Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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El silencio es salud

“A  los gorilas de hoy, poco les importa el precio de patear cadáveres en las calles y saturar las morgues, como en EE.UU. o Brasil.”

Como no podía ser de otro modo, ya decía el General, “un zurdo reciclado es la forma más sutil de ser gorila”. La derecha argentina le dio prensa a Firmenich con una nota que el exdoble agente SIDE-Montoneros diera acerca de ”cómo salir de la pandemia de modo sostenible”, en el marco del avance del coronavirus.
A boca de jarro, el escritor Sebrelli (el mismo que vomitara en su libro Los deseos imaginarios del peronismo que “Evita era una santa de pacotilla”, ”desde la perspectiva de un marxista proscripto, un militante sin partido, un socialista solitario”… ”afirmo que las profecías no son la función del intelectual”), como militante del domador de reposera, incitó a la “desobediencia civil”. A ellos se sumó el coro de otra exministra también zurda reciclada, Patricia Bulrich -apta para todo terreno como su excuñado y mentor ideológico Galimberti, el mismo que tras fundar JAEN pactara con Masera en Francia, el mismo que se asociara con el “corcho Rodriguez” y Susana Giménez en Hard Comunication encargándose de la custodia externa de la Embajada de EEUU. Coincide Susana Giménez en irse al Uruguay “resaltando la virtud del egoísmo” para alejarse de la cuarentena “que nos lleva al comunismo de Venezuela”. Y atropellando por ubicarse en la primera fila, el ex ERP que se hace llamar Leuco “alias” el héroe de La Tablada con su mellizo Andahazi, etc. Por suerte, hay documentos reveladores: ”En lugar de matar a Rucci, tendríamos que haber matado a Lopez Rega” (Miguel Bonasso, La Nación, 23-O3-1997). Felipe Pigna preguntó a Firmenich “¿por qué mataron a Rucci?” y el agorero de la setentena respondio: ”Fue uno de los responsables de la matanza de Ezeiza”.
Los mismos Montoneros -Cafiero dixit- que habrían de asesinar al Padre Mujica porque, lejos del peronismo sin Perón de Firmenich, el cura villero privilegió la lealtad espetandoles: ”Están cayendo en la soberbia armada. Está Perón en el gobierno. Entierren los fierros y se terminó”.
Agrega con memoria afectiva la Senadora Claudia Rucci: "Firmenich fue responsable de la muerte de mi padre y de tantos compatriotas amigos como enemigos suyos (…) Sus palabras suenan de una notable hipocresía. En su documento, Firmenich alude a una larga historia de violencia política de guerra civil genocida”, y “propone el levantamiento de la cuarentena. ¿Y si en lugar de ello levantamos la impunidad, la mentira, la deformación de los hechos, el no hablar de ello?”.
La causa del asesinato de Rucci duerme paralizada impunemente en el despacho del Juez Ariel Lijo, que ni siquiera citó a declarar a Firmenich. El “iluminado” que no dudó –dice su hija- en “tirarle a mi padre como muerto sobre la mesa”, enfrentarse al Gobierno elegido por el 62% y, pasando a la clandestinidad, asesinó a miles de integrantes de la FF.AA., de seguridad, sindicalistas y políticos (…) enseñoreándose en la impunidad selectiva,  plagada de víctimas inocentes” carece de derecho agorero.
A los gorilas de entonces como a los devenidos gorilas de hoy, poco les importa si el Gobierno actual accede a sus pretensiones al precio de patear cadáveres en las calles y saturar las morgues, como en EE.UU. o Brasil. Tras aquella desprolija e injusta “amnistía” Cámpora -por despareja- sigue vigente el estigma contra el desparpajo impúdico e irredento: el silencio es salud.

Miguel Ángel Asad es abogado. Vive en Bahía Blanca.