Milei y Bahía Blanca: una relación marcada por ocho historias de amor y desencuentro
Desde el 30 de julio de 2023, el Presidente -que hoy cumple un año de gestión- ha tenido varios encuentros y encontronazos con nuestra ciudad.
Periodista en La Nueva., LaNuevaWeb y LU2 Radio Bahía Blanca con casi 20 años de experiencia en el medio. Cubrió eventos políticos, sociales, artísticos y deportivos a nivel local, regional, nacional e internacional. Premio Caduceo 2018 por su labor periodística local.
Un año de presidencia de Javier Milei; 366 días.
Los primeros 12 meses del libertario al frente del Gobierno nacional han dejado grandes momentos, entre buenos y malos depende de con qué vara se los mida o según quién los mire.
Siempre polémico de insulto fácil, rockstar, centralista, anticasta, despiadado, antisistema, autoritario a veces, liberal en otras, ha sabido cosechar amores y odios casi por igual.
En medio de todo esto, Bahía Blanca apareció en su horizonte en contadas ocasiones, permitiéndole u obligándolo a hacer referencia a nuestra ciudad o a alguno de sus referentes, probablemente en menor medida que la podría esperarse sobre todo si se recuerda que, como él reconociera antes de asumir, fue durante su primera visita como aspirante a la Casa Rosada cuando realmente se dio cuenta que podía llegar al sillón de Rivadavia.
La historia de Milei precandidato y candidato con Bahía Blanca comenzó con euforia y muchas sonrisas: a fin de julio, previo a las PASO que lo verían como ganador por sobre los restantes candidatos de las fuerzas políticas tradicionales.
Ese domingo 30 de julio, parapetado sobre la caja de una camioneta, recibiría el apoyo de miles de bahienses en el Paseo de la Mujer y el Bahía Blanca Plaza Shopping, sonriente, exultante, a veces casi como un hincha de fútbol parado en un paraavalanchas cantando los hits “La casta tiene miedo” y “Se siente, se siente, Milei presidente”, junto con sus compañeros de fórmula provincial y local: la hoy excomulgada Carolina Píparo y Oscar Liberman. Todo parecía posible en ese entonces.
La historia se repetiría un miércoles de septiembre por la tarde, en medio de una intensa recorrida relámpago por el sur provincial y, esta vez, por el centro de la ciudad. Nuevamente sobre una camioneta ploteada con la imagen del león libertario y otra vez junto a Píparo y Liberman, en esta oportunidad la convocatoria no fue la esperada, tal vez por tratarse de un día y un horario laboral. Como la vez anterior, no hubo discursos; solo constantes saludos a sus seguidores, que obligaban al vehículo a avanzar a paso de hormiga.
La tercera vez de Milei en la ciudad, ahora candidato en un mano a mano con Sergio Massa y el aparato justicialista, se pinchó a principios de noviembre, a casi dos semanas del balotaje. Ese día preveía realizar una caminata por el centro en el marco del Tour de la Libertad, pero terminó suspendiendo su viaje debido a una convocatoria de último momento de la Legislatura nacional.
Finalmente, esa tercera vez se daría con él ostentando la banda presidencial, a pocos días de su asunción. No fue con saco y bastón; fue con traje de fajina y lejos estuvo de ser una visita de cortesía. Tampoco fue la vencida.
Milei presidente volvió a Bahía Blanca hace casi un año, en helicóptero, en uno de los días más tristes que recuerda la historia reciente de la ciudad. Horas antes de ese 17 de diciembre de 2023, un temporal había devastado parte de la ciudad, la había sumido en un escenario casi postapocalíptico y se esperaba que al conteo de víctimas de Bahiense del Norte se sumaran muchas más conforme se fueran descubriendo los cuerpos.
En un traje militar camuflado, de distintos tonos de verde y rodeado por una seguridad impensada para lo que estaba padeciendo la ciudad, Milei llegó al palacio municipal junto con sus princpiales colaboradores, con un rostro serio y adusto; casi parecía que estaba molesto. En ese salón lo esperaban Axel Kicillof, Federico Susbielles, concejales y casi un centenar de personas entre funcionarios y representantes de las fuerzas de seguridad. Escuchó pacientemente el informe de la situación y, ante todos, pronunció su tristemente famosa frase: “Tengo confianza de que vamos a salir adelante. Ánimos que vamos a poder”.
Y se fue. Lejos de ofrecer otro tipo de ayuda a una ciudad destrozada, puso a disposición sus ministros, envió cuerpos de seguridad que se encontraban a pocos kilómetros de la ciudad, y partió en el mismo silencio con que llegó, dejando a todo el mundo con la boca abierta. Hasta sus referentes locales no entendían qué había pasado.
La siguiente referencia de Javier Milei con Bahía Blanca llegaría en febrero de este año, pero no sería de la mano del presidente. En medio del plan motosierra y en pleno combate legislativo por la Ley Bases y la Ley Ómnibus, los recortes que se anunciaron en ese momento obligaron a los referentes de la cultura nacional a poner el grito en el cielo.
Uno de ellos fue el whitense Abel Pintos. Ante una pregunta periodística en el Festival de Peñas en Villa María, Córdoba, el cantante se limitó a frasear una estrofa de “La cultura es la sonrisa”, de León Gieco.
Meses después, aunque relacionándolo en forma indirecta, dos exfuncionarios del gobierno de Héctor Gay fueron ungidos con responsabilidades a nivel nacional, probablemente gracias a la intercesión de Patricia Bullrich y Nidia Moirano. El primero de ellos fue Tomás Márisco, exsecretario de Gestión Urbana, quien asumió como director vocal del directorio de la empresa del estado Construcción de Vivienda para la Armada (Coviara).
Casi 60 días después, fue el turno de José González Casali. Quien fuera el titular del Instituto Cultural y de los Organismos Artísticos del Sur en la anterior gestión municipal, asumió como director nacional de Industrias Culturales.
Julio fue el mes que mayor actividad registró en esta relación de encuentros y desencuentros de Milei con Bahía Blanca. La única de estas interacciones que resultó ser positiva tuvo como eje a Lautaro Martínez y la final de la Copa América en Estados Unidos.
Al obtenerse el título, el Presidente publicó en la red X una imagen del bahiense, con la frase “Somos campeones otra vez”.
La última de estas historias se extendió casi durante medio 2024, pero tuvo su final abrupto y casi esperado el 30 de julio de 2024, exactamente un año después de que Milei hiciera su ingreso triunfal a Bahía Blanca y comenzara a creer que la Casa Rosada estaba mucho más cerca de lo que había soñado.
Ese día, después de tres meses de idas y vueltas, chicanas políticas con Kicillof, amenazas veladas de recomendaciones, versiones periodísticas y presiones por doquier, se anunció que la famosa planta de licuefacción de Petronas, la que hacía casi un año estaba prometida y proyectada en el puerto local, mudaba sus potenciales instalaciones a la pequeñísima localidad riongrenina de Punta Colorada.
La multimillonaria inversión y los miles de puestos de trabajo que esto significaba para Bahía Blanca terminaron perdiéndose en la nada misma.
Bonus track: “Momento impactante” en Bahía
A mediados de agosto del año pasado, Milei le reconoció al periodista Alejandro Fantino -que, en medio de tantas coincidencias, está casado con una bahiense- que la visita a Bahía Blanca de fin de julio de 2023 terminó siendo un quiebre en su campaña electoral.
“Hubo dos eventos cercanos a la elección, que nos parecieron impactantes: uno de ellos fue en Bahía Blanca”, sostuvo.