En el día del canillita: la historia de una particular casa de la avenida Alem
Primer premio de una rifa, la vivienda de Alem y Húsares no fue un buen negocio para los canillitas.
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Mario Minervino / @mariominervino / mminervino@lanueva.com
En la década del 30 era habitual que entidades sociales, educativas y deportivas organizaran grandes rifas como recurso para obtener fondos y así concretar diferentes proyectos.
Entre los premios más repetidos, además de automóviles, estaban las viviendas, construidas desde cero y ubicadas en lugares relevantes de la ciudad y, en general, entregada amuebladas.
Es el caso de la rifa organizada en 1936 por la Asociación de Socorros Mutuos Pro Casa del Canillita, con una vivienda en la avenida Alem al 400, esquina con pasaje Húsares, como único premio.
Así apareció en escena una casa de líneas modernas, algo atípica para esa calle, más acostumbrada a recibir chalets de tipo pintorescos.
Diseñada por el estudio Corti, la vivienda se ubicó en la esquina de Alem y Húsares, con mayor desarrollo sobre este pasaje. El sorteo tuvo lugar en diciembre de 1937, mediante la Lotería Nacional.
La obra en construcción, 1937
Definida como un "petit chalet", la vivienda contaba con dos plantas, con todos los servicios, incluido calefacción con caldera y radiadores.
La planta baja tenía jardín, recepción, living room, salita bar, comedor con vitrinas, office con armario, estantes embutidos y cocina con alacena. En la planta alta, los dormitorios con placares y una terraza balcón.
Ama de llaves y pérdidas
Delia Canay, "una modesta ama de llaves", fue la poseedora del número 25.509, el elegido por la suerte. "La mujer no cabe en su gozo al verse dueña de una pequeña fortuna", mencionó este diario al dar a conocer el nombre de la ganadora.
Domingo Pronsato, Alfonso Sicca Bassi, Delia Canay, Luis Fernández y Bienvenido Gómez, al entregar las llaves
Más allá de cumplir con la entrega del inmueble en tiempo y forma, lo cierto es que para los canillitas la rifa no resultó un buen negocio. "El público no respondió como se esperaba", se explicó, y la entidad debió asumir un déficit de 4 mil pesos para cubrir los 24 mil pesos que demandó la obra.
A eso debe sumarse la compra del terreno realizado a la señora Susana Dumortier.
A 82 años de construido, el petit chalet se ha modificado. Fue vendido en varias ocasiones y reformado a fines de la década del 60, con una estética diferente.
De esta historia quedan algunas fotos y una buena excusa para homenajear a un gremio al cual los nuevos tiempos ha afectado de manera sensible.
La esquina hoy, con una estética diferente a la original
Canillitas, esa palabra
"Soy Canillita, gran personaje, con poca guita y muy mal traje; sigo travieso, desfachatado,chusco y travieso". Florencio Sánchez, Canillita.
Canillita es una palabra del lunfardo. Deriva del latín, canella, diminutivo de canna, que significa caña. A las piernas flacas se les decía canillitas.
Así se llamaba el personaje vendedor de diarios en el exitoso sainete "Canillita", escrito por Florencio Sánchez en 1903. Esa denominación se hizo extensiva a todos los vendedores de diarios, en particular a los chicos que realizaban ese trabajo.
Florencio Sánchez murió el 7 de noviembre de 1910, a sus 35 años de edad. Desde 1947 ese día coincide con el día de los canillitas.
Los últimos días de un oficio
"Estamos en el final del camino". Contundente y sincero. Así definió Damián Torres, secretario del Sindicato de Canillitas local, la realidad de los canillitas de la ciudad.
Hoy existen apenas 5 vendedores de calle, para un diario local de fin de semana y los de la Capital Federal que cuentan con pocos ejemplares.
"Hemos sido golpeados por la tecnología. Nunca pensamos en modificar nuestro trabajo porque no podíamos aceptar que el diario en papel desapareciera. Creo que estos son los últimos días en que se verán canillitas en la ciudad", agregó.