Estévez: “Si la utilizamos con sentido inclusivo, la IA es una oportunidad”
El debate actual admite una observación. “Se requieren nuevas habilidades y conocimientos si uno pretende beneficiarse con estas herramientas”, dijo la investigadora de la UNS-Conicet.
Periodista. Círculo de Periodistas Deportivos de Bahía Blanca. Fue redactor de la revista Encestando (1985-2000). Desde 1987 trabaja en el diario La Nueva Provincia (hoy La Nueva.). Pasó por las secciones Deportes, La Región y La Ciudad, donde se desempeña actualmente. Está especializado en periodismo agropecuario desde 2001. Miembro de la Asociación Bonaerense de Periodistas Agropecuarios. Responsable de las páginas webs de la Asociación de Ganaderos (AGA) y de Abopa.
“Los grandes avances científico-tecnológicos de la humanidad nos han permitido, en algunos aspectos, tener una mejor calidad de vida. Si logramos utilizar estas herramientas con un sentido inclusivo, con el propósito de humanizar las tareas y mejorar las condiciones de vida de las personas y de la sociedad, entonces son una oportunidad”.
La Dra. Elsa Estévez, profesora titular de la Universidad Nacional del Sur, a cargo de la cátedra Unesco en Sociedades del Conocimiento y Gobernanza Digital y vicedirectora del Instituto de Ciencias e Ingeniería de la Computación (UNS-Conicet), no da margen para segundas interpretaciones ante la pregunta: la IA, ¿una oportunidad o una amenaza?
“La inteligencia artificial liberaría a las personas de realizar trabajos rutinarios que no agregan valor, permitiéndoles dedicarse a la cultura, al ocio, a las actividades creativas u otro tipo de tareas que mejoren su condición de vida”, agregó.
Estévez —en diálogo con La Nueva.— dijo que para llegar a este punto se requiere de un nivel determinado de capacidades o alfabetización digital.
“Esto puede ser básico desde personas comunes que acceden a servicios digitales hasta niveles más complejos para trabajadores específicos. Lo que sí está sucediendo, y es crucial, es la necesidad de hablar de la capacitación continua, incluso para profesionales, debido a todos estos cambios”, sostuvo.
“Se habla de la robotización del empleo, que implica entornos de trabajo donde las personas colaboran con robots, máquinas y algoritmos inteligentes. Y entonces se requiere de nuevas habilidades y conocimientos para lograr beneficiarse realmente de estos sistemas”, manifestó.
Respecto de la relación directa entre la inteligencia artificial y el empleo, Estévez señaló que las nuevas herramientas —denominadas como grandes modelos del lenguaje, como ChatGPT o Géminis— están siendo utilizadas por no pocos trabajadores.
“Básicamente porque se trata de herramientas que complementan sus conocimientos y habilidades haciendo tareas como, por ejemplo, traducir un texto o redactar un informe de manera más eficiente. Esto se debe a que pueden procesar, analizar y sintetizar mucha información disponible de una forma que a las personas les demoraría mucho más tiempo. A raíz de esto, hoy en día es más factible hablar de la automatización de tareas”, explicó.
—Al hablar de automatización surge la preocupación sobre eventuales olas de desempleo ¿esa amenaza es real?
—En los años 2015 y 2016 hubo muchos mensajes de ese tipo. De hecho, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) había pronosticado que el 80 % de los países del sudeste asiático perdería prácticamente el 56 % de los empleos. Sin embargo, no tenemos esa constancia en la actualidad, especialmente en países desarrollados donde se usan en mayor medida. Si bien es cierto que se están sustituyendo empleos, también sucede que se crean nuevos a raíz de las posibilidades que brindan estas tecnologías.
—¿Qué tipo de tareas son más susceptibles a la automatización?
—Generalizando a lo que sucede en América Latina y en el mundo, los empleos que más sufren la necesidad de readaptarse, o reenfocarse, son aquellos que tienen que ver con tareas rutinarias, que son regidas por una serie de reglas que un sistema inteligente puede aplicar fácilmente. Por otro lado, aquellas tareas que requieren mayor creatividad o capacidades cognitivas más elaboradas aún no son reemplazadas.
“Los empleos que más sufren la necesidad de readaptarse, o reenfocarse, son aquellos que tienen que ver con las tareas rutinarias”, dijo Estévez.
“Un punto importante que se está observando, también en América Latina y en el Caribe, es que existe una mayor exposición de las mujeres al riesgo de perder su trabajo. Esto es así debido a que ocupan muchos de esos puestos laborales”.
—¿Se puede hablar de diferencia de aplicación entre países?
—En 2018 se realizó un estudio sobre las 25 tecnologías principales emergentes en los últimos 200 años. Allí se destaca como resultado que el rezago en la adopción de tecnología entre países pobres y ricos se ha reducido.
“Sin embargo, la divergencia en la intensidad del uso de estas tecnologías ha aumentado. Esta diferencia en la tasa de penetración tecnológica; es decir, intensidad de uso o para qué se utilizan, explica casi el 75 % de las diferencias actuales en el ingreso per cápita entre países.
“Ahora, lo que determina la intensidad del uso de la tecnología son las condiciones propicias presentes en cada país, región, sector y organización, conocidas como capacidad de absorción, que está compuesta de diferentes elementos. Y uno de los principales es la capacidad de los recursos humanos”.
La actualización desde la UNS
La IA y las universidades siguen el curso de la coyuntura que afecta al empleo.
“Las universidades hemos actualizado nuestros programas de estudio. Por ejemplo, desde el Departamento de Ciencias e Ingeniería de la Computación de la Universidad Nacional del Sur lanzamos nuevos planes”, dijo.
“Esto incluye diplomaturas universitarias que no requieren un título universitario, sino que sirven como actualización de conocimientos para personas con nivel secundario, o que necesiten actualizarse profesionalmente”, amplió.
En este sentido, se han creado diplomaturas en áreas como:
—Tecnologías de información para gobierno digital.
—Ciencia de datos.
—Ciberseguridad inteligente.
—Inteligencia artificial para el sector público (junto a la Universidad Nacional de Río Negro).
—Protección de datos e inteligencia artificial (con a la Agencia de Acceso a la Información Pública).
“Aunque somos conscientes y hemos lanzado estos programas, a nivel del sistema general en la Argentina aún no hemos avanzado en la revisión de todos los planes de estudio universitarios, ni en la modificación de planes a nivel educación secundaria o primaria para incorporar conocimientos básicos de IA. Todo esto, aclaro, a diferencia de lo que sucede a nivel mundial”, sostuvo Estévez.