Bahía Blanca | Jueves, 26 de junio

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Proponen un plan de mejoras para transformar la Carrindanga

El histórico camino –en los papeles rebautizado como avenida Juan Domingo Perón—, ha incrementado de manera notable su uso en los últimos años. Desde la UTN analizan una serie de obras para que sea más seguro y tenga mayor fluidez vehícular.

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

En alrededor de un mes, la Universidad Tecnológica Nacional Facultad Regional Bahía Blanca le presentará al municipio un plan de trabajo y obras para mejorar varios ejes de circulación de la ciudad.

Precisamente, la comuna firmó una serie de convenios con la casa de altos estudios para analizar diversos temas vinculados al tránsito. De hecho, uno de ellos ya se puso en marcha con cambios en las ciclovías y en los lugares de estacionamiento en el micro y macrocentro.

El proyecto está a cargo del ingeniero civil Horacio Varela, ex candidato a intendente, que hace más 30 años realiza proyectos de políticas públicas desde la UTN.

Y el primer punto de análisis es el histórico camino de La Carrindanga –en los papeles rebautizado como avenida Juan Domingo Perón—, que ha incrementado de manera notable su tráfico vehicular en los últimos años, de la mano de la consolidación de nuevos barrios en la periferia, por el movimiento que genera como paseo y por el funcionamiento de varias instituciones deportivas que se han instalado en el sector.

También es un sector muy utilizado por muchísimos ciclistas para realizar un paseo que ya es característico hacia el puente Canessa, por peatones que disfrutan la senda peatonal que la recorre por los casi 3,5 kilómetros de largo y por vecinos que se apostan en sus costados para pasar un día al aire libre.

“Además de ese, el trabajo contemplará otros ejes, como son 14 de Julio, Parera, Rafael Obligado e Indiada, que son calles que han aumentado considerablemente su transitibilidad”, señaló Varela.

Puntualmente, el profesional estima que la Carrindanga, camino nacido como salida de productos que fue perdiendo preponderancia con el uso de la Ruta 51, se transformó básicamente en una avenida de ciudad.

"El camino de la Carrindanga no está preparado para el lugar de esparcimiento que se convirtió en la actualidad y para la intensa circulación de vehículos que se ha incorporado en el último tiempo por los barrios que se construyeron. Necesitamos transformarla de a poco en una avenida, con una serie de obras necesarias para hacerla más segura y para que tenga mayor fluidez. La intención es estructurar los trabajos, de modo tal que puedan ser realizados por etapas”.

Y amplió: “Creo que el gran cambio se registró tras la pandemia, donde empezó a utilizarse como un espacio de recreación y esparcimiento al aire libre. A partir de allí se empezaron a ver muchas familias realizando tipo picnics a los costados del tránsito, mayoritariamente en la zona de Paso Vanoli, y en ciclistas que adoptaron el paseo hasta Puente Canessa”.

En ese tramo se combinan todo tipo de movilidades. Convergen los accesos a tres predios deportivos muy importantes (el de Liniers, Sportiva y Universitario), varios barrios crecieron a su margen (Los Muñecos, El Maitén, La Reserva), se sumó una línea de omnibus que la recorre (la 521), existe una dependencia del Conicet y, en el último tiempo, se sumaron bicisendas y también sendas peatonales.

“Y no hay que olvidar que también circula el tren de cargas por ese sector. Todo eso hay que equilibrarlo para que funcione con naturalidad”, resumió Varela.

En un sentido más amplio, el proyecto propicia que allí nazca un eje de circulación que continúe en Cuyo, se prolongue en Don Bosco y finalice en la Ruta 3 Sur.

“La realidad es que ya está funcionando como una avenida, sin serlo. Entonces, es necesario darle forma y diferenciarla de la ruta provincial que nace detrás del puente y que va hacia Puente Canessa”.

Precisamente, hoy ese tramo creció sustancialmente desde todo punto de vista y hay que tratarlo con una visión general, mucho más amplia a su sentido inicial, que era una simple vía de comunicación con un camino provincial.

“El tramo que le corresponde al municipio nace en el puente y se adentra en la ciudad, transformándose posteriormente en Florida. En ese tramo es donde nos estamos concentrando”, explicó el ingeniero civil.

Del puente hacia afuera es ruta provincial (identificado como “Camino 007-01”, hasta llegar al paraje San Carlos), y por ende depende de Vialidad Provincial.

"Lo que antes eran tamariscos se transformó en un paseo. Por eso, estimamos que los 60 km de velocidad hay que bajarlos a 40 en todo su recorrido y habría que eliminar los lomos de burro. Se necesitaría incorporar cordón cuneta, ya que la la banquina, que es donde la gente toma mate, está muy cerca de los autos que circulan".

Varela recordó que ya en la gestión de Jaime Linares comenzaron los trabajos en ese sector de la ciudad.

“Ya en ese entonces, desde la UTN nos empezamos a ocupar del tema, recomendando sendas peatonales para sumar un nuevo espacio de esparcimiento para la población. Y desde allí el crecimiento fue exponencial y su evolución, con los distintos gobiernos, fue notoria, porque pasó de un ser un simple camino vecinal olvidado en un tramo muy pintoresco y utilizado”.

“Pero ese crecimiento paulatino y constante debe seguir siendo observado y acompañado con distintas obras. Y el paso que sigue, es el de transformar realmente ese tramo en una avenida formal”.

Hay muchos vecinos que lo utilizan como lo que comúnmente se denomina el “Paseo del Perro”, que es ir por Carrindanga, cruzar por el Paso Vanoli y volver al sector céntrico por Cabrera. O viceversa, tomando como otra alternativa el interior del parque de Mayo.

“El mayor tránsito comenzó a generar inconvenientes. Y se intentó solucionarlos con lomos de burro, que creemos que no es la solución para una avenida que debe tener fluidez. Habría que construir separadores de tránsito, cordón cuneta y rotondas. Hoy la Carridanga es una avenida, pero con menos infraestructura que una calle. Hay que agregarle muchas cosas para que sea confortable para todos y que se adapte al uso que tiene hoy en día”.

La eliminación de lomos de burro (hoy instalados en tres sectores: el acceso al paseo propiamente dicho; en la entrada al complejo Zibecchi y antes de Paso Vanoli) tiene un justificativo.

“Por ese tramo deben transitar servicios de emergencia, como bomberos o ambulancias, que no pueden frenar prácticamente a cero para sortear un obstáculo o para esperar que otros autos lo hagan. Por eso digo que hay que cambiarle el carácter de a poco, porque también la gente tiene que entender que debe bajar la velocidad de sus vehículos porque no están solos”.

En contrapartida del tramo que le corresponde al municipio, Varela recordó que detrás del puente el camino se transforma en una ruta.

“Por eso, tanto los ciclistas que circulan por allí como quienes se apuestan sobre las banquinas, no deben olvidar que eso es una ruta. No es una calle ni una avenida. Por lo tanto, las velocidades de los vehículos puede ser superior, aunque se asemeje más a un Paso Urbano”.

Precisamente, para el ingeniero civil es recomendable lograr una diferenciación clara entre ruta y avenida.

“Ese camino fue contemplado en su momento para sacar producción de la ciudad. De hecho, hay varios campos productivos más arriba. Y eso también es un problema, porque si viene un camión con un conductor foráneo, puede confundirse la ruta con la avenida de acceso (que sería la Carrindanga), porque en realidad no hay nada que la diferencie. Entonces, uno de los primeros pasos es avanzar en ese fin de ruta y en el inicio de una calle de acceso a la ciudad”.

Eso se logra con pintura, cartelería y señalización, básicamente a varios kilómetros del puente.

“Para conseguir esa diferenciación quizás también se pueda utilizar algún semáforo, algún derivador, cordón cuneta, veredas, espacios públicos”.

Hay otro espacio que tiene un inconveniente similar, que es la calle que baja de Bosque Alto y que nace con la rotonda que va hacia Tornquist.

“Eso también era una ruta que hoy es calle. Y tampoco tiene diferenciación. Quien no conoce la ciudad y viene desde Sierra de la Ventana, por ejemplo, piensa que es una continuidad de la ruta por la que viene transitando y la toma a esa velocidad, cuando pocos metros más adelante se puede encontrar con chicos jugando, gente cruzando caminando o personas andando en bicicleta. Y no hay cordón que proteja”.

En avenida Cabrera también sucede algo similar.

“La gente camina paralelo a la calle o espera el colectivo sin cordón que la proteja o marque un límite. Ese equipamiento, que tienen las calles, hay que ir incorporándolo”.

Y también hay que proyectar que son sectores que seguirán creciendo poblacionalmente y, por lo tanto, contendrán una mayor circulación de tránsito.

“En la Carrindanga propiamente dicho, ya hay algunos loteos detrás del puente, a la vera de la ruta. Y tampoco hay que descartar que las tierras del Ejército sean loteadas en algún momento”.

Varela señaló como positivo que la Carrindanga tiene potencial para mejorar y darle orden.

“Hay más espacio sobre ambos márgenes para trabajar con obras de infraestructura. De hecho, se le pueden añadir metros de ancho para el paso de automovilistas y correr las ciclovías más afuera”.

El Zibecchi es un problema en sí mismo.

“Hay momentos del día en que es incesante el tráfico, tanto para los que ingresan como para los que salen. Y esos son autos, motos y bicicletas que cruzan el asfalto. Se generó un paliativo con los dos lomos de burro que se construyeron, pero no son la solución. Quizás sea mucho mejor construir una rotonda o un derivador de tránsito que permitan mejorar el pasaje por esa zona”.

“Lo mismo sucede en Paso Vanoli o en Vera. Son cruces peligrosos y hay que darles más seguridad y paralelamente más fluidez”.

Puente Canessa, ese lugar turístico

A poco más de 20 kilómetros de nuestra ciudad, siguiendo el viejo camino de La Carrindanga hacia Cabildo, se encuentra el llamado puente Canessa, modesta estructura de hierro que sirve para salvar el arroyo Napostá y que se ha convertido en punto de concurrencia de miles de personas que lo adoptaron en los últimos tiempos para sus actividades recreativas y como lugar de llegada de ciclistas y caminantes.

El nombre hace alusión a la vecina estancia La María, que fuera propiedad de Juan Antonio Canessa, destacado vecino de nuestra ciudad.

El estado del camino desde nuestra ciudad hasta el lugar es bueno hasta unos 15 kilómetros antes de llegar al arroyo, a partir de donde se hace poco menos que intransitable sobre la carpeta asfáltica (lo que queda de ella) y se impone el tránsito por una suerte de colectora de tierra.

Entonces se llega al puente, centenario, cargado de óxido y poblado de grafitis grabados sobre el hierro.

Paso Vanoli, un lugar con historia

El paso Vanoli --del cual el puente es un componente-- tomó su nombre de Antonio Vanoli, dueño de una quinta ubicada en el lugar. Es parte de un vado, una parte del arroyo con fondo firme y poca profundidad, que permite pasarlo andando.

El Paso era parte de un médano existente en la margen derecha del arroyo. La construcción de las vías del ferrocarril en 1884, la pavimentación de La Carrindanga a principios de los 60 y la ejecución de las bicisendas en la banquina del camino en 2009, borraron esa geografía.

La franja de terreno lindero al camino, por el cual hoy transitan miles de bahienses, fue el sitio de asentamiento de los primeros habitantes de nuestra zona. Allí se ha encontrado un registro arqueológico de cazadores recolectores, sociedades nómades con amplios rangos de movimientos.

Pero luego se convirtió en un basural a cielo abierto, de los más grandes de la ciudad, donde la gente arrojaba basura de manera continua.

"No se podía pasar de un margen al otro del arroyo: todo era mugre. En 2009 comenzamos la erradicación del basural y, una obra más importante, el relleno de los bordes", recuerda Eduardo Bidondo, ex delegado Municipal de Norte.

En pocos meses el sitio modificó su fisonomía. Se echaron 5 mil camionadas de tierra, el mayor volúmen proveniente del desmonte que se realizaba para la materialización del barrio El Maitén. En esa época se construyó el paso vehicular y el puente peatonal.

Cuando a fines de 2009 comenzó la intervención en el borde de La carrindanga quedó materializado uno de los circuitos recreativos más exitosos, con el "redescubrimiento" de La Carrindanga y su conexión con la avenida Cabrera.

El Zibecchi, un lugar conflictivo

En el complejo Oscar Zibecchi del club Liniers, lugar donde se concentran múltiples actividades deportivas y recreativas que en determinados horarios, sobre todo al caer la tarde, derivan en un verdadero caos con los vehículos que concurren a retirar a los chicos que terminan su jornada.

Desde la comuna están al tanto de la situación y han implementado un sistema de lomos de burro para obligar a disminuir la marcha de quienes pasan por el sector, aunque advierten que esa intervención no resulta suficiente.

La génesis del complejo albinegro data de 1980, al menos en cuanto a su denominación. Ese año quien fuera socio y dirigente del club, Oscar Zibecchi, donó a la entidad dos manzanas de su propiedad para la conformación de un complejo deportivo.

Lo curioso de esta historia es que esas tierras no estaban en La Carrindanga sino en calle Sixto Laspiur al 3000, casi llegando al Camino de Circunvalación. Posteriormente, las autoridades del club decidieron el loteo y la venta de esas tierras.

Tiempo después, la entidad adquirió las 26 hectáreas de la conocida quinta Verdecchia –actual emplazamiento— y rescató el nombre de Oscar Zibecchi como justo y merecido homenaje a su memoria.

Arboles para valorar y reconocer

Con la Carrindanga convertida hoy en un camino de alto tránsito vehicular y sus banquinas elegidas por miles de bahienses para desarrollar actividades físicas, resulta interesante conocer la presencia de tres ejemplares de caldenes que han sido declarados Patrimonio urbano de la ciudad y que se ubican, referenciados, a distintas alturas de ese camino, aunque la ordenanza los ubica sobre Florida.

Los árboles se ubican en Florida 2900 –próximo al complejo Zibechi--, Florida al 3800 –vecino a un complejo de fiestas— y Florida al 4500, cercano a un vivero.

Los especialistas no dudan en considerar centenarios. Es decir que están ahí de cuando La Carrindanga no tenía ese nombre y se lo mencionaba como “el camino de Salvá”, de tierra, antes que a la altura de la quinta Vanoli se construyera un puente sobre el arroyo Napostá.