Bahía Blanca | Martes, 19 de agosto

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Iturrioz y Muzi, dos que volvieron a su casa y disfrutan el "cumple"

Uno tiene un apellido tradicional de Napostá y el otro es Palma por parte de madre. ¿Alguna presentación más? Bien de la raíz del club que disfruta el título de Primera.

Antonio y Guido, con ella. Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Twitter: @rodriguezefe

Instagram: ferodriguez_

 

En un carrito se llevaban parte de la tribuna que había sido montada para la final. Ya no quedaban evidencias en el Antonio Palma de lo sucedido ahí un par de días antes. Sólo retumbaban los ecos de una noche mágica. 

Mientras tanto, en la tradicional tribuna de madera que soportó a cientos de espectadores saltando y cantando, esperaban Guido Muzi y Antonio Iturrioz, dos que estuvieron adentro de la cancha, jugando y disfrutando.

No estaban solos, entre medio descansaba ella, la tan deseada Copa de campeón.

“Esta me la llevo a mi casa”, avisó Antonio Iturrioz.

Sus rostros denotaban felicidad; estaban distendidos, orgullosos y hasta todavía algo perdidos después de ser parte de este cuarto título tan buscado.

—¿Les cayó la ficha de lo que fueron las finales o todavía pasan las fotos por la cabeza sin poder grabarlas?

Iturrioz: Es un poco eso. Creo que con el tiempo vamos a reaccionar y a repasar todo lo que vivimos.

—¿Alguna imagen imborrable?

Iturrioz: A mí me movilizó verlo al Negro (Gentili) subido al aro, con toda la gente abajo...

Su frase se entrecorta, el sentimiento le nace del alma. Tony lo está reviviendo. Es fuerte. Sus lágrimas hablan.

—¿Su figura te genera esto?

—(Antonio moquea; se seca las lágrimas y trata de continuar respondiendo) Por todo...

Muzi: Me pone muy contento por el Negro. Lo conocemos desde que somos chiquitos, lo veíamos sufrir cuando tocó jugar por el ascenso... Creo que él quería el título más que nadie. Durante el año fue siempre para adelante. También me guardo su foto arriba del aro...

Antonio disfrutando mientras Gentili cortaba la red.

—¿Es “el” referente de Napostá?

Iturrioz: ¡Seee...! Siempre hizo todo lo posible para que estemos cómodos. No le quedó nada por hacer. Se agradece un montón. Se valora mucho.

Antonio, de 27 años y Guido, de 21, son bien de Napostá, más allá de haber tenido experiencias afuera.

Iturrioz estuvo en Ascoli Basket con Lucas Chaves y por la pandemia no alcanzó a jugar. Igual se quedó en Italia y pasó a Basket Ferentino.

“Me fui en busca de una nueva oportunidad, a ver de qué se trataba. Tengo familiares allá. Cuando volví lo hice pensando en regresar, tenía casi firmado el contrato, pero me tiró el club, los amigos... Y también me convencí de terminar los estudios, me queda un año de Contador”, explicó.

Muzi, por su parte, estuvo en ASD Canusium Basket. Fue un solo año.

“Yo extrañaba bastante y volví sabiendo que quería jugar un año en Napostá. Había visto desde afuera cuando perdieron con Bahía Basket el torneo anterior –recordó- y tenía ganas de jugar en la Primera y tener participación”.

Guido, el "dueño" de la pelota.

—El Negrito Gentili me dijo que Guido no lo sorprendió y Mamo Zalguizuri, que sí. ¿A vos Antonio?

—Para nada. Lo conozco desde chico y metía 40 puntos en menores, entrenó un año en Bahía Basket y estaba en un nivel altísimo. En Italia lo seguí en directo varios partidos por streaming y estaba a gran nivel, más allá que era la categoría D. Pero los tiros que tomaba los podía replicar en cualquier liga.

—¿Para vos Guido era un desafío rendir en Napostá?

—Cuando hablé con Seba (Aleksoski) me dijo que iba a tener minutos. Lo tomé como un desafío. Quería jugar y tener participación. A mí también me sorprendió mi rendimiento.

—¿A qué lo atribuís?

—La forma de juego, con tres internos, te deja mucho espacio y eso genera confianza.

Grito de guerra de Tony y Guido desparramado.

—Antonio, poco y nada tenés nada parecido al juego de tu viejo, ¿no?

—¡Nooo...! Por lo que me cuenta, él era tirador, en cambio yo soy un busca (sic). Voy abajo del aro y caigo al piso, como mínimo, dos o tres veces por partido, je.

—¿Jugaste al rugby?

—No. Pero podría haber jugado, por mi estilo. En realidad fui a un par de entrenamientos.

El niño Iturrioz.

—Guido, al principio del torneo el apellido Muzi no generaba demasiada atención. ¿Te favoreció en el juego el primer tiempo?

—Al principio sí, me dejaban el tiro, preferían defender más abajo.

—Claro, por el apellido paterno no tenías antecedentes, pero tu familia materna es toda una institución dentro del club.

—Sí, por parte de los Palma. A Mariano lo vi jugar de chiquito y si bien no recuerdo demasiado, siempre escuché que era figura en el básquet de Bahía. Pero crecí con el equipo en mitad de tabla y hasta sufriendo el descenso. Y ver ahora disfrutar a los dirigentes que vivieron todo eso me llena de orgullo por ellos.

—Es casi como una retribución que sienten.

Iturrioz: Es lo que a uno le toque, como jugador o dirigente. Los últimos años los dirigentes jugaron un rol muy importante.

—¿Notan una transformación del club?

Iturrioz: Total. Desde el punto de vista que quieras mirarlo: inferiores, Primera, infraestructura...

Muzi: Cuando era chico venía a las cuatro de la tarde y la cancha estaba vacía. Ahora, al mediodía ya hay chicos entrenando.

—¿Y notan que con el resultado que obtuvieron alimentan un poco todo esto?

Iturrioz: Para mí sí. Chicos que vienen a vernos, firmamos camisetas, algo que nunca me pasó en la vida, je. Nos ven como nosotros veíamos a jugadores mayores.

—Lo cual genera una responsabilidad.

Iturrioz: Exacto. Por eso tratamos de no perder la línea, de entrenar, de que nos vean contentos y dando lo máximo en cada partido.

—¿Aceptaron desde el primer momento el rol de cada uno, en un equipo con varios protagonistas o tuvieron que amoldarse de a poco?

Iturrioz: Para mí esa fue la mayor virtud: cada uno sabía su rol y lo aceptó. 

—¿Guido, cómo fuiste asumiendo la expectativa que había internamente con vos y el rol protagónico que te fuiste ganando? ¿Lo disfrutaste o en algún momento lo padeciste?

—Un poco de todo. Al principio era raro, porque nunca había estado en esa situación. Me ayudó mucho el convivir con un plantel mayor. Entraba a jugar como si me juntara con mis amigos. Estar en la cancha y divertirme. Obviamente que hubo momentos que me frustré. Matute (Martínez) me ayudó en ese sentido, con alguna respuesta.

Matías Martínez, el consejero de Guido.

—¿Los mayores en algún momento te hicieron “tomar la sopa”?

—Yo sabía hasta dónde podía dar, inclusive en situaciones de partido trataba de no excederme. Pero la verdad que todo lo que me decían mis compañeros era para mejor.

—También ellos sabían que te necesitaban.

—Quizás era eso, necesitaban que estuviera bien. Se podía complicar cuando alguno no estaba en un buen día.

Guido, Mamo, Rama, Nico y Matute.

—¿Qué te dejaron?

—Ser responsable, en el momento que tenés que ponerte serio hacerlo, algo que, siendo más chico a veces es difícil. Y en lo basquetbolístico, mucho. Traté de absorber toda la experiencia.

—Detrás de un título siempre se destaca el grupo. Más allá de eso, ¿qué tuvo el equipo para ser campeón?

Iturrioz: Asumir el rol que le tocó cumplir a cada uno, entender dónde iba el juego, empezando a construir por Ramiro (Heinrich) y Nico (Quiroga). Y la forma de ver el juego del entrenador.

Muzi: Y atrás los cinco estar metidos lo más posible.

—¿Saber que adelante tenían respuestas a veces los llevó a relajarse atrás?

Muzi: Inconscientemente sí.

Iturrioz: Fuimos un equipo con alto promedio de gol. Y sabíamos que algunos partidos los ganábamos en ataque. Ese fue un punto que mejoramos un montón en la final. Te diría que jugamos mejor en defensa que en ataque.

—¿Qué rol cumplió Ramiro Heinrich, al margen de ayudarlos a ser campeones?

Iturrioz: Otro capitán, como el Negro. Un líder un poco más silencioso, desde el juego, transmitiendo calma. A principios de año no le salían las cosas y seguía tranquilo, para adelante. Hablaba en los momentos que tenía que hablar... Aparte, un tipo muy humilde, muy piola...

—¿Hubo alguna situación complicada? Ejemplo, primer partido del año, derrota con San Lorenzo.

—Fuimos a un a una cancha complicada y lo perdimos, pero estábamos metidos. Después nos tocó perder con Bahiense acá...

—¿Apareció algún fantasma ahí?

Iturrioz: No, pero nos hizo dar cuenta que algo estábamos haciendo mal.

Muzi: Para mi creo que fue un baldazo de agua fría en un momento justo, después perdimos solo con Villa Mitre. Llegamos a playoffs con mucha confianza. Hay que destacar el trabajo del cuerpo técnico en cuanto al scouting. En los playoffs trabajamos mucho sobre ciertos jugadores y creo que fue clave la defensa.

A correr Guido...

—¿Inconscientemente se sabían ganadores antes de empezar la final?

Iturrioz: Ganadores no, pero sí sabíamos que teníamos la responsabilidad, porque habíamos sido primeros y veníamos jugando bien. Había que demostrarlo. Pero era una final.

—¿Lo hubieran elegido a San Lorenzo?

Iturrioz: Nosotros no nos fijamos quién llegaba, pero San Lorenzo es un equipo que complica mucho. Había jugado un campeonato perfecto y tenían mucha menos presión que nosotros. No fue el rival más accesible que pudo tocarnos.

—¿De alguna manera le borraron la identidad a San Lorenzo en gran parte de la serie?

Iturrioz: No perdimos nunca el foco, siempre con confianza, positivos y que el partido duraba 40 minutos. La mentalidad fue clave.

Festejo con puño cerrado de Guido.

—Son más las historias que les contaron de las que vivieron. Con todo esto, ¿van asumiendo que serán recordados como tantos históricos del club y empiezan a entender el sentimiento de tu papá (Iturrioz), de tu tío o tu abuelo (Palma) y de tanta gente?

Iturrioz: De a poco se va sintiendo. El club de toda la vida, amigos... El amor que le sentís al club es tremendo.

Muzi: Es así.

—La experiencia de reinventarse tras un título será nueva para ustedes. ¿Cómo se afronta?

Iturrioz: Planteando objetivos. Esa es la base para motivarse.

Muzi: Yo no sé. Es nuevo, je. En estos días veremos cómo sigue todo.

Linda pose de Muzi tirando ante Fortelli.

—¿Qué expectativas tienen individualmente?

Iturrioz: Seguir jugando en Napostá.

Muzi: Sé que si continúo en el torneo local será acá, no jugaría en ningún otro equipo.

—¿Si estás abierto a que se presente una oportunidad de otro nivel?

—Sí. Tener la experiencia un poco más profesional y ver hasta dónde puedo.

Iturrioz: Está perfecto. Tiene con qué. 

—¿Qué título le pondrían a lo que están viviendo?

Muzi: Estamos en un cumpleaños. Fue así un poco todo el año

—Bueno, si estuvieron en un cumple y encima fueron campeones, ¿qué mejor?

Iturrioz: ¡Estuvo bárbaro!

Muzi: Es que no hubo momentos difíciles.

Iturrioz: Somos un grupo muy unido y no es una frase armada. Nos llevamos muy bien.

¡Cuidado que viene Iturrioz!

—¿El rival más difícil?

—Iturrioz: Entre San Lorenzo y Pueyrredón.

—¿Son conscientes de que todos van a quererles ganar? La vara quedó alta.

Iturrioz: Vamos a hacer lo posible para el próximo torneo poder pelear.

Muzi: Creo que la dirigencia y la gente del club van a trabajar para estar a la altura.

—¿Se acepta cuando la dirigencia habla de mejorar la infraestructura, que deportivamente se viene un recambio y el foco, tal vez, no se ponga tanto en el equipo de Primera?

Iturrioz: Sí, sí, se acepta, con tal que crezca el club...

—Aparte ya fueron campeones, je.

Muzi: ¡Claaaro!

Iturrioz: Más de un año tiramos, je.

—Se ven remeras del campeón, alguno pidiendo autógrafos, los felicitan en la calle... ¿Después de esto qué hay?

Muzi: Primero se disfruta. A mí, en lo personal el torneo se me hizo larguísimo. Las semanas se hacían eternas. Ahora hay que bajar la euforia, ir a los asados que organiza Mamo (Zalguizuri), je.

Iturrioz: Como Guido, disfrutar, ya habrá tiempo para pensar en lo que viene...

—No mucho, ¿eh? ¿Se quedan acá?

Iturrioz: Yo lo tengo claro, quiero seguir en Napostá. Más cómodo que acá no puedo estar.

Y claro, es natural, ellos se sienten como en casa, ahora, la casa del campeón...

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