Bahía Blanca | Sabado, 18 de mayo

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Nano y el recuerdo de Cacho, el espacio que no alcanza y el proyecto de Napostá

En una noche histórica, dirigentes y allegados disfrutaron el título de Primera y la transformación del club.

Walter Ungaro, Ignacio Barga y Nano Lacasa. Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Twitter: @rodriguezefe

Instagram: ferodriguez_

 

El partido había terminado. Napostá acababa de consagrarse campeón de Primera por cuarta vez y él, que vivió el último juego sentado en una plata abajo del aro, disfrutaba en la soledad del banco de suplentes.

A Fernando Lacasa, un histórico, ex jugador y entrenador, se le venían imágenes más allá de la foto en el alma que estaba guardando mientras todos festejaban.

“A veces, entre tanta gente me parecía ver a Cacho (Feliziani) en la cancha, que no faltaba nunca”, confesó, con un dejo de melancolía.

“Me hubiera gustado que pudieran disfrutar de esto él, Osvaldo Palma, Rubén Trellini... mucha gente que ya no está entre nosotros”, destacó Nano, orgulloso de su club.

“Ahora, a festejar y esperar el 2028, que cumplimos 100 años”, recordó.

“¿Viste cómo está el club? Maravilloso”, dijo, inflando el pecho.

Mientras tanto y cuando sonaba de fondo el clásico We are the Champions, de Queen, entre gente que saltaba y festejaba, Willy Cabo tenía la mirada clavada en los festejos del plantel de Napostá. Veía más allá de lo que estaba mirando, como recorriendo todo el camino hasta esta final ganada.

“Esto es el premio a un montón de cosas. Que estén ahí arriba (en la tarima de premiación) la mayoría siendo pibes del club, la cantidad de gente que hay... Yo tengo a mis tres hijos afuera y lo están viendo a la distancia en este momento; todo es algo impagable. Pero es solo un escalón para seguir haciendo lo que tenemos pensado”, avisó.

“Tenemos claro lo que queremos –aseguró-; nos llevará dos, tres, cuatro o cinco años, pero sabemos que vamos a lograrlo”.

Mariano Palma, uno de los mejores jugadores de la historia del club y hoy vicepresidente, puntualizó: “Estamos bien en todas las categorías, pero tenemos poco espacio y eso resta calidad. Entonces, los proyectos pasan por ahí, por ganar espacios. Hay que mejorar eso para incrementar el nivel de entrenamiento”.

“¿El campeonato? Asumimos el rol de banca y cumplimos las expectativas. Salió todo redondito: cerrar así, después de 3-0 (con Olimpo), 3-0 (con Pueyrredón) y 3-0 (con San Lorenzo). Estuvo muy bueno. Inclusive haber podido reconocer a San Lorenzo”, opinó.

Desde otro rol, con un festejo diferente al que tuvo en 1995 cuando fue campeón como jugador, el actual presidente, Ignacio Barga, confesó: “Se sufre mucho más ahora. Es mucho más lindo estar adentro de la cancha. Pero se disfruta por los chicos y cuerpo técnico”.

El resultado deportivo, según su opinión, es circunstancial.

“Nuestro campeonato más lindo es haber transformado al club en algo diferente a lo que era. Mejoramos en muchos aspectos. Acá hay unos cuantos muchachos que han trabajado en forma indiscriminada, postergando su familia, su casa y sus cuestiones personales, para pasar mucho tiempo en el club, como Willy Cabo, el Tiburón Vietri, el Colo Berlusconi, el Colo Goyanarte... Se merecen esto tanto como los jugadores”, elogió Barga.

Y fue a la base de la pirámide.

“El mejor premio es que la gente nos tiene confianza y nos trae un montón de criaturas al club; nos falta espacio, nos faltan cancha y sobran voluntades. Cuando en 1991 fuimos campeones teníamos 30 chicos, hoy fuimos campeones y tenemos 300, ese es el mayor premio”, comparó el Flaco.

El proceso de cambio comenzó hace algunos años en el club de la Avenida Alem. Y así lo entiende Marcelo Vietri, otro de los que tracciona.

“Veníamos laburando y dimos el salto a partir de 2018. Se mantuvo la base de los jugadores. Hay muchos de ellos porque quisieron seguir jugando. Todos dicen 'Napostá es un equipo caro', y en realidad es Ramiro (Heinrich) la figura que cambió, el resto fueron todos jugadores que quisieron jugar en Napostá”, aclaró Tibu, uno de los que pone el lomo a diario.

El título, acaso, sí calmó ansiedades, aunque según manifestó Vietri, no van corriendo detrás de un resultado.

“Se mantuvo lo que había y pudimos mejorarlo. No estamos desesperados por resultados -aseguró- y sabemos que vamos hacia un recambio. Algunos ya no quieren jugar más y les cuesta venir a entrenar. Seba (Aleksoski) laburó mucho más de psicólogo que de entrenador. Ahora es ver cómo nos armamos para el próximo torneo. Ya hay muchos llamados y movimientos"

—¿Y acá?

—Y... Cuando empezaron los playoffs les pedí a los jugadores que apagaran los celulares. Veremos si me hicieron caso, je, je, je.

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