Bahía Blanca | Jueves, 03 de julio

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¿Existe equidad educativa en las escuelas secundarias de Bahía Blanca?

Un estudio de investigadores de la UNS concluye que la segmentación implica que los estudiantes estén agrupados por universos económicos. Y que la consecuencia es una desigual distribución de los recursos.

El secundario bahiense, bajo la lupa. / Fotos: Emmanuel Briane y Pablo Presti-La Nueva.

“La conclusión general de los dos proyectos de investigación es que, en realidad, lo que sucede es contrario a lo que se requeriría para tener una mayor equidad educativa desde las perspectivas de los resultados. Es decir, deberían recibir más recursos los que menos tienen y, dada la actual segmentación, encontramos que reciben un número mayor quienes más tienen”.

Lo dijo la Dra. María Marta Formichella, tras la presentación de dos publicaciones de investigadores del Departamento de Economía de la Universidad Nacional del Sur y del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur (IIESS) de doble dependencia: UNS y Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet), con proyectos que abordan el problema general de la equidad educativa en el nivel secundario en Bahía Blanca.

Articulando el análisis de datos cuantitativos con la mirada aportada por actores del sector, se parte del concepto de equidad educativa para, luego, recorrer las diferentes dimensiones del fenómeno de la segmentación en el sistema formal, de modalidad no especial, de nivel secundario local.

La conclusión alcanzada no deja de ser preocupante.

“Sucede que la segmentación implica que los estudiantes estén agrupados por universos económicos y que haya una desigual distribución de los recursos en las escuelas”, añadió Formichella, en diálogo con La Nueva.

“Si bien puede haber excepciones, en términos generales están recibiendo más los que más tienen y esto, en vez de allanar el camino para lograr la igualdad de resultados mínimos establecidos como deseables, lo que hace es profundizar el problema”, sostuvo.

Dras. María Marta Formichella (izq.) y Natalia Krüger, referentes de las publicaciones de Economía de la UNS y del IIESS.

El primero de los dos trabajos es sobre el Proyecto de Grupos de Investigación (PGI): Equidad educativa: segmentación escolar en la localidad de Bahía Blanca (2018-2022), financiado por la SGCyT de la UNS, bajo la dirección de la Dra. María Marta Formichella y la co-dirección de la Dra. Natalia Krüger.

El equipo estuvo integrado, además, por el Mg. Mariano Anderete Schwal; la Lic. Natalia Bonino; el abogado Lucas Costabel; la Lic. Candela Dozo, la alumna Lucía Erramuspe; la Lic. Gabriela Galletti, el Lic. Jerónimo Escudero; la profesora Daniela Soledad Llera; la Mg. Diana Lis; la Lic. Débora Malisani; la Mg. Brenda Sánchez; la Mg. Valentina Segurado y la Dra. Valentina Viego, más la colaboración de las Dras. Carolina Hamodi Galán y Marina Tortul.

El segundo es el Proyecto de Investigación Científica y Tecnológica (PICT) Circuitos educativos y elección escolar: un análisis para el nivel medio en la ciudad de Bahía Blanca (2020-2022), adjudicado por el Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCyT-ANPCyT), que fue dirigido por la Dra. Krüger y contó con la colaboración del Mg. Anderete Schwal; la alumna Erramuspe; la Dra. Formichella; la Mg. Lis y las Dras. Stella Maris Pérez y Tortul.

Se define equidad educativa desde el punto de vista de los resultados; es decir, se conceptualiza como una situación en la que se evidencia igualdad en los logros escolares.

En este punto, los autores aclaran que, si bien una igualdad extrema en dichos logros podría estar alejada de las posibilidades reales porque existen diferencias inherentes a las individualidades de los estudiantes, sí se considera a la equidad educativa como una circunstancia en la que existe igualdad de ciertos resultados mínimos establecidos como deseables.

“Esta idea de igualdad en los resultados escolares abarca la noción del mismo concepto en las oportunidades educativas; de este modo, requiere que las diferencias de origen sean compensadas para que todos puedan llegar a la meta consensuada”, comentó Formichella.

De esta manera, en el libro se explica que las políticas que pretendan alcanzar la equidad educativa desde la perspectiva de los resultados deberán buscar que se invierta una mayor cantidad de recursos en aquellos estudiantes que menos recursos posean. Sin embargo, también se afirma que sucederá lo contrario si un sistema educativo evidencia segmentación.

Dra. María Marta Formichella.

Los autores definen a la segmentación como una situación en la que se suceden dos fenómenos interrelacionados:

—Los estudiantes se encuentran agrupados según el nivel socioeconómico.

—Las condiciones de escolarización a las que acceden no son equivalentes, acreditándose una distribución desigual y regresiva de los recursos escolares.

Con el fin de observar si se evidencia inequidad y segmentación educativa se utilizaron diferentes fuentes de información y estrategias metodológicas, tales como datos del Relevamiento Anual Educativo (RAE) 2017 y de la Encuesta Permanente de Hogares IV Trimestre de 2019.

También se usaron fuentes de información primaria: por un lado se llevó a cabo una encuesta a directivos de escuelas de nivel secundario durante febrero de 2019, con la que se llegó a cubrir el 42 % del total de los colegios. Por otra parte, se realizaron entrevistas a directivos y miembros de los Equipos de Orientación Escolar (EOE) de las escuelas secundarias durante el segundo semestre de 2020 y, asimismo, se efectuaron entrevistas a padres y madres en el período de abril a junio de 2022.

Dra. Natalia Krüger.

El primer capítulo, cuya autora es Krüger, se titula Segregación escolar entre los sectores estatal y privado: el rol del capital socioeconómico y la perspectiva de los directivos y las familias y se ofrece evidencia acerca de la diferenciación en la composición social estudiantil entre los centros de gestión estatal y privada.

A su vez, se recupera la perspectiva de los directivos de las escuelas y de las familias de los alumnos, que arrojan luz sobre las posibles causas de este fenómeno y las percepciones y valoraciones de estos actores.

“La literatura que analiza la segregación estudiantil señala como uno de los factores causales de la misma a la operación de mecanismos institucionales que inciden en el ingreso y la trayectoria de los alumnos durante su recorrido escolar”, sostuvo Krüger.

Esta noción de que la escuela puede participar de forma activa en la exclusión, ya sea implícita o explícitamente, es recuperada en el capítulo elaborado por Bonino y Llera, quienes ponen el foco en el sector estatal.

Las autoras analizan cómo la igualdad de oportunidades educativas puede verse afectada al desplegar las escuelas distintos mecanismos de inclusión/exclusión —principalmente los mecanismos de ingreso y la asignación de turnos y divisiones— y al ofrecer distintas respuestas institucionales según sus concepciones sobre el éxito o fracaso escolar.

Los siguientes cuatro capítulos permiten construir un panorama general de la disponibilidad de los distintos tipos de recursos o insumos facilitadores con los que cuentan las escuelas, aportando evidencia empírica para comprender cómo su distribución resulta desigual entre los diversos circuitos escolares y puede vincularse a diferentes formas de desigualdad.

Existen diferencias entre las escuelas según la gestión, localización, infraestructura, disponibilidad de espacios relevantes y recursos específicos.

En el capítulo tres —investigado por Krüger y Formichella— se indagan las desigualdades de la oferta educativa en la ciudad en relación a estos factores que pueden actuar como soporte para las actividades de enseñanza y aprendizaje e influir en la calidad de la experiencia escolar.

Se detectan diferencias entre las escuelas según el tipo de gestión y localización, en la infraestructura, la disponibilidad de espacios relevantes y recursos específicos.

“Los testimonios de los directivos dan cuenta de un amplio abanico de situaciones y posibles dificultades, destacando el rol de las asociaciones cooperadoras y las capacidades disímiles de enfrentar los desafíos ocasionados por la pandemia”, aseguró Krüger.

El trabajo de Viego, Segurado y Anderete Schwal (capítulo 4) explora las características del personal docente de las distintas escuelas en torno a dos ejes principales que estructuran el análisis: el tipo de gestión y el grado de desfavorabilidad.

Allí se discuten hipótesis explicativas vinculadas a las estrategias desplegadas por los docentes y la influencia de la regulación que rige en cada sector.

“Esta idea de igualdad en los resultados escolares abarca la noción del mismo concepto en las oportunidades educativas”, dijo la Dra. Formichella.

Como complemento, en el capítulo elaborado por Segurado, Viego y Anderete Schwal se reconoce la complejidad de las funciones de gestión y su papel clave en la definición del rumbo de cada institución, en la motivación de los docentes y en la organización y el clima escolar.

Asimismo, se analizan y discuten distintas características del perfil de los directivos, como su trayectoria o la estabilidad en su cargo, a la luz de los escenarios en los que desarrollan sus prácticas laborales. Del mismo modo, se evidencian desigualdades de distinta índole al considerar la ubicación geográfica de las instituciones, su tamaño o el marco reglamentario al que responden, las cuales deben abordarse para garantizar un desarrollo más armónico de todo el sistema educativo local.

Los desafíos impuestos por el aislamiento social

Dado que la investigación transcurrió —en parte— durante los años 2020 y 2021, signados por el impacto de la pandemia por el COVID-19, uno de los intereses del equipo ha sido analizar cómo los desafíos impuestos por el aislamiento social han exacerbado las desigualdades previas en el sistema educativo local.

El trabajo de Bonino, Llera y Lis —plasmado en el capítulo 8— constituye un avance de los análisis en torno a esta cuestión, ya que se centra en el impacto que han tenido factores como el perfil socioeconómico del alumnado; la dotación de recursos tecnológicos y de recursos humanos en las estrategias desplegadas por las distintas escuelas ante este escenario adverso.

Concluyen que la heterogeneidad en la capacidad de respuesta ha redundado en una profundización de la inequidad.

En otro capítulo, aparece la referencia al clima escolar como una de las características institucionales que presentan una influencia significativa en los resultados académicos.

Este factor es analizado por Viego y Hamodi Galán, quienes contribuyen con la presentación de un índice que permite medir el clima escolar en los establecimientos educativos y lo aplican al caso de Bahía Blanca.

Como principal conclusión señalan que las escuelas consideradas se encuentran —en general— en una condición satisfactoria, aunque se evidencia una disparidad de situaciones que valdrá la pena continuar estudiando.

“Las condiciones de escolarización que se construyen a partir de la articulación entre la disponibilidad de distintos tipos de recursos, las características del alumnado y las prácticas implementadas en cada institución configuran marcos de oportunidades diferenciados para el desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje dentro del sistema educativo formal”, se describió.

El libro puede descargarse —de modo gratuito— de la página web de la editorial de la UNS (Ediuns) en el siguiente link: Equidad educativa: segmentación escolar en la localidad de Bahía Blanca.