Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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¿Qué tocas cuando te tocás?

Para quienes se desentienden del sexo, el tocarse y más aún tocar a otro, puede ser una actividad que no está en los planes, sin embargo, lograr la autosatisfacción es una práctica tan antigua como recomendable.

   Se conoce como masturbación, pero reniego y me a mencionarla así, me parece anacrónico, soy una convencida que poder autogestionar el placer es un camino de ida y de llegada al placer de forma garantizada.

   Para quienes se desentienden del sexo, el tocarse y más aún tocar a otro, puede ser una actividad que no está en los planes, sin embargo, lograr la autosatisfacción es una práctica tan antigua como recomendable.

   Niños y niñas en sus primeros años descubren sus genitales y al tocarlos ya experimentan placer, luego a partir de la adolescencia el interés vuelve a las zonas erógenas.

   ¿Cuáles son esas zonas erógenas? ¿Cómo encontrar esos lugares que concentran tanto placer?

   En las zonas erógenas se concentran muchas terminaciones nerviosas, por eso cuando son estimuladas provocan placer.

   Cuello, labios, torso, senos, pezones, ombligo, pene, escroto, labios vaginales, clítoris, glúteos, ano, detrás de las rodillas, la parte interna del muslo, pies, orejas son una puerta de entrada al disfrute.

   Tocarse, frotarse, acariciarse favorecen el descubrimiento corporal y permite establecer qué nos gusta más, dónde sentimos mejor, qué zona no me gusta tocar y hasta alguna se convierte en favorita y en camino seguro y eficaz para lograr un orgasmo, o varios.

   Expertos la consideran una práctica individual y si bien hay algo de cierto, es innegable que a nuestra mente también traemos imágenes, personas, situaciones, objetos, vivencias para estimular también la cabeza.

   Tocarse no debiera ser una práctica como lavarse las manos, cepillarse los dientes o ducharse. Si muchos la realizan mientras se bañan recomiendo que tenga algo de preparación y en ocasiones ceremonia, es super placentero hacerse el amor a uno mismo.

   En el imaginario social y los desentendidos del sexo la niegan o la remiten a los adolescentes, la recomiendo a toda edad, también en la vejez.

   Beneficios muchos. Se produce un verdadero shock: secreción de serotonina y dopamina que contribuyen a evitar la depresión, secreción de endorfinas que generan sensación de bienestar, tranquilidad y reduce el estrés, mejora la actividad cardiovascular y si no podés conciliar el sueño autogestionar tu propio orgasmo te garantiza un descanso reparador.

   Para el hombre es fundamental para aprender a controlar y gobernar su eyaculación, pero de eso hablaremos en otro momento.

   Está comprobado que quien se toca y se conoce, al momento de compartir sabe bien qué quiere, cómo lo quiere y también lo que le desagrada. La autoestimulación y el autoconocimiento debieran ser los escalones previos a la penetración.

   Autogestionar el propio placer es casi un hecho artístico. Días pasados veía a alguien tocar su guitarra, ponía los dedos en el lugar justo, con la intensidad precisa para que los sonidos compongan una sinfonía. Más allá del aplauso el primero en sentir y disfrutar era quien tocaba, sería imposible transmitir de otra manera.

   Obviamente como se toca uno no se toca nadie y más adelante hablaremos también de cómo tocar al otro o de lograrlo con los habituales juguetes.  Mi sugerencia ahora es que te toques, que llegues al orgasmo por vos mismo, vas a hacer el mapa de tu cuerpo y ese diseño geográfico de placer en algún momento tal vez sea útil para que otro lo recorra.

   Hasta el próximo encuentro. Lic. Magda