Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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​​​​​Escenario político: el lenguaje inclusivo y otras discusiones electoralistas

Dirigentes de distintos espacios empiezan a trabajar sobre agendas que les generen identificación con sus públicos. El uso del idioma con perspectiva de género fue uno de los temas de la última semana, pero no el único.

Fotos: Archivo La Nueva.

Maximiliano Allica / mallica@lanueva.com

   Una de las mayores polémicas de los últimos días fue la prohibición en la Ciudad de Buenos Aires del lenguaje inclusivo en las escuelas por orden del gobierno Pro, de Horacio Rodríguez Larreta. De inmediato se produjeron reacciones a favor y en contra en todo el país incluyendo, por supuesto, a Bahía Blanca.

   Una particularidad en nuestra ciudad, donde una mayoría de los bahienses parece rechazar estas modificaciones en el idioma, es que el tema no lo tomó como bandera el mismo Pro sino que se lo viene adueñando Avanza Libertad. Primero fue el diputado provincial por la Sexta, Guillermo Castello, quien arremetió contra la perspectiva de género, y luego la concejala Valeria Rodríguez presentó un proyecto para derogar una ordenanza del año pasado que impulsa la creación de una guía de lenguaje no sexista en el ámbito del Municipio.

   Esa ordenanza fue aprobada por unanimidad en junio de 2021 con los 13 votos de Juntos por el Cambio y los 11 del Frente de Todos (Avanza Libertad entró al Concejo recién en diciembre). Si bien la guía nunca se creó, la normativa marco existe y Rodríguez propone eliminarla.

   La apropiación de los espertianos del rechazo a uno de los estandartes progres por excelencia revela parte de la dinámica actual en diferentes partes del país y también en Bahía. Los libertarios salen a correr por derecha a Juntos, especialmente al ala amarilla, en un momento donde la reacción contra-progresista está ganando terreno.

   Hasta ahora la única referente del Pro que sentó posición después del pedido de Valeria Rodríguez fue la también edil y exintendenta interina Soledad Martínez. Ante una consulta de La Nueva, Martínez, que el año pasado votó a favor de la guía, dijo que se debe diferenciar entre lenguaje inclusivo, que utiliza "e" o "x"; del no sexista, que emplea giros como "vecinos y vecinas". En la misma línea, consideró que la decisión del gobierno larretista no representa una prohibición sino la promoción de herramientas de comunicación inclusivas sin alterar la lengua. Es un argumento, por así decir, bastante original. 

   Es probable que la polémica incomode a varios dirigentes amarillos luego de aquella votación en el Concejo. Sobre todo en una ciudad donde hay que tratar de armonizar las demandas de su tradición conservadora con las nuevas formas de influencia que traen las redes sociales. Por lo pronto, la propia Martínez es una de las dirigentes que se nutre de los códigos de género. Por ejemplo, para el Día del Periodista posteó: "Hoy la noticia son ellos y ellas: feliz #DiaDelPeriodista".

   De todos modos, nadie debería sentir grandes complejos en hacer y deshacer. Basta con mirar al gobierno porteño. Resulta obvio que la medida es una acción montada sobre un afán electoralista, a un año de los comicios ejecutivos. En CABA hubo cartelería oficial con el mismo lenguaje inclusivo que ahora se pretende anular y también se dictaban talleres sobre el tema. Se ve que las encuestas están mostrando cambio de rumbos.

Flyer con lenguaje inclusivo del gobierno de CABA, año 2018.

   En el caso del Frente de Todos, donde el uso del inclusivo es un símbolo de pertenencia, por el momento prefirieron no hacer declaraciones en torno al proyecto local contra la guía no sexista. Entre otras razones, porque no les interesa "hablar de la agenda de Larreta". Se trata de una respuesta curiosa: es una agenda que se instaló centralmente desde los espacios denominados progresistas y, además, la ordenanza que se pretende derogar fue un proyecto del peronismo. ¿Qué sería lo raro de salir a defenderlo?

   La modificación de la lengua puede parecer una discusión superficial, pero no lo es. Se convirtió en una verdadera batalla cultural y plantarse en alguno de los sectores es toda una definición. Si bien la principal preocupación de las grandes mayorías sigue siendo la inflación, que continúa indomable, casi nadie escapa al debate sobre el uso del idioma. Es uno de los temas que genera mayor identificación entre público y dirigentes.

   Acerca de la medida del gobierno porteño en sí, presenta un problema de base: prohibir un modo de lenguaje, inclusivo o cualquier otro, es tan complejo como querer prohibir cualquier hábito nuevo, sea una forma de vestir o una corriente musical. Sí tiene lógica dictar normas que promuevan su uso o su no uso en las escuelas, pero prohibirlo incluso puede motivar el efecto contrario, como defensas encendidas por parte de muchos que se mantenían imparciales. 

   Desde que el mundo es mundo, los idiomas son dinámicos. No tiene sentido negar formas de expresión. De la misma manera, es irritante querer obligar a usarlas, tal como se intenta imponer desde algunos organismos nacionales y provinciales. El lenguaje inclusivo tallará en la población y se volverá de uso corriente o fracasará por tautológico, pero eso lo va a decidir la calle, no un gobierno.

Proponen declarar a Bahía ciudad Pet Friendly.

   Al margen del lenguaje inclusivo, en los últimos días hubo otros gestos de posicionamiento de figuras locales que buscan subir en la consideración popular. Desde el proyecto de Andrés de Leo para que los sueldos de intendentes se decidan en los concejos deliberantes a la propuesta de Nidia Moirano de reducir a una sola cámara la Legislatura bonaerense. Achicar el gasto político es un temario que instaló la corriente libertaria y tiene sentido que desde Juntos busquen disputar esa agenda.

   Es toda una incógnita si el anarquismo liberal de Javier Milei se mantendrá competitivo en 2023 o sufrirá un desgaste vertiginoso debido a ideas insólitas como la aceptación de un mercado libre de venta de brazos, pero es seguro que el espíritu antipolítica mantendrá vigencia durante largo tiempo. Más de un postulante a diferentes cargos va a querer ir por ahí.

   Otro tema que movió el aire a nivel local fue el proyecto del Municipio para declarar a Bahía como ciudad Pet Friendly. Es decir, incentivar a los locales gastronómicos a recibir comensales con sus mascotas. Parece una iniciativa para Suecia, pero no hay que subestimar el acervo mascotero de los bahienses. 

   La propuesta presentada por Pablo Romera, según se explicó, surge de numerosas charlas con proteccionistas y la Mesa Animal que funciona en el Concejo. Se trata de un típico asunto secundario, pero que prende para dividir aguas: ¿es un buen proyecto o una tontería inaceptable en un país semi estallado? Hay opiniones de toda índole. Lo único claro es que se le dio mucha difusión desde Alsina 65. Cuesta creer que sea un mero impulso y no un movimiento calculado.

   En el radicalismo y sus satélites, Lorenzo Natali salió a criticar a Axel Kicillof por las demoras en la obra de la autovía Alfonsín, mientras que Martín Salaberry se subió a la discusión por el idioma. Tuiteó: "Chicos de 3° o 4° grado no saben leer ni escribir en muchas escuelas. Clase media manda sus hijos al privado. 6 de cada 10 jóvenes no terminan la escuela secundaria... ¿Y el debate es lenguaje inclusivo? Explica en parte la decadencia nacional".

   En el Frente de Todos, por muchísima distancia, el más activo en la difusión de sus actividades sigue siendo Federico Susbielles. Unico dirigente de primera línea en Bahía que usa sin falta el lenguaje inclusivo, el presidente del Puerto no deja área sin tocar, desde visitas a ONGs, relacionamiento con corrientes musicales juveniles, difusión de obras financiadas por los gobiernos de Nación y Provincia, propuestas en materia de género y más.

   Incluso últimamente viene incursionando en un nuevo oficio, el de entrevistador. Lo hizo durante la Fiesta del Camarón y el Langostino con algunos artistas y volvió a mostrarse en ese rol con docentes del programa ATR.

   Uno de sus observadores más críticos ironizó: "Está haciendo el camino de Gay, pero al revés. Por ahí le funciona".

   Sus defensores replican: "Que lo critiquen, pero es el tipo que más se desdobla por estar encima de la cosa pública". 

   En la variedad está el gusto.