Bahía Blanca | Martes, 07 de mayo

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Cuando el Zoom es insuficiente

La cuarentena ha abierto nuevas puertas de comunicación. Ninguna reemplaza a las personas en contacto directo.

   Al principio de la cuarentena y del aislamiento social para evitar contagios del Covid-19, las herramientas virtuales parecían ser una gran respuesta y una alternativa en medio de la necesidad de mantener esquemas de comunicación y encuentro.

   El Zoom fue la más popular. Una cámara, un contacto, una clave y ahí están todos en una misma pantalla, desde cualquier lugar del planeta, compartiendo un momento que en muchos casos no era posible aún sin las restricciones que impone el coronavirus.

   Han pasado ya casi seis meses de esta situación, más allá de la flexibilización de algunas de las limitaciones iniciales, y la virtualidad ha mostrado su importancia pero también, sin dudas, sus limitaciones.

   La naturaleza humana está hecha del contacto social. Del encuentro y la charla, de los gestos y los silencios, del comentario y la confidencia inesperada, de la sonrisa espontánea, el enojo y el abrazo.

   No hay manera de reemplazar esa manera de comunicarse que es estar juntos, incluso a dos metros de distancia y con la mitad de la cara escondida detrás de un barbijo. No hay forma de manifestar cariño y cercanía que no sea en persona.

   En estos meses todos han aprendido a festejar cumpleaños, buenas y malas noticias, discusiones laborales, historias familiares, a través de llamadas virtuales, de mirarnos pero no vernos, de escucharnos pero muchas veces no sentirnos, de celebrarnos pero no tocarnos.

   Hay una gran necesidad de retomar el encuentro con amigos y familiares. De establecer cuidados y protocolos dentro de una lógica ante una pandemia aún peor que la del Covid19. De poner punto final a situaciones de stress, fobias, depresión, enojo, soledad.

   No es una situación simple, pero que sigue exigiendo una mirada amplia de todas las necesidades del ser humano. El coronavirus no es la única manera de enfermarse. Hay otras, mucho peores, severas y dolorosas.