Licitan la puesta en valor de un sitio emblemático en Bahía Blanca
El portal de acceso al parque de Mayo tendrá una reparación integral. Se encuentra en mal estado como consecuencia del paso del tiempo y la falta de mantenimiento. Las tareas incluyen la remoción del revoque suelto y el sellado de las grietas.

Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Audionota: Mariano Muñoz
Con un presupuesto oficial de $ 21,4 millones, la municipalidad convocó a concurso de ofertas para la puesta en valor del portal del Parque de Mayo, en avenida Alem y Córdoba.
La convocatoria es para el próximo lunes 14 y la obra tiene un plazo de 60 días corridos.
De esta manera se terminará de acondicionar ese emblemático sector del paseo, el cual ha sido reconvertido con la construcción, dos años atrás, de una pequeña plazoleta y la transformación de la calle diagonal en un espacio peatonal y recreativo.
La intervención incluye la reparación integral de esta construcción que hoy se encuentra en mal estado como consecuencia del paso del tiempo y la falta de mantenimiento.
Las tareas incluyen la remoción de todo el revoque suelto, el sellado de grietas y fisuras, la aplicación de hidrolavado a vapor, la recomposición integral del revoque y, finalmente, la aplicación de pintura de tono Piedra París, es decir muy cercano al color crema.
Considerado una postal de la ciudad, el portal del Parque de Mayo fue construido en 1942, luego de una visita que hiciera al paseo el comisionado municipal, ingeniero Jorge Aguilar.
El funcionario notó que el paseo “carecía de portalón, que no tenía fachada” y sin demasiadas dilaciones en un par de días hizo público su propio diseño, “una portada monumental”, que comenzó a erigirse a los pocos días con mano de obra municipal.
Para Aguilar, su propuesta era de una motivación “serena, bella y austera”.
Renacimiento español
La definió como de estilo “renacimiento español”, una manera de mencionar al estilo colonial que en esa época se consideraba el más cercano a representar una arquitectura propia, nacional.
Lejos de ser celebrada por todos, hubo voces cuestionando tanto el diseño como el proceder de Aguilar, quien “olvidó” hacer pasar el proyecto por la Comisión de estética edilicia que desde 1935 funcionaba en la órbita municipal.
La misma tenía a cargo considerar todo proyecto de fachadas en los edificios con frente a las vías públicas, en particular los ubicados en el Parque de Mayo, en las calles y avenidas que lo rodeaban, frente a plazas y paseos, en la avenida Colón y frente a las estaciones ferroviarias.
Los arquitectos Manuel Mayer Méndez, Enrique Cabré Moré, Raúl Costa Varsi junto a los ingenieros Guillermo Martín y Manuel Vallés eran parte de esa comisión.
Aguilar no sólo no los consultó sino que además dio inmediato inicio a la obra, con lo cual todos los integrantes presentaron su renuncia.
“Si hubiésemos recibido el proyecto para su consideración, hubiese sido difícil su aprobación”, aseguró Vallés.
Lo cierto es que el portal siguió su curso y en 45 días estuvo terminado. Para entonces Aguilar ya no estaba a cargo del Departamento Ejecutivo -–había renunciado como comisionado para ser candidato a intendente-- con lo cual la obra se habilitó sin acto alguno.
Presencia
El portal del Parque de Mayo es parte de un conjunto de obras que buscaban potenciar a la avenida Alem como paseo. Su presencia le dio un marco al tramo que va desde el teatro Municipal hasta ese acceso.
Hay que tener en cuenta que en 1942 no existía todavía el complejo de la Universidad Nacional del Sur en la avenida Alem, con lo cual el sector estaba bastante despoblado.
Bajo el mandato de Aguilar se mandaron a colocar los bancos de la avenida, en principio unas 70 piezas realizadas de material, de las cuales quedan unas pocas.
También de la época, y siguiendo la estética colonial, datan las delegaciones municipales de Punta Alta, General Daniel Cerri, Las Villas y Cabildo.
El muro de la muerte
Una leyenda urbana que rodea al portal asegura que su constructor –o uno de ellos-- murió luego de chocarlo conduciendo una motoneta. Es decir que había levantado con sus propias manos el muro contra el que perdió la vida.
Es real que haya ocurrido un accidente fatal contra el portal. Pero ocurrió 18 años después de finalizada la obra. Fue la mañana del 15 de noviembre de 1960, cuando Adolfo Scilingo, constructor y supuesto participante de la obra, perdió el control de su moto Siambretta saliendo del paseo, en dirección a la avenida Alem, y se estrelló “contra la mole de mampostería”, perdiendo la vida al instante.
Scilingo tenía 49 años y era vicepresidente de la Cámara de la construcción de Bahía Blanca.
Un testigo del accidente relató: “nunca se supo bien que sucedió. Iba conduciendo su moto, saliendo del parque, y se estrelló contra la parte derecha de la arcada. No hubo testigos. Se lo encontró ya fallecido. Se cree que la moto tuvo una falla y él se dio vuelta para intentar resolverla sin poder evitar el golpe mortal. Una desgracia”.
Un detalle difícil de obviar. Un hijo del Scilingo, también de nombre Adolfo, fue quien hizo pública su participación en los denominados “vuelos de la muerte”, el mecanismo por el cual los militares arrojaban a las aguas del Río de la Plata a los secuestrados por la dictadura militar.
Por ese delito, calificado de lesa humanidad, Scilingo fue enjuiciado en España y condenado a 1084 años de prisión. En 2020 fue beneficiado por un régimen de “reinserción” en la sociedad, el cual suele ser la antesala de la libertad condicional.
El portal que falta
El Parque de Mayo fue inaugurado en 1906, como Parque Municipal. Ocupaba entonces el área central del proyectado “Barrio Adornado”, un ambicioso y fallido emprendimiento urbanístico.
Cuando con el tiempo los terrenos del barrio se fueron anexando al parque, se mantuvo el trazado de las calles, teniendo el lugar acceso por al menos seis puntos, de modo de no interrumpir la trama urbana.
Otro de los ingresos destacados es el de avenida Alem y Florida. Sin embargo, la falta de una referencia como es el portal de Córdoba hace que no tenga una presencia urbana destacada.
En 2011 la municipalidad planteó construir un portal en ese lugar, un diseño de tres pórticos en distintos planos y de alturas variadas, "una imagen contemporánea y plástica” que no logró superar el papel.
Uno igual
Si bien Jorge Aguilar era ingeniero, su especialidad eran las obras viales. Por eso resulta llamativa su decisión de proyectar un elemento tan particular como es la entrada a un parque público.
Lo curioso de su diseño es que además guarda una total similitud con la entrada de otro parque, en este caso particular, perteneciente a la familia de Francisco Mendes Goncalves, en la localidad de Brandsen.
Si bien esa estancia se encuentra a 600 kilómetros de nuestra ciudad, la obra fue publicada, en febrero de 1931, en la Revista de Arquitectura que editaba la sociedad central de arquitectos.
Es posible que Aguilar tuviese acceso a esa revista y que de alguna manera se haya “inspirado” en esa obra al hacer su propuesta.