El parque de Mayo y el Gran Canal

Redacción de La Nueva.

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Mario Minervino / mminervino@lanueva.com / @mrminervino1

   Hace 72 años, en mayo de 1949, un grupo de vecinos e instituciones locales se reunieron a fin de discutir la decisión del gobierno provincial de construir el canal Maldonado como solución a las repetidas inundaciones que sufría la ciudad por el desborde del arroyo Napostá.

   Brazo aliviador del Napostá, el Maldonado había desaparecido del mapa con el trazado del parque de Mayo. En 1906, los hacedores del proyecto del barrio Adornado, que incluía el parque Municipal, terminaron de cerrar el modesto zanjón que constituía ese “hijo perdido” del Napostá.

   Como consecuencia de ese cierre, el Napostá no tenía capacidad para soportar las crecientes cuando llovía en la zona serrana. Por eso la decisión de reabrir el Maldonado y además profundizarlo de manera que tome el agua de las crecidas.

   Si bien desde el punto de vista hidráulico la solución era adecuada, muchas voces se alzaron contra la obra, por el impacto que significaba para el paseo ya que, decían, “significaba su virtual destrucción”. Por eso aquel mayo de 1949 se reunieron en la biblioteca Rivadavia representantes de todas las fuerzas vivas.

   En esa ocasión, el vecino Collina Zuntini señaló que más allá de la justificación técnica de la obra, “no podía separar su vista de un cuadro geográficamente ingrato”, y veía al parque de hoy, “con sus grandes y añosos arboles, sus canales y sus bellas avenidas, convertido, dentro de un tiempo, en un terreno casi desolado con un inmenso zanjón recubierto de cemento por que correrá el mayor tiempo un hilo de agua y, lo que es más doloroso, despojado de todos los árboles que deberán retirarse para construir las dos calles marginales del gran canal”.

   Más allá de estas observaciones, la obra se comenzó aquel año y quedó terminada en 1951. Por sobre su impacto en el paseo, puso punto final a las inundaciones en la ciudad.