Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Hoy es el "turno" de Liniers en el Dow ante Bahía Basket, que "no tiene a Ja Morant"

Las confesiones de Iván Catani y Joaquín Larrandart, antes del segundo juego final, a las 20.45.

Catani (BB) y Larrandart (L). Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva. Arte: Leonardo Medina.

 

Por Fernando Rodríguez

Twitter: @rodriguezefe

 Instagram: ferodriguez_

 

   Pasó el juego inicial de Liniers (89)-Bahía Basket (81), en la serie final de Primera, al mejor de cinco, y hoy mismo continuará, a las 20.45 en el Dow Center, arbitraje de Emanuel Sánchez, Mauro Reyes y Sebastián Arcas.

   “Estamos muy contentos porque el primer partido salió como lo habíamos planificado. Pudimos frenar las principales vías de gol", reconoció Joaquín Larrandart, una de las figuras del Chivo.

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   —Ahora bien, cambian de cancha. ¿Aparecen los fantasmas cuando les nombran el Dow Center?

   —Y... Es una cancha que no conocemos. Personalmente, nunca entré ni siquiera de visita; todos dicen que es hermosa. Inclusive, evaluamos sacar un turno para ir a tirar al aro y conocerla; en serio, ¿eh? Le propusimos a los dirigentes. El tema que no servía, porque para los turnos usan las canchas transversales. Tendremos que ir más temprano para tomar referencias.

   Para Iván Catani, uno de los experimentados de Bahía Basket, la derrota inicial ya es parte del pasado.

   “Somos un equipo joven, nos conocemos mucho y asimilamos rápido la derrota; enseguida dimos vuelta de página, sin olvidarnos -aclaró- que perdimos el primer punto. La serie es larga, aunque no debemos olvidar que estamos 0-1”.

   —Juegan en su estadio y es claro: si Bahía la mete Liniers tiene pocas chances. De todos modos, esas conversiones deben llegar por buenas elecciones, algo que no se vio demasiado en el primer partido. ¿Lo hablaron?

   —Es verdad que cuando estamos derechos tenemos un goleo muy alto. Pero con Liniers no tuvimos efectividad y si la hubiéramos tenido, no era por haber generado buenos tiros. Lo hablamos y todos coincidimos en que estuvimos apresurados. Las finales son como el ajedrez: esperar el mejor tiro, jugar el pick and roll hasta el final...

   —Aprovechar las opciones y ventajas...

   —Exacto. Técnicamente podemos aprovechar muchas de nuestras cualidades, pero tampoco es que tenemos a Ja Morant, ¿eh?

   Larrandart, que en el primer juego terminó con 22 puntos más 9 rebotes para Liniers, analizó la serie.

   —Bahía era el rival más desconocido para ustedes. ¿Tenían dudas respecto de la oposición que podían generarle?

   —Nunca habíamos enfrentado al equipo completo de ellos y aparte sabíamos que Napostá le jugó bien, pero le sacó 20, se descuidó y le achicó la diferencia, algo que hacen muy bien.

   —Ustedes jugaron muy bien, ellos mal, pero así y todo se les pusieron en juego. ¿Es una alerta?

   —Sí. Son un equipo muy dinámico, que juegan un ritmo bastante alto y donde te descuidás te achican la ventaja. Hay que estar concentrados, porque de locales tienen mucha efectividad y es una cancha nueva para nosotros.

   —¿Qué puede beneficiarlos y perjudicarlos a futuro?

   —Tenemos que jugar concentrados, lo más físico posible, cerrarnos bien atrás y tratar de desarrollar el mismo juego que nos llevó a tener el número 1. Hay que evitar los baches, típicos nuestros. Pasa mucho por la cabeza.

   —¿Notaste un rival extraño para defender?

   —Ellos juegan, como se dice ahora, al básquet moderno: correr, ataques rápidos y la tiran si están libres, aunque sean los primeros segundos; juegan mucho a tres puntos, vienen de contraataque, cortinan y utilizan mucho el rompimiento y la descarga. Pudimos defenderlo bastante bien. Hay que tratar que tomen tiros incómodos.

   —¿En qué porcentaje tendrían la serie ganada si repiten en este segundo juego?

   —Y... En un porcentaje muy alto, porque quedaríamos match point. Pero es muy temprano para evaluarlo. Aunque, por suerte es una serie más corta que en 2019.

   —¿Los hubiera perjudicado jugar al mejor de siete?

   —Creo que es mayor el desgaste.

   —¿Físicamente terminaron bien el primero?

   —Sí. Quedamos medio cansados, pero es propio de la exigencia del partido. Igual, en estas instancias hay que meterle.

   Iván Catani, por su parte, fue descubriendo aún más a sus compañeros de Bahía Basket.

   —¿Están metidos en la serie?

   —Cuando llegamos al vestuario después de perder el primer partido fue como si no hubiera pasado nada. Me asombra este grupo.

   —¿Te asombra para bien o para mal?

   —Para bien, como que “acá no pasó nada, el jueves tenemos otro partido y vamos a salir a ganar”. Cuando uno se la pasa pensando en la derrota se mete presión solo, y al final, no deja de ser un partido de básquet. Nosotros entrenamos todo el día para eso, y lejos de desprestigiar a Liniers, no nos ponemos mal por perder, no nos hacemos problema, no nos caemos psicológicamente, al contrario, queremos salir a disfrutar y jugar al básquet.

   —¿Existe diferencia en el valor que le dan a la final los jugadores de afuera con los de acá como vos, Joaquín Sánchez, Forestier y alguno más?

   —Por ahí Joaco y yo que somos de acá y los más grandes, lo vivimos distinto, también Fores, pero no hay esa poca predisposición que, al menos yo, imaginé que habría una vez finalizada la Liga Argentina. Creí que se iba a notar la diferencia entre los de Bahía queriendo jugar el torneo local y los de afuera no. La verdad es que estamos todos muy motivados, con muchas ganas de jugar y ganar. Queremos irnos de vacaciones, sí, pero siendo campeones.

   —¿En qué fallaron el primer partido?

   —Entramos muy relajados, que no era la idea. Tampoco creo que hayamos sobrado el partido, sino que estuvimos desconcentrados, algo que vamos a tener que mejorar. Nos pasa siempre en los primeros partidos, como que no le damos la importancia que merece. Nos acordamos a mitad de partido lo que hacemos día a día. En el segundo tiempo tratamos de desgastarlos y correr la cancha, pero era tarde contra un equipo como Liniers, de mucha experiencia, con finales encima y conocedores del básquet local. Lo pagamos caro.

   —Defensivamente fueron muy permisivos.

   —Sí, esa fue la clave, no tanto la ofensiva de ellos.

   —¿Se les hace más difícil en el torneo local que en la Liga Argentina ejecutar la ofensiva cuando priorizan lo individual, definiendo rápidamente y sin paciencia para esperar la mejor opción?

   —Creo que el torneo local es más físico, se defiende más duro, hay menos espacios que en la Liga Argentina y se permite un poco más el juego físico.

   Joaquín Larrandart e Iván Catani dijeron lo que pensaban. Ahora es tiempo de volver a jugar; lo más lindo, y máxime si se trata de una final.

   El Dow le abre las puertas al básquetbol local. A disfrutarlo...