Bahía Blanca | Martes, 07 de octubre

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Condenado por tener en su poder un arma de fuego y droga

Lautaro Carrillo fue sentenciado por un hecho ocurrido en marzo pasado.

Fotos: Archivo LN. y ANJ

Una pena de cuatro años y nueve meses de prisión le impuso la justicia bahiense a un sujeto acusado de tener en su poder un arma de fuego y cocaína.

El juez Eugenio Casas, del Tribunal en lo Criminal N° 2, sentenció a Lautaro Carrillo por los delitos tenencia de arma de fuego sin la debida autorización legal y tenencia de cocaína con fines de comercialización.

Desde el Ministerio Público señalaron que la causa se inició en marzo pasado, cuando efectivos policiales que estaban realizando un operativo en inmediaciones de avenida Arias y Río Negro observaron que una persona se daba a la fuga e ingresó a una casa, donde se se encontraba una mujer junto a su hija menor de edad.

En la huida, Carrillo habría arrojado municiones y un arma de fuego calibre 22 a una vivienda lindera. Además, tenía más de 700 mil pesos y 21 envoltorios de nylon que contenían cocaína. 

En primera instancia el sujeto guardó silencio frente al fiscal, aunque posteriormente declaró e intentó desvincularse de los elementos secuestrados, cuestionó el accionar policial y se negó a aportar el patrón de su dispositivo celular.

"Cuando se realizó una pericia (UFED) sobre el celular de Carrillo, personal del Escuadrón 70 de Gendarmería Nacional determinó la existencia de una imagen coincidente con los elementos que le fueron secuestrados; lo que permitió descartar los dichos de Carrillo", señaló la fiscalía.

El juez valoró que del informe efectuado respecto del teléfono celular secuestrado surge que existen imágenes de sustancia estupefaciente (cocaína, marihuana, psicotrópicos, éxtasis), armas de fuego, balanza, dinero, y conversaciones que, por sus términos y forma de expresión, están relacionadas a la venta de estupefacientes.

Por lo que, concluyó que “la versión del acusado se aleja de los acontecimientos al no resultar consistente con las pruebas producidas durante el proceso. La distancia entre sus dichos y la realidad surge patente. Los dichos del acusado constituyen un cuento, que se aleja de los acontecimientos y sólo conforma una versión sin verosimilitud”