta, la de las huellas, la del presente.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
“A veces ciudades diferentes se suceden sobre el mismo suelo y bajo el mismo nombre, nacen y mueren sin haberse conocido, incomunicables entre sí. En ocasiones hasta los nombres de los habitantes permanecen iguales, y el acento de las voces, e incluso las facciones; pero los dioses que habitan bajo esos nombres y en esos lugares se han ido sin decir nada”. Italo Calvino, Las ciudades invisibles.
Arteria emblemática del centro, de las que bordean la plaza Rivadavia, rinde homenaje a Feliciano Chiclana (1761-1826), abogado y militar, capitán del regimiento de Patricios durante la primera invasión inglesa, integrante del primer triunvirato, gobernador de Salta y Potosí, responsable de firmar tratados de paz con los ranqueles.
Chiclana es una calle con vida propia, comercial en sus primeras cuadras, cuya historia es difícil de leer a través de su arquitectura: el tiempo ha borrado gran parte del paisaje que se consolidó en las primeras décadas del siglo XX. Quedan algunas huellas y marcas, hay esquinas referenciales y viviendas de alto valor arquitectónico que apenan por su abandono.
Una caminata que empieza en Undiano, donde el brutalismo dice presente a través del edificio del banco Provincia, hormigón a la vista y vidrio para un espacio que la entidad ocupa desde 1981.
Para su construcción se demolió en 1978 el edificio donde funcionara desde 1930 la International Harvester Company, fabricantes de maquinaria agrícola, camiones y tractores, con su salón de venta, talleres, depósitos y oficinas.
En 1967 el lugar fue ocupado por Abraham Poliansky, mayorista de calzados y distribuidor de Alpargatas.
En la esquina con Brandsen --Chiclana funciona como partidora de aguas en cuanto al nombre de las calles--, se ubica una obra de 1953, diseño del arquitecto Raúl Costa Varsi, construcción de Sconamiglio-Costa Varsi, referentes en las décadas del 50 y 60.
La propiedad era de Manuel Pipkin, con un salón para comercio en planta baja y seis departamentos en altos, todos a la calle y “con una señorial entrada por Chiclana”. Invertir en ladrillos fue siempre un camino.
El art decó, el primero, el náutico
Siempre presente, art decó viste a la ciudad con sus líneas geométricas, guardas y volúmenes. Furor en la década del 30, fue sinónimo de modernidad, velocidad y glamour al alcance de todos.
Una segunda vertiente de esta estética son las casas-barco, inspiradas en las cabinas de los buques, con sus líneas curvas, cubiertas planas y voladizos, con su proa de ladrillo hacia algún horizonte marítimo.
Debajo del típico balcón-cabina la firma del ingeniero Segundo Fernández Long, tradicional apellido de la ciudad, relacionado con el mundo de la construcción.
Las sirenas de Manfrín, el mirador de Frascaroli
Dos viviendas muy atractivas y con rasgos comunes en su concepción, sobre todo por la presencia de un balcón circular con baranda de balaustradas que es casi una firma de autor.
Las separan pocos metros, una está desocupada-en venta, la otra aloja dependencias municipales. En ambos casos, debajo del balcón, la cabeza de un león, amenazante y protector. Debajo de cada león, un portón de herrería artística.
La vivienda en venta fue propiedad de la Manufacturera algodonera argentina, organizada en la casa de familia en altos y un gran salón y depósito en la planta baja.
La segunda tiene una historia significativa. Fue ocupada por el comercio de Pío Frascaroli, destacado agente marítimo local, propietario de una flota de buques y camiones que atendía las necesidades de toda la costa patagónica. Representante además de las firmas Francesco Cinzano, cognac Otar Dupuy y las compañías Transoceánica y la Navegaziones Generale Italiana.
La vivienda tiene en su parte trasera un mirador, escondido a la vista de la calle, que asoma entre las casas vecinas y que en alguna época, se dice, le servía a Frascaroli para verificar la llegada de los buques al puerto: es el mirador de Frascaroli.
A este par de viviendas se puede asociar una tercera. Por su balcón, aunque en de leones aparecen una suerte de animales fantásticos, acaso sirenas, acaso dragones. En la fachada la firma de Herminio Manfrín y Francisco Luisoni, este último constructor del teatro Municipal. En el lugar funcionó por décadas al Armería Suiza, un clásico de la ciudad.
El ACA, las ferreterías
En Fitz Roy, otras dos esquinas con historia. El Automóvil Club Argentino, una de las contadas obras del Movimiento Moderno en la ciudad. Diseñada en 1939 por el ingeniero Antonio Vilar, quien ganó el concurso para realizar al menos 140 estaciones de servicio de la entidad. Es un claro modelo de arquitectura racional, con paredes planas y blancas, carentes de toda ornamentación, muros blancos y de ventanales corridos. Fue de las primeras en sumar al despacho de combustible varios servicios adicionales.
Enfrente, otra obra de Manfrín, rematada su esquina con una ilustración marítima, con los monstruos que el arquitecto usaba. Fue Casa Antonietti, fue Casa Suardiaz, fue entidad bancaria, es hoy kiosco. Inventariada como bien patrimonial, sin dudas merece un tratamiento acorde en cuanto a su cartelería, que permita que la arquitectura sea la única protagonista del lugar.
Las que hay que mirar
Son inmuebles distintos, atractivos. Uno de ellos de estética barroca, con cornisas onduladas y una colorida terminación con cerámicas vidriadas, muy utilizadas en las primeras décadas del siglo XX para revestir los zaguanes. Se suma a eso el encanto de su puerta de entrada, labor de artesanos con aires art nouveau, maravilla por donde se lo mire.
Muy de los 70 y un detalle que emociona
En Chiclana al 400 se ubican dependencias municipales, en un edificio cuyo frente ha sido cubierto en su parte central por una marquesina vertical, que quizá en el tiempo haya estado cerrada, estética muy propia de los 70.
En una de las paredes laterales del acceso, retirado de la línea municipal, se ubica el escudo municipal. Diseñado de 1943 por el arquitecto Enrique Cabré Moré, se trata de una pieza realizada en chapa, cóncava hacia afuera, con sus colores resaltando con el fondo de mármol travertino.
La mirada
Son pocas cuadras, entre Fitz Roy y Undiano, pero suficientes para descubrir su arquitectura, testimonio de una ciudad que prácticamente ha desaparecido, que ha sido borrada.
Por eso cada edificio vale, su presencia, sus partes, su estética. Una mirada comparativa entre el pasado y el presente marca una gran diferencia, el respeto por la estética versus la poca inquietud de hoy por hacerlo, la curiosidad de encontrar tantos inmuebles desocupados o descuidados, en pleno centro.
En ese descuido aparecen los detalles, los floreros, las balaustradas, la herrería y hasta un alero perforado por decenas de círculos que permiten el paso del sol.
Final
“El hombre que sabe de memoria cómo es Zora, en la noche, cuando no puede dormir imagina que camina por sus calles y recuerda el orden en que se suceden el reloj de cobre, el toldo a rayas del peluquero, la fuente de los nueve surtidores, el café de la esquina, el atajo que va al puerto”. Las ciudades invisibles, Italo Calvino
Nunca resulta indiferente caminar la ciudad. La que es hoy, la que muestra su pasado. Un vecino de mediados del siglo pasado que recorriera hoy estas cuadras quizá no se llevaría una buena impresión. Hay un paisaje urbano, construido, artificial, que no parece asumir que es parte de un telón de fondo, de una escenografía que puede hacer de la ciudad y sus espacios en mejor de los lugares o convertirla en un desierto de asfalto y pena.
La yapa
Dos épocas, la misma calle.
Nota: Las fotos de época fueron coloreadas mediante IA. Totos de 1938-1939 gentileza Archivo de la Memoria de la UNS.