Calle General Paz: un zaguán que es una galería de arte, el lugar de los Pilkington Brothers y el zodíaco en altura
Un repertorio de estilos, diseños, revestimientos, colores y lugares. La arquitectura en su máxima expresión, caminando la ciudad.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Pocos hombres de la historia argentina con una vida tan agitada como la del general José María Paz, a quien rinde homenaje esta calle en nuestra ciudad.
Falleció el 22 octubre 1854 y en el cementerio de la Recoleta el general Bartolomé Mitre pronunció una elogiosa arenga fúnebre ante su tumba, enterrado con los más altos honores de la patria.
Había nacido en 1791 y los primeros años de vida los dedicó a su formación intelectual hasta que la Revolución de Mayo causó un brusco giro en su vida al sumarse a los ideales de independencia.
En 1811 se incorporó al Ejército del Norte, a las órdenes de Manuel Belgrano, resultando herido en uno de sus brazos y ganado el mote de «el manco Paz». Fue hombre de Lavalle y como gobernador de Córdoba avanzó sobre los caudillos federales aliados a Rosas.
La derrota de Rosas a manos de Urquiza lo encontró en el exilio en Río de Janeiro, sumergido en la pobreza. De regreso en Buenos Aires siguió siendo protagonista de la vida política del país hasta su fallecimiento.
Cavarga, mercado Soler, un cartel
Caminar esta calle que nace en Chiclana al 500 es encontrarse, desde la arquitectura, con una variedad de propuestas, tipologías, materiales, firmas y formas realmente maravillosa.
Lugares que sorprenden, otros que maravillan. No se trata sólo de elevar la mirada para encontrar detalles arquitectónicos distintos. Se los tiene a la altura de los ojos, en un zaguán, en un patio, en un cartel. La ciudad se expresa también de esa manera, habla de otros tiempos y otros usos con una manera distinta de contar la historia.
En la esquina de Chiclana aparece una cochera, una resolución poco favorable para un lugar tan emblemático de la cuadra. Allí funcionó por años la casa de antigüedades de Daniel Cabarga, un verdadero depósito de objetos de todo tipo que en 2021 cerró y dio paso a la demolición del inmueble. Sobre la medianera se mantiene un oxidado cartel con una enigmático aviso: “Desgraciadamente estamos despiertos y armados, 32-38 y escopetas”.
En la esquina de Soler se ubica un comercio de pinturas, ocupando la planta baja de un edificio jamás terminado, construido en 1960 para albergar un mercado modelo. Fue diseñado para 44 locales y la parte superior serviría como hotel. Nunca se completó el proyecto original. Antes de ser reformado todavía lucía en su piso, con letras de bronce, el nombre de aquel emprendimiento.
Empezar por el art decó
A esta altura no sorprende, sin dejar de sorprender, la nutrida propuesta art decó existente en la ciudad. Un estilo de auge en la década del 30, sinónimo de modernidad y progreso, asociado a la velocidad y también al glamour de las estrellas de Hollywood. Geométrico, con guardas y volúmenes escalonados, se destaca en la geografía de cada cuadra.
Al estilo se le suma también la variante náutica, las casa barco, de muros lisos, balcones curvos y barandas metálicas. Inspiradas en los barcos, sus proas de ladrillo sueñan un destino lejano.
Las casas de los gringos
Otra propuesta muy de barrio: la casa chorizo, la casa de patios, la que hacían los italianos en angostos terrenos recostando las habitaciones sobre una medianera, abiertas a una galería. La cocina y el baño al fondo, en el patio de atrás la huerta y el gallinero, adelante el lugar para el limonero. Se las han arreglado para sobrevivir al paso del tiempo. Una atracción peculiar. En dos ejemplos mucho para apreciar: terminación art decó para una de las viviendas, una clásica puerta de vidrio repartido en la obra.
Que maravilla Goyo
Que decir de las casas antiguas, las que respondían a estilos del pasado, con sus grandes ventanales y puertas, cargadas de molduras y ornamentos, que exigen recorrerla en detalle, verlas de lejos, mirar hacia arriba. No hay manera de mantenerse indiferente ante tanta artesanía y diseño.
En una de esas casones funciona un hotel, acaso uno de los más antiguos de la ciudad. La construcción tiene en su frente las firmas del estudio Cabré-Mayer, de los arquitectos Enrique Cabré Moré y Manuel Mayer Méndez, y de la empresa Cabré. Para admirar, sus balcones, rejería, los faroles y los tramos ed balaustrada superior, repartiéndose el cielo.
Edificios distintos
En la esquina de San Martín se ubica un singular edificio que utilizara el almacén mayorista de Luis Salvadori, fundado en 1906, ocupado actualmente por un grupo de medios radiales y escritos.
Es una muestra de los lineamientos de la arquitectura moderna y su planta alta recuerda a una obra maestra de ese movimiento como es la Villa Savoye, diseñada en Francia por Le Corbusier.
El otro edificio particular es el edificio Luena, que muchos mencionan como “el edificio del zodíaco” ya que en su fachada tiene los signos del horóscopo, uno por cada piso. Fue construido a mediados de los 60 por la firma Fenizi constructora, que financiaba la compra de unidades en 60 cuotas. Curiosamente, la decoración del frente no se muestra en los avisos de promoción de la obra, con lo cual se supone ha sido una decisión posterior.
El tercer edificio singular es una estación transformadora de electricidad, organizada en dos plantas, retirada de la línea municipal, con un remate triangular y un estilo que hasta puede asimilarse al de un templo.
En Dorrego y General Paz se ubica la escuela primaria Nº 18, fundada en 1906 y bautizada en 1939 con el nombre del general José de San Martín. Su acceso es muy particular, con dos columnas centrales sin capiteles y una cubierta plana.
El edificio fue construido entre 1948 y 1952 y es una de las obras que gestionó el bahiense Julio César Avanza, ministro de educación de la provincia, durante la gobernación de Domingo Mercante.
Harina y sifones
A la altura de Dorrego se ubica el complejo Crono, edificio de locales y oficinas más una torre sobre calle Corrientes. En el lugar funcionó, hasta 1980, el molino La Sirena, de la familia Godio. Adquirido en 1983 por un trust molinero, se procedió a su desmantelamiento y demolición parcial. En ese estado estuvo 34 años, hasta el inicio de esta obra que modificó el penoso aspecto de abandono del lugar.
En General Paz al 300 se encuentra la fábrica de soda Iguazú, industria bahiense con 87 años de existencia. Ocupa ese local desde abril de 1967, cuando instaló allí su moderna planta modelo con la particularidad que, hasta la fecha, mantiene un amplio frente vidriado que permite ver el proceso de elaboración. “Prestigio antiguo con ritmo moderno”, decía la publicidad del 67.
Lo inesperado: los Pilkington brothers
Toda caminata por la ciudad trae sorpresas cuando se hace prestando atención, sin prisa. Es el caso de esta construcción que realmente resulta única.
El edificio no llamaba mucho la atención. Un frente generoso, dos portones, una suerte de friso que daba cuenta del nombre de alguna empresa. No mucho más. Sin embargo un detalle se impuso: la firma del constructor: Justo J. Querel, un personaje de la historia local, constructor del Palacio de Tribunales, de la Biblioteca Rivadavia y del ex club Universitario, entre tantísimos otros edificios.
En ese sentido resulta entonces un edificio de marca. Pero además se sumó a esta circunstancia un elemento destacado, la firma del proyectista: E.L.Conder, Follet & Farner.
Ajenos a la ciudad, se trata de una de los estudios más destacados del país en las primeras décadas del siglo XX.
Formado por los ingleses Eustace Lauriston Conder, James Farner y Sydney Follet, trabajaron básicamente para el ferrocarril Central, construyendo la impactante estación terminal de Retiro (1908), grandes tiendas para Gath y Chaves (Incluida la sucursal local de Brown y O’Higgins), Harrod’s o Thompson, industrias, bancos, colegios británico y viviendas para esa comunidad.
En este caso, el edificio fue proyectado para la firma Pilkington Brothers, vendedores de vidrios y cristales provenientes de Inglaterra, además de fabricar espejos y biselados. A fines de la década del 30 la firma pasó a manos de Wright y Montalban.
La maravilla de un zaguán
"Yo camino y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel". J.L. Borges
La definición que da el diccionario para un zaguán es clara en cuanto a funcionalidad pero deja fuera el aporte de poesía, misterio, encanto y hasta materialidad de lo que significa ese espacio, mucho más que “un espacio cubierto situado dentro de una casa que sirve de entrada y está inmediato a la puerta de la calle”.
Es el caso de esta maravillosa pieza, que tiene más de artístico que de espacial, parte del ámbito privado pero que suele estar abierto a la mirada del caminante.
Lo primero que impacta y maravilla es la mayólica de sus paredes, azulejos propios del art nouveau, con sus dibujos de líneas curvas, entrelazadas, naturales, un estilo floreal inspirado en las plantas. Un colorido que mantiene su prestancia, combinando verdes, lila, rosa pálido, colores intensos, con cierta predilección por el verde que predomina en este caso, encuadrado con una guarda de flores rosas.
Es un revestimiento originario de Mallorca, de allí lo de mayólica, y para su terminación se utiliza un esmalte metálico que favorece el cambio de tonalidad de acuerdo a la luz que recibe. Estas piezas provenían de Europa, de países como Inglaterra y Bélgica, y han sido colocadas hace un siglo.
A esta maravilla artística de las paredes se suman los pisos, otro gran detalle. Están resueltos con mosaicos hidráulicos, una baldosa decorativa de cemento pigmentado que tuvo muchos fabricantes en la ciudad a principios del siglo XX.
Su fabricación se caracteriza por el uso de moldes metálicos para la aplicación de los colores y el dibujo, fijados a la base de cemento blanco mediante el uso de una prensa hidráulica. Los motivos son múltiples, así como los colores y los diseños. Generalmente un motivo “central” y una guarda que lo confina.
El zaguán, entonces, se convierte en un pequeño espacio artístico. Único y distintivo. Para ver.
Los herrajes, antes del final
Artesanía, fortaleza, detalle. Los herrajes tienen mucho para contar. Con sus formar art nouveau, sus líneas rectas, mirillas, buzones, manijas, recuadros para la chapa de calle. Es arte en estado puro, está aquí y allá. Es parte del arte público que se muestra en cada calle.
La yapa, generosa
Se dice que la arquitectura es el arte inevitable. Porque está en la calle, a la vista de todos, todo el tiempo. Sólo espera que se le preste atención. Se manifiesta por capas, por estilos, por modas, por artesanías, por presencia. Este recorrido por General Paz es de los más interesantes en cuanto a variedad, no menos que cualquier otro rincón de la ciudad. Sigue la yapa, a fuerza de fotos, detalles y leyendas.
Orgánico versus artificial, las curvas caprichosas de la naturaleza en este ejemplar de palo borracho y el contraste con las líneas rectas y la horizontalidad del edificio.
Fue almacén, hoy espacio político. Una esquina, ideal siempre para el encuentro casual y la charla al paso.
Y en el cierre, leones como ménsulas, escudos de remate y el festival de puertas y herrerías.