Una estación verde para el ferrocarril de Chicago
Volúmenes vidriados y transparentes, la estética de algunas de las estaciones ferroviarias de estos tiempos
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
En nuestro país no se construyen nuevas estaciones de trenes. A lo sumo se modernizan algunas de las construidas por los ingleses a principios del siglo XX, edificios ladrilleros, con cubiertas de teja y cubierta sobre los andenes. Por eso es interesante conocer que arquitectura es la que responde a ese uso en otros sitios del mundo donde el ferrocarril no ha perdido protagonismo.
Es el caso de la nueva estación de la Línea Verde Damen, en Chicago, que restablece un servicio de tren que reconecta a una comunidad desatendida por el transporte público.
La estación ejemplifica el poder de la infraestructura para promover el desarrollo equitativo, fortalecer la movilidad y celebrar la identidad local.
Situada a lo largo de la Línea Verde, une un Corredor Industrial con los vecindarios residenciales, apoyando una reurbanización planificada de uso mixto.
Concebida como un punto de referencia cívico, la estación se define por su apertura, transparencia y accesibilidad.
Los materiales, los colores
Las cerchas de acero verde evocan los puentes de Chicago, mientras que las torres elevadas de cristal y una gran escalera crean una impactante presencia urbana.
La señalización intuitiva, la abundante luz natural y las líneas de visión despejadas garantizan una experiencia fluida a todos los pasajeros. Un puente peatonal de cristal conecta los andenes, enmarcando las vistas del horizonte.
La estación aprovecha la ventilación natural para reducir el consumo de energía, incorpora materiales bajos en carbono y cuenta con un techo verde que mitiga el calor urbano.
La plantación de árboles enriquece la plaza pública, mientras que el vidrio, que cuida a las aves, protege la fauna local.
Un gran mural celebra la historia de la zona, retratando a jóvenes a partir de fotografías de archivo mirando hacia el horizonte, como símbolo de esperanza y posibilidad.
La plaza ofrece espacio para mercado, espectáculos y eventos comunitarios.
La estación Damen Green Line encarna de este modo un modelo para unir el pasado y el futuro, creando un espacio que reconecta a las personas e impulsa la vitalidad cultural y económica del lugar.