Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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¿Por qué se incrementó el consumo de vino durante la cuarentena?

“El motivo principal es el tiempo que uno está en la casa. Hoy contamos con algo que antes no teníamos”, dice el sommelier Bruno Zani. La pregunta: ¿es bueno o es malo?

Zani, sommelier y periodista bahiense, entiende que hay cada vez más información respecto de las bondades del vino. / Fotos: Pablo Presti-La Nueva. y Prensa BZ

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   “Puede ser bueno o malo; depende desde dónde se lo mire”, asegura el sommelier Bruno Zani, acerca del incremento en el consumo de vino durante la cuarentena por la pandemia del Covid-19.

   “Para la industria se trata de algo positivo, porque lo que se había perdido por las restricciones a las exportaciones y por la pandemia de algún modo se ve compensado. Se calcula un incremento del 2 % en el consumo interno de vino en lo que va del año”, agrega.

   El dato cobra más relevancia al observarse los antecedentes.

   “El consumo venía cayendo desde la década del setenta, cuando rondaba los 90 litros por habitante por año. Para el año pasado, estaba en los 19 l/h/a”, recuerda Zani, en diálogo con La Nueva.

   “Ahora, no es positivo para quienes el consumo ha mutado a un problema de alcoholismo. Es un tema para tener en cuenta, pero de tratamiento con otros profesionales”, comenta.

   “Hay que tener en cuenta que ese 2 % se calculó con restoranes y bares cerrados, que son un nicho muy importante. Por la cuarentena ellos han sido los grandes perdedores y por eso están en una situación crítica”, sostiene.

   “Lo que se perdió ahí se ganó en nuestras casas. En vez de comer afuera, hoy nos preparamos la comida y nos tomamos un buen vino. ¿Otros ganadores? los supermercados y los locales de vinos especializados”, explica.

   El tiempo en casa. Es el argumento que entiende Zani —quien es periodista egresado del Instituto Superior en Ciencias de la Comunicación Social— para el aumento del consumo.

   “Hoy contamos con un tiempo que antes no teníamos. Uno llega temprano a la casa, pueda descorchar tranquilo, preparar la comida y, mientras lo hace, se toma un vino”, asegura.

   También dice que, por el frío, ahora subió el consumo de whisky y de licor.

   —¿Y qué sucede con la cerveza?

   —También se toma, pero al cerrar las cervecerías no ha sido tan importante. Pero es algo distinto. Por muchos años se puso al vino en un pedestal y en una comunicación de élite, y eso tuvo mucho que ver con la pérdida de consumo. La gente no quiere complicarse, y comunicar de una forma poética y compleja provocó que se esquive al vino y se vaya hacia la cerveza. Es algo simple: vas al bar y la pedís sin demasiada información.

“La industria deberá estar a la altura de las circunstancias respecto de las nuevas modalidades de ventas y de compras online”, asegura Zani.

   “Hoy, con el vino, se trata de hacer lo mismo. Todo debe ser menos complejo, para que la persona tome sin prestar mucha atención con qué lo va a acompañar, con qué lo va a comer y demás.

   “Creo que a la cerveza, si no se la para a tiempo, acaso le suceda lo mismo que al vino. Se le está exigiendo más de lo que puede dar y podría terminar siendo algo sólo para entendidos”.

   —A propósito, ¿los bahienses saben de vinos?

   —Estamos en un momento bisagra. Se han abierto muchas vinotecas en la ciudad y se empieza a entender de qué se trata.

   “Hoy existen muchos sommeliers y son comunes las catas. También por la denominada nueva normalidad hay más información. Hoy se hacen cursos virtuales y se accede a charlas con enólogos y representantes de las bodegas.

  —¿Las vinotecas venden más que antes?

   —Algunas dicen que sale más vino, que es cierto, pero a la vez perdieron las ventas del consumo social, como las del fin de semana por las previas de los adolescentes y de los asados con amigos. Admito, de todas maneras, que no es rubro tan afectado como otros.

   —¿Cuál es el desafío para el sector?

  —Estar a la altura de lo que la gente exige en cuanto a información. No se conforma sólo con el vino que tomaban sus abuelos o padres, sino que se informan y buscan nuevas etiquetas y nuevas cepas.

   “También la industria lo deberá estar respecto de las nuevas modalidades de ventas y de compras online. Hay que lograr la especialización de quienes venden vinos; no es algo sencillo que pueda realizarse desde un garaje”.

¿Por qué hacia una sana compañía?

Por Bruno Zani (*)

   No es novedad que los seres humanos cambiamos actitudes y comportamientos ante situaciones difíciles y/o extremas. La pandemia nos hizo repensar mucho, cambiar hábitos y mutar algunas costumbres.

   El consumo del vino no ha sido ajeno. Si bien esta bebida siempre ha formado parte de las grandes reuniones sociales, también ha sido un fiel “compañero” en soledad o en momentos compartidos con el círculo más íntimo. Hoy, su consumo ha crecido y el factor de encierro es uno de los motivos.

   Sin importar que lo disfrutemos en forma individual o compartida, el vino se ha caracterizado (o lo han caracterizado) por ser una bebida que necesita tiempo, algo que hace mucho era difícil de conseguir y hoy, en casa, nos sobra.

   El vino necesita tiempo para la elección, tiempo para el ritual del descorche, tiempo para buscarle un maridaje acorde, tiempo para realizar los pasos de la cata y tiempo para disfrutarlo. Los comunicadores bregamos por lograr que el consumidor conozca sobre vinos pero, sobre todo, que simplemente lo disfrute.

   Ya tenemos suficientes preocupaciones como para, también, sumar presiones esnobistas por lo que pondremos en nuestra copa. Hoy poder disfrutar algo es un tesoro preciado y es ahí donde han comenzado a entendernos, lo han empezado a disfrutar y el vino ha ganado un lugar importante.

   Como aperitivo antes de la cena o acompañando nuestro plato, mirando el sol a través de la ventana del departamento o sentados en el césped del patio, regalando sus aromas mientras leemos un libro o mojando nuestros labios ante la espera del siguiente capítulo de la serie, amenizando la velada en pareja o mientras hacemos una videollamada con familiares o amigos. No importa cómo, con qué, ni con quién; lo que importa es disfrutarlo sanamente (es importante el cuanto, ya que los excesos no son buenos).

   Ante esta situación de incertidumbre que nos toca vivir, cada vez son más las personas a las que el vino acompaña en casa. Si bien para quienes pertenecen al mundo del vino es una buena noticia que más personas se acerquen, siempre debemos acompañarlo de responsabilidad y moderación para que exprese sus mejores cualidades.

(*). Sommelier y periodista.