Un nuevo museo en China, inspirado en el movimiento del río y en su entorno
Un edificio que aloja un centro cultural y sea hito del distrito, cuyo diseño evoca el movimiento del agua y se integra con el paisaje.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
No es habitual por nuestras tierras que se construyan nuevos museos o teatros. En general se utilizan edificios antiguos o se ocupan lugares a veces inconvenientes. Sin embargo, en el primer mundo, edificios con estos destinos vienen desde hace décadas marcando en parte el rumbo de la arquitectura. No sólo se construyen sino que generan una oportunidad para realizar una obra diferente, destacada.
Es el caso del edificio diseñado por Snøhetta, estudio de arquitectura noruego fundado en 1989, con sedes en Oslo y Nueva York, para el Museo de Arte ubicado en la Bahía de Qiantang, un nuevo hito dentro de la sede en el distrito de Xiaoshan, en Hangzhou, China.
El proyecto abarca arquitectura, paisaje y diseño de interiores en más de 18.000 metros cuadrados. Se ubica a lo largo del río Qiantang, sirviendo como un destino para la cultura y la vida pública.
Lo natural y lo construido
El concepto de Snøhetta en su propuesta abraza la dualidad entre la naturaleza y la ciudad, interpretando el flujo del agua como una metáfora de los movimientos artísticos y culturales a través del tiempo.
Posicionado como una "puerta de entrada a la imaginación", vincula el aporte cultural del distrito con la ribera del río, canalizando la creatividad desde el núcleo urbano hacia su paisaje natural.
El edificio toma la forma de dos volúmenes entrelazados, inspirados en el movimiento del agua, configuración que organiza las rutas de circulación alrededor de un nodo central, fomentando la interacción.
La topografía ondulada guía a los visitantes a través de una secuencia rítmica de experiencias al aire libre e interiores, culminando en una terraza que ofrece vistas panorámicas.
Senderos serpenteantes extienden el terreno hacia el interior. En el lado norte, los paseos siguen el paisaje fluvial hacia unos miradores, mientras que en el este, pasarelas hacen la transición del contexto urbano al museo.
A nivel del suelo, una Puerta central sirve como conector tanto espacial como simbólico, enmarcando las vistas del río Qiantang. El núcleo del museo alberga las varias salas de exposiciones, rodeadas todas de áreas abiertas.