Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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"La Vidal" que anduvo entre nosotros

“ Los hombres no se me acercan”, sostuvo, no hace mucho, cuando se la consultó sobre su situación sentimental.

La verdad, no deja de ser extraña esa manifestación de quien ejerció, aún previo a su llegada, sin estar presente, un poder de seducción especial sobre el auditorio que superpobló la Sala Roberto J. Payró del Teatro Municipal.

Hacía rato que no se producía esa simbiosis de ansiedad mediática ante el arribo de un funcionario de rango.

Y sabedora de ese magnetismo, la gobernadora María Eugenia Vidal, en su visita a Bahía para participar del encuentro de la prensa argentina, no dejó pasar la ocasión para valorar el rol de los medios.

“El vínculo con los medios es más profundo porque, si son fuertes, la sociedad es más fuerte”, sostuvo ante los hombres de prensa, con esa sonrisa a medias que a veces intriga. Que se presume amena, pero a la vez inhibe al interlocutor.

“Los medios no toman la dimensión de lo que significan para la vida de las personas. Queremos que sean parte de este proceso de lucha que venimos llevando a cabo. Hay que mostrar quiénes están en una vereda y quiénes en otra”, dijo con tono firme.

“La honestidad es mucho más que no robar. Es decir la verdad, prometer y cumplir y aceptar el error. Todos somos falibles y nos podemos equivocar”, acotó, como abriendo un paraguas protector para su padre político, Mauricio Macri.

Siendo una de las tres mujeres con mejor imagen positiva de cara a las elecciones legislativas de agosto, junto a las diputadas Elisa Carrió y Margarita Stolbizer, Vidal está mucho más expuesta. Pero hasta en escenarios poco amigables, e incluso dinamitados, suele salir fortalecida.

Recordar, si no, la embestida del gremio de los docentes liderado por Roberto Baradel. Y su mensaje enérgico, cuando advirtió: “No saben lo cabeza dura que puedo ser cuando me propongo algo”.

Pero más allá de que el conflicto continúa sin visos de pronta solución, un altísimo porcentaje de la sociedad ya dio cuenta de su apoyo a la dureza con la que viene negociando con el sector más duro de los maestros.

Quizás Vidal sea, como muchos de su entorno la proclaman, un “símbolo de la política que los bonaerenses -para no ir más allá y decir directamente `los argentinos'- estaban esperando desde hacía muchos años”.

Que es dueña de un magnetismo que la instala, en cualquiera de las predicciones, más allá de los límites de su jurisdicción.

Aunque la verdad, como suele decirse en el mundo del fútbol, suele estar en la cancha.

Allí donde se puede ganar por goleada. Pero también perder sobre la hora...

De allí que no pierda oportunidad para dar a entender que, gusten o no, está para tomar decisiones.

Al cabo, para hacerse cargo de la función que suele amedrentar a la clase política.

Para gestionar.