Bahía Blanca | Domingo, 10 de agosto

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Avanza la digitalización de planos de mensuras históricas de Bahía Blanca

El trabajo tiene como principal beneficio la reducción de la vulnerabilidad de estos archivos, muchos de los cuales incluso no están disponibles debido a su delicado estado por el paso del tiempo.

Hace siete años un trabajo conjunto entre el Registro de la Propiedad bonaerense y el Consejo de Agrimensura provincial dio inicio a un trabajo clave para la preservación de documentación histórica a partir de la digitalización de miles de planos relacionados con tareas de agrimensura realizadas en el territorio bonaerense, incluidas las de Bahía Blanca. 

Se trata de trabajos de mensura, delimitación de lotes y otras intervenciones que permiten disponer de datos e información que de otra manera resultaría de muy difícil acceso, tanto para los profesionales como para el común de la gente.

El trabajo tiene como principal beneficio la reducción de la vulnerabilidad de estos archivos, muchos de los cuales incluso no están disponibles debido a su delicado estado por el paso del tiempo. Por otra parte, permite un acceso a los mismos sin afectar la documentación original.

A la fecha se han digitalizado cerca de 125 mil planos. En particular, unos 1200 de entre 1882 y 1915 que incluyen localidades del Departamento Judicial con cabecera en nuestra ciudad, y otros 3 mil de entre 1916 y 1946, exclusivamente de Bahía Blanca.

Un camino

La digitalización es algo que se debiera realizar en todos los documentos públicos y privados existentes en archivos y bibliotecas que se van perdiendo o sufren un fuerte deterioro. 

Al estar digitalizados se tiene la posibilidad de subirlos a determinadas plataformas donde resultan accesibles y quedan preservados.

Es un trabajo exige la participación de entendidos que puedan identificar qué documentos resultan importantes y merecedores de ese trabajo. La falta de un método adecuado puede llevar a la pérdida de papeles valiosos o a mantener documentación con escaso o nulo valor histórico.

Exige un presupuesto adecuado, la tecnología necesaria y el personal encargado del trabajo.

Cualquier texto en versión digital perdurará, garantía que no tienen documentos en soporte papel, el cual puede ser afectado por mohos y hongos, el manipuleo incorrecto o una exposición que acelere su descomposición y fragilidad.

Algunas joyas
El agrimensor Reinaldo Beain, presidente del Colegio de Agrimensores, Distrito III con sede en nuestra ciudad, y titular del Consejo Profesional de la Agrimensura provincial, señaló a La Nueva. su satisfacción por el avance que ha tenido esta tarea, mencionando algunos de los documentos locales digitalizados que le resultaron particularmente interesantes.

“Uno de ellos es el informe y plano realizado por el agrimensor Pedro Pico en 1885, con la medición de solares, quintas y chacras del pueblo”, manifestó.

Pico tomó como punto de arranque de su trabajo el mojón de hierro ubicado en la bocacalle Oeste de la plaza Rivadavia, el cual se utilizó en la primera mensura, realizada en 1864 en la estancia de Pío Iturra.

“Establecí por el centro de calle Chiclana el rumbo Sur 45º 31’ y medí, hasta dar con la línea del terreno de Iturra, la distancia de 5.325 metros”, señaló.

Hay además mediciones de terrenos sobre la avenida Alem donde se indican las donaciones que sus propietarios realizaron para la ampliación de esa calle; el relevamiento de las 1900 hectáreas adquiridas por la compañía Sansinena en General Daniel Cerri; el trazado de Villa Floresta en chacras propiedad de Apolinar Bañuelos y los planos de los barrios de Bella Vista y Villa Bordeu.

También el trabajo permitió descubrir chacras de personalidades como Emilio Anchorena, Pablo Richieri, Ernesto Marcó del Pont, Juan Ortiz de Rosas y Teófilo Bordeu, entre otros.

Una documentación de altísimo valor, un trabajo que no debiera discontinuarse y que asegura el cuidado a perpetuidad de un material que ha sido habitual que, en nuestra historia, se perdiera o terminara completamente dañado.

Por casa

Dos ejemplos de trabajos digitales pueden mencionarse en nuestra ciudad. Por un lado, el que desarrolla el Archivo de la Memoria de la Universidad Nacional del Sur, con la digitalización de fichas catastrales de 1939 y 1940 con datos y fotografías de todas las propiedades.

El material es propiedad del catastro municipal, que facilita esos cartones con los nombres de los propietarios, año de ejecución de las propiedades, croquis y fotografía de cada vivienda.

Lamentablemente, la inundación del pasado 7 de marzo dañó de manera irreversible cientos de estos cartones que estaban en un depósito de la municipalidad y que no habían sido escaneados.

También la biblioteca Rivadavia viene realizando la digitalización de algunas colecciones. El agrimensor Jaime Linares, presidente de la Asociación, señaló que convenios firmados con distintas ONGs permitieron hacerlo con los diarios El Comercio y Bahía Blanca. 

“Es una tarea que nos interesa hacer con los diarios, que es nuestro patrimonio más importante y el que más se afecta con los años. Algunas colecciones tienen un formato muy grande y exigen escáneres especiales, así que estamos en tratativas con la Biblioteca Nacional y la biblioteca del Congreso para que lo digitalicen. Nuestro foco está puesto en digitalizar todo”, indica.  

La memoria

“Pensé que cada una de mis palabras, (que cada uno de mis gestos) perduraría en su implacable memoria; me entorpeció el temor de multiplicar ademanes inútiles”. JL Borges, Funes el memorioso.

Todo lo que se digitaliza y es ingresado a la internet queda guardado en una memoria, no menos compleja que la humana pero con otra organización y menos misterio. Está conformada por decenas de Centros de Datos repartidos en edificios ubicados en distintos puntos del planeta.

Las empresas guardan absoluta reserva sobre el funcionamiento de esos servidores. La poca escenografía que se conoce de sus interiores es fantástica, con cables, cañerías y memorias de colores diferentes. La electricidad y el agua son clave para sostener esta red neuronal única.