Bahía Blanca | Domingo, 01 de octubre

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Aunque sin final feliz, San Lorenzo y el Román Avecilla vivieron su noche histórica

El Naranja recibió por primera vez en su cancha la final del torneo de Primera. "Esto es una epopeya", dijo el histórico Oscar Barco.

A tope estuvo el Román Avecilla, que recibió por primera vez la final. Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Seguramente estas sean horas de bronca y tristeza para toda la gente de San Lorenzo del Sud, tras caer ante Napostá por el segundo punto de la final del básquetbol local de primera división.

Cuando esa sensación vaya pasando, los hinchas del naranja caerán de lo que se vivió en el Román Avecilla, que recibió por primera vez en su historia una definición de la máxima división. Además, soñarán con que el jueves la serie vuelva a casa, aunque para eso deberán ganar en el Antonio Palma.

El gimnasio de calle 12 de Octubre contó esta noche con alrededor de 700 personas que se acercaron a alentar a sus equipos y vivir una noche histórica, que dejó a Napo a un paso del título.

Ferrari la suelta ante la marca de Alemañy. De fondo, las plateas colmadas.

La visita colmó la tribuna alta y los seguidores del dueño de casa coparon los alrededores de la cancha, con unas plateas y tribunas tabulares agregadas para ampliar la capacidad y aportar un poco de comodidad a los espectadores.

Estaban todos: los de ayer, los de hoy y, también, los de siempre como el profesor Oscar Barco, sentado junto al entrenador Guillermo López y al histórico de Estrella, Raúl Ramello. Una butaca separada, había otro Barco, su hijo Guillermo, actual vicepresidente de la ABB.

"Estoy en el club desde 1949 y nunca lo había visto en una final de Primera. Esto que estamos viviendo es una epopeya. Esto es algo importantísimo, espero que el año que viene también podamos contar con estos muchachos", se ilusionó Barco.

Oscar Barco, al centro, siguiendo el partido bien acompañado.

Cómo es habitual, en el entretiempo Barco cruzó la cancha para saludar y dialogar con la prensa o la mesa de control. Hacer un comentario del partido al pasar y recibir, como siempre, el afecto y el respeto de los presentes.

"Esto es algo muy importante para la vida del club. Esperemos que después de esto podamos hacer más cosas, allá tenemos que poner una tribuna. Ojalá que con esto se sumen mucha propagandas y el club pueda seguir creciendo", agregó el profesor.

A lo largo del juego, ambas parcialidades acompañaron con cánticos, festejos, reclamos y aliento, un partido que a diferencia del primero fue mucho más parejo lo que hizo mantener el clima de final todo el tiempo a tope. Pero también en absoluta tranquilidad y sin ningún inconveniente, como debe ser.

Vista desde lo alto del Avecilla.

Gracias a un mejor cierre, fue el equipo y la parcialidad visitante la que se fue de la cancha a puro festejo y al grito de "un pasito más".

No obstante, los hinchas de San Lorenzo despidieron con un afectuoso aplauso a su plantel, que atraviesa una campaña maravillosa y llevó la final por primera vez al Román Avecilla. Y puede haber más...